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Si uno tomara en serio el discurso de Beatriz paredes junto al ataúd del candidato Rodolfo de la Torre, asesinado arteramente en Tamaulipas en medio de la inseguridad impunidad reinante en el país, a pesar de la concurrencia militar y de las fuerzas federales, seríamos ahora testigos de otro deceso.

Estaríamos viendo la muerte del PRIAN, casualmente mientras la negra nube de la ignorancia envuelve el asunto del desaparecido jefe Diego Fernández de Cevallos quien encarna de manera plena la unión de los aparentes contrarios cuya prevaricación mutua dio lugar a aquella forma pútrida de hacer política llamada “concerta-cesiones”.

Pero en el extraño lenguaje de la vida mexicana, especialmente en la política muere el rey vive el rey y por eso ahora ve os a los agentes electorales de Felipe Calderón, Jesús Ortega (PRD) y César Nava (PAN), juntos y por la calle en la defensa de quien sabe cuántas causas políticas cuya finalidad no es otra sino hacer sucumbir al PRI para toda la vida y más allá y cerrarle el paso a la posibilidad (última y remota) de un regreso a Los pinos.

“Ni lo sueñen”, les dijo Marcelo Ebrard 24 horas antes del asesinato de Rodolfo Torre hoy sustituido por su hermano Egidio.

Pero más allá de esas macabras coincidencias, vale la pena señalar algunas frases de esas cuyo contenido podría significar un camino sin retorno en el discurso de Beatriz Paredes cuya tolerancia ante Felipe Calderón había sido notable en otras ocasiones. Como la del PRI en general, para no achacarle todo el colaboracionismo a la tlaxcalteca.

A ver si en la discusión fiscal (por ejemplo) de este año y en la elaboración del presupuesto alguien recuerda estas frases o sale con aquello de no contaminar el debate mezclando los temas o nos lleva una vez más al terreno de la responsabilidad y el bien de la patria. Si la oposición no se opone, no se impone.

“…lo que observamos como el fermento de una estrategia política de lucro con la tragedia que nos agravia… más que declaraciones reclamamos una investigación ágil y certera…”

En este sentido vale la pena detenerse: ¿Cuánto tiempo le ofrece el PRI al PAN-gobierno para terminar una investigación a sabiendas de su imposibilidad como en el caso de Guajardo? ¿Y si no se resuelve el caso como no se han resuelto miles de los miles de va a haber consecuencias?

Más del discurso:

“… se realiza este crimen en medio de un clima de crispación que ha sido y es altamente dañino para la vida nacional y que deteriora el destino democrático del país… el priísmo tiene muchos agravios… dialogar pero con liderazgos legítimos y no fruto del oportunismo…no permitiremos que la vulneración de la democracia por medio de la violencia propicie el triunfo del caos generalizado o de su rostro más perverso, el autoritarismo…”

–¿Quiere esto decir que el caos tiene como perverso rostro el autoritarismo? Eso es tanto como insinuar responsabilidades autoritarias en el crimen cuya finalidad es el caos. No es una línea retórica, es una acusación velada.

Por eso ahora se vale preguntar: ¿de veras esta dispuesto el PRI a sostenerse en este discurso de ruptura, acusación y separación? Yo lo dudo mucho. Del arreglo y la solución ecléctica del “acuerdo” por México, volverán las oscuras golondrinas.

Y del balcón colgarán las trácalas y acuerdos con quien ahora se distancian, en un país donde hasta AM López O se dice dispuesto a sentarse a la mesa con quien moralmente (según él) no tendría motivo de encuentro.

DESILUSIÓN

Cuando en cualquier parte del mundo el entrenador de una selección de futbol asume la responsabilidad entera por un fracaso estrepitoso, se le reconoce su valor civil y hasta se le aplaude, como se hizo con Fabio Capello. En el caso de Javier Aguirre, el merolico, mejor pagado del mundo, ni siquiera eso.

Al contrario. Con su saluda y autoinculpación, Aguirre nos mata una vez más. Yo creía y así lo escribí y ahora lo reproduzco un texto de agradecimiento al árbitro cuya aleve estupidez nos cortó las alas contra Argentina.

A diferencia del resto de los mexicanos yo le estoy sumamente agradecido al señor árbitro Roberto Rosetti. ¿Dónde estaríamos hoy sin él?

Pues estaríamos en el mismo lugar pero no hallaríamos consuelo en la desdicha como consecuencia de la injusticia del cielo siempre adverso a nuestros afanes.

Todavía recuerdo las frases inmortales de cronistas deportivos de otros tiempos. Por ejemplo, un día un balonazo de “Chava” Reyes pegó en la base del poste de la portería enemiga y Fernando Marcos (el más alfabetizado de todos ellos) largó una frase para la eternidad: ¿por qué siempre nos tiene que pasar a nosotros?

Y esa es la pregunta fundamental: somos el pueblo escogido, pero al revés.

Por eso al señor Rosetti le deberíamos regalar (como es la moda actual) una avenida en la ciudad de México, quizá le cambiaríamos el nombre a la Plaza Garibaldi o la calle Dante.

Es un prócer, es un salvador de la patria, nos ha reglado lo único necesario a fin de cuentas para no sentirnos tan miserables, nos dio el pretexto de oro, la justificación eterna. Sin él, no nos quedaría nada más allá de la verdad, de la insoportable verdad de un país incapaz de reunir a lo largo de toda su historia, 11 muchachos capaces de patear una pelota.

Pero no, la verdad de todo reside en la pendejez de Aguirre. No se vale.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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