La farsa del panista comenzó hace unos días cuando le pusieron las condiciones para vender su voto o casi seguro iría a la cárcel por no ser una blanca paloma; ahora dice que sus principios le indicaron votar por lo correcto, algo que sin dida desconoce su significado

Estaba cantado desde que Morena y aliados buscaban el voto que les daría la mayoría calificada en el Senado para palomear la reforma al Poder Judicial, y es que el judas-senador del PAN, Miguel Ángel Yunes Márquez, con su larga cola de roedor y sobre quien hay denuncias por diferentes delitos, fue presa fácil de la 4T que le puso la soga al cuello y sin duda le ha de haber advertido: “Copelas o cuello”. El panista, sin pensarlo prefirió salvar el pellejo, que ver por la tranquilidad del pueblo, que ahora verá como la democracia perderá el equilibrio con una de sus poderes vulnerado.

Como si la opinión pública no supiera que se vendió al tener la soga en el cuello, Yunes Márquez, quien trata de vender la falsa imagen de ser total honestidad y apegado a la ley, subió a la tribuna del Senado, luego de que su padre, Miguel Ángel Yunes Linares hizo el trabajo sucio por la mañana y estuvo al borde del infarto, aseguró que dará su voto a favor de la reforma judicial y como argumento señaló que “no traiciona quien actúa de acuerdo con sus principios (algo que él y su padre desconocen totalmente), y se requiere más valor para ir en contra de la corriente que montarse en ella, el tiempo dirá”, sentenció, aunque no aliviado de la gran traición que le hizo al pueblo de México, sino a su propia familia, ya que tras conocerse su acción de inmediato comenzaron señalamiento en redes sociales contra la familia Yunes, a los que se califica como los traidores más grandes en la historia de México, incluso peor que la imagen que hay del expresidente Antonio López de Santa Anna.

El teatro de Yunes Márquez al ocultarse de todos los senadores de oposición comenzó hace un par de días, ya que por un lado, Morena y aliados lo presionaron a través de una negociación que lo libra de ir a prisión por falsificación de documentos, delitos electorales y desvío de pensiones, siempre y cuando diera su voto parala causa 4T.

Al estar contra la espada contra la pared, no hubo de otra y siguió con su farsa y pidió licencia este martes al indicar que tenía un problema de salud, una molestia en la columna, y dejaba a su suplente la decisión de dar el plumazo que necesitaban los guidas. Sin embargo, antes del mediodía, cuando se le autorizo su licencia, señaló: «Sé que la reforma no es la mejor, pero en las leyes secundarias tendremos la oportunidad de perfeccionarlas e instrumentarlas».

Sin embargo el trabajo sucio lo dejó a su suplente, Miguel Ángel Yunes Linares, la otra parte del judas que estuvo al borde de sufrir un infarto en la tribuna, pues mientras intentaba hablar, le temblaba todo, y es que no era para menos, no se traicionaron ellos, traicionaron al pueblo de México que confío en que aún tendrían un poquito de verguënza por tantas tranzas y robos cometidos en agravio del erario en Veracruz y del propio pueblo.

Entre gritos de “¡traidor! ¡Judas! ¡vende patrias!”, por los senadores de oposición —en especial de los panistas—, Yunes Linares hubiera preferido en ese momento que se lo tragara la tierra, pues comenzó a temblar de miedo, como tal vez le ocurrió a Judas cuando entregó a Jesús.

«En la decisión más difícil de mi vida, he determinado dar mi voto a favor del dictamen (de reforma judicial) para crear un nuevo modelo de impartición de justicia», dijo en un mensaje hueco que no llevaba el valor de una verdad, pero lo cierto es que el apoyo a la 4T fue para salvar el pellejo de su hijo, quien ya tenía un pie en prisión.

Tras este controversial momento vinieron algunos sobresaltos de presuntos manifestantes que invadieron la sala del Senado, lo que obligó a suspender la sesión y trasladar las diligencias a una sede alterna, la casona de Xicoténcatl, antigua recinto de la Cámara alta y que ahora sí contó con la seguridad de rigor para evitar nuevas sorpresas.

Ya en este inmueble la segunda parte de la farsa de Yunes Márquez continuó, pues como por arte de un milagro, ya no tenía la molestia en la espalda y se presentó en tribuna únicamente para señalar que no es “ni por cobarde ni traidor. Salí del hospital para venir a dar las razones de mi voto y para responder a quienes, en los últimos días y también en esta sesión, me han agredido”, aunque la mayor carga de la ira opositora y de los manifestantes la llevó su padre, que nuevamente salió a dar la cara por su querubín.

“He sido objeto de un linchamiento público como creo que pocas veces alguien lo ha sufrido, queriendo hacerme responsable del destino de México, como si en mis manos realmente estuviera”, expresó, mientras los gritos de “¡Judas!” “¡Traidor!” le cambiaron el semblante, como si quisiera que en ese momento le cayera un rayo y terminara con esta pesadilla que lo perseguirá a él y al dinastía Yunes por el resto de sus días.