Hace algunos meses me sentí realmente inmerso en el juego político nacional. Quienes trabajamos semana a semana en la venérea emisión del programa “El mañanero” con el licenciado Brozo (“El payaso tenebroso”), fuimos impedidos de hacerlo por quienes cercaron la avenida Chapultepec y bloquearon las instalaciones de Televisa.

Para hacer el programa buscamos –dirigidos por la estrategia evasiva de Fernando Coca–, una “sede alterna”. La hallamos en algún lugar de la Selva Lacandona.

Por eso cuando vi a los diputados agredidos por cuadrumanos oaxaqueños y de otras latitudes, hacer lo mismo, los sentí hombres de mi tiempo. Ya ni decir más cuando los senadores también fueron forzados a la escapatoria.

Pero ahora, cuando leo el anuncio presidencial de una “sede” alterna para ofrecer un discurso a los mexicanos (quienes vean la televisión o sean invitados a la fiesta) con motivo del primer año en el desempeño Ejecutivo nacional del Presidente Enrique Peña, el estupor ha llegado a su extremo.

Hoy, por desgracia, tenemos motivos para la pregunta imposible: ¿quién manda aquí? ¿De veras pueden los poderes?
Concedamos un cierto grado de razón en la insólita pasividad del gobierno por la cual los manifestantes tienen acompañamiento policiaco en sus marchas y plantones en lugar de impedimentos y barreras. Se trata de impedir hechos de sangre. O de menos admitamos sin conceder.

Pero ¿no hay una dosis de absurdo cuando los poderes federales (el Legislativo y el Ejecutivo con el Judicial de pilón con la Corte bloqueada y los ministros en San Ángel) resultan impedidos para hacer cuanto necesitan? La fuga de las instituciones nada más se produce (teóricamente) en casos extremos. Por ejemplo los cuartelazos o las asonadas incontrolables. Y esto no es un golpe militar.

Si el Palacio Nacional no se puede usar para un mensaje político presidencial debido a la ocupación del Zócalo, ¿no sería lo lógico despejar la Plaza y por consecuencia liberar el acceso a la sede del Ejecutivo?

Es decir, en nombre de cuál canon lo normal le cede su lugar a lo excepcional; lo regular a lo irregular, lo formal a lo informal, lo instituido a lo destructivo. ¿Cuando los pájaros fusilaron a las escopetas? Los diputados y los senadores; es decir, el Congreso en plena peregrinación (como los “Pollitos en fuga”; hechos de plastilina) se instala en la vidriera del Hipódromo y el Presidente habla desde un campo de polo. Cosas de “la caballada”.

Por favor, mucho le agradeceré a quien me la pueda ofrecer, la más elemental prueba de mis equivocaciones, pero yo digo, vivimos en un mundo al revés. Y cuando las cosas están torcidas, chuecas, distorsionadas o enrevesadas, simplemente no están bien.

Nada bien.

En este sentido –y para concluir tan amargo texto–, deseo comentar dos fotografías verdaderamente espeluznantes. En una de ellas un “profesor” amaga a los policías en las inmediaciones de la Cámara de Diputados, con la pesada y contundente rodaja de una coladera. Más allá del peligro de atacar con una rueda de fierro, debemos imaginar el estado mental de quien con barreta y palanca en mano destruye por destruir.

La otra gráfica es similar: un grupo de maestros desprenden, por bloques, la guarnición de una banqueta en la avenida Chapultepec. Otra vez un asunto de mentalidad. Patología social; encono, agresividad primitiva, rencor.

Todos esos elementos son absolutamente impropios en alguien cuya labor debería ser formativa (de los niños cuando les llegaran a dar clases) y no destructiva como sus acciones prueban.

No deberían ser evaluados pedagógicamente; deberían ser analizados siquiátricamente. Son sociópatas.
EMILIO

Muchos asuntos han estudiado los senadores priistas coordinados por Emilio Gamboa Patrón en su Asamblea Plenaria número III ante la cercanía del periodo de sesiones cuyo inicio será (si los dejan, como dijo José Alfredo) el primero de septiembre.

Invitaron al secretario de Gobernación, Miguel Osorio, al de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, al Procurador Jesús Murillo, al sectetario de Hacienda, Luis Videgaray y al de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, para recibir información orientadora en torno de su agenda legislativa en cuanto a las reformas energética, la financiera; las leyes secundarias en materia educativa, la reforma constitucional en materia de transparencia y la reforma política que está trabajando el Pacto por México así como la expedición del Código Único de Procedimientos Penales.

MARINO

Tarde me llega la noticia: ha muerto Marino Sagástegui, un agudo caricaturista con quien compartí años de trabajo en “Excélsior”. Su hermano Oswaldo -a quien le envío junto al resto de sus familiares mi condolencia– dibujaba en la página frontera. Ojalá halle en la eternidad el reposo perpetuo tras una vida fecunda y en algunos momentos, divertida.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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