No se sabe si el título anterior sería más preciso si dijera, los mandó callar el de Palenque, pero de acuerdo con el enorme listado de recovecos prohibicionistas, del consejo Morenista, presentado por el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, convertido en maestro de ceremonias de un proceso construido desde el Palacio Nacional para garantizar al presidente el control de todo, los aspirantes deben ante todo cerrar sus boquitas.

Aquí no será como en la novela de Puig, “Boquitas pintadas”. Aquí se trata de boquitas cerradas.

No podrán los aspirantes hablar mal de ninguno de ellos ni podrán acudir a medios de información comprometidos con el antiguo régimen; es decir, ninguno de los periódicos, estaciones de radio o programas de televisión identificados con el pasado corrupto y etc., etc., y tampoco se podrán decir entre ello sus verdades, mucho menos incurrir en descalificaciones o sugerir (válgame, Dios), debates políticos; nada, nada, todo debe quedar orientado a un proceso unitario y fraterno (sic).

–¿Cómo puede ser un unitaria una contienda política? Si fuera unitaria nada más habría una persona y no seis, como había ayer en una de las fotografías más cómicas del año en la cual todos asumieron la postura o la pose con la cual querrían ser recordados por la historia.

Manuelito Velasco (aquí no se trata de un diminutivo; es un descriptivo), muerto de risa. Gerardo Fernández Noroña, invitado por Gerardo Fernández Noroña, analizando las cosas con Gerardo Fernández Noroña (acabaron a mentadas).

Alfonso Durazo feliz en su papel de locutor fatigando el podio con la lectura de los acuerdos enviados desde el despacho presidencial.

La señora Claudia Sheinbaum, enhiesta y firme como una soldadera prusiana. Adán Augusto, hablando con Monreal, por encima de la cabeza de la señora Claudia. Ricardo, el Zacatecano ya mencionado por apellido, como si en verdad se creyera todo el montaje al cual aceptó ser el relleno del pavo; Marcelo Ebrard con una guayabera estrepitosa (entre Lama tibetano y Buda feliz), ocupado con el celular todo el tiempo, mientras se acomodaba los anteojos como si fuera Pierre Ángelo.

Total; todos en el rollazo de las cinco encuestadoras, como si se tratara de un “casting” cuyo resultado se conoce, pero se desea controlar hasta el último momento, porque a estas alturas nadie les cree un miligramo de su imaginario proceso democrático para lograr la fórmula “unitaria y fraterna”.

Lo más notable de todo este circo es la orden definitiva: aquí todoi el mundo cierra la de hablar; la da vacaciones a la sin hueso y nadie se aparta de la ley del silencio, como la Omertá siciliana. Calladitos no se ven más bonitos, pero sí se ven más cercanos a sobrevivir tras el cataclismo por venir, porque son lógicamente creíbles tanta sumisión ni tanta obediencia.,

Usted se calla y firma un documento en el cual se compromete a aceptar los resultados y a darle “abacho becho” a su hermanito o su hermanita si lo ha vencido, al fin y al cabo, el ganador ya comprometió su independencia futura con la imposición, desde ahora de ciertos puestos en el gabinete aún sin formar, porque para hacer un equipo presidencial se debe tener primero la presidencia, no como aquí donde ya les dijeron cómo debe comportarse cuando se llegue a la meta anhelada.

Y como nada más uno llegará –como el nado febril de los espermatozoides–, así los demás quedaran para el desperdicio.

A esto se le llama “unidad”. Y en ella se asientan todos los valores de la política contemporánea.

Recuerdo el XV Congreso del PCUS:

 “La oposición –interna, dice Stalin– debe capitular por entero e incondicionalmente tanto en el plano político como en el de la organización. Deben renunciar a sus opiniones antibolcheviques, abierta y honestamente, ante el mundo entero”. Deben denunciar las faltas que han cometido y que se han convertido en crímenes contra el partido…”

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona