Cuando en septiembre del 2008 el presidente Felipe Calderón inauguró una forma familiar, evocativa y memoriosa para el discurso Ejecutivo-empresarial y rememoró las horas felices suyas y de su familia en Aurrerá, Vip´s y Wal-Mart, empresas para las cuales no ahorró calificativos elogiosos, no pudo imaginar cómo años después tendría necesidad de contrastar aquel entusiasmo con la indignación de los días recientes. ¡Cuánta decepción!
De acuerdo con los nuevos hallazgos periodísticos del «New York Times» y el consabido reguero de pólvora (así las autoridades mexicanas sean expertas en echarle agua al explosivo), Wal-Mart es una empresa corrupta y corruptora cuya expansión de 470 por ciento en el lustro del calderonismo panista en México, no se explica sin el viejo recurso de la mano untada.
Por eso el presidente, de cara a las evidencias recientes, ha reconocido algunas de las buenas cosas de un inversionista y generador de empleos (no importa de cuánto al mes) y haya expresado su indignación por la forma como crece el pulpo comercial, bancario y financiero (pulpos chupeteadores, les llamaba “Palillo” a los políticos) por cuya operación –entre otras cosas–, han regresado a México las tiendas de raya.
La tienda vende y el banco presta para comprar en la tienda, gracia a las concesiones para operar como institución de crédito. Wal-Mart; lo sabemos, no conoce fronteras para su expansión. No lo detienen ni las reservas ecológicas, como en Playa del Carmen, ni los vestigios arqueológicos como en Teotihuacán.
Pero ¿cómo se refería nuestro jefe de Estado hace apenas cuatro años a esa pandilla?
“… Ahí hemos pasado, hay que decirlo, muchos días de nuestra vida también, que tienen que ver con lo que comíamos todos los días y con las camisetas de los uniformes de los niños; ahí compramos, solíamos comprar nuestros arbolitos de navidad, también.
“Y, como muchos mexicanos, me siento, tengo una parte de identificación con lo que ustedes hacen y con lo que ustedes viven. Y, además, hay que decirlo, yo no recuerdo al menos, jamás he recibido un maltrato, o una actitud despótica o una desatención de ninguno de los empleados o asociados de Wal-Mart, lo cual me da mucho gusto, se los agradezco.
“No faltará quien diga que corrí con suerte, pero la verdad es que no tendría que decírselo. La verdad es que no creo que sea así.
“Pero, además, debo referirme, amigas y amigos, a esta empresa como algo, como se debe, además, referir un Presidente, ya no ni un cliente ni un mexicano común que ha sido acompañado en su vida por este consorcio.Wal-Mart tiene más años que los que yo tengo, así que en ese sentido me identifico, una parte, de todos modos, de la vida que llevo. Sino que me alegra que, primero, que cada vez más empresas de talla mundial y empresas como Wal-Mart, decidan echar raíces y raíces muy sólidas en suelo mexicano.
“Esto es algo bueno para el país.
“Hay quien no le gusta, hay quien no lo entiende, pero la verdad es que el hecho de que alguien crea en México, invierta en México, genere empleos en México, eso es algo bueno para el país.
“Y creo que este impulso que se da a la economía, a la generación de empleos no sólo directos, los de ustedes, sino también los empleos que generan miles y miles de proveedores mexicanos, se expresa muy bien en el ejemplo que Wal-Mart significa para el país.
“Los felicito además, felicito a la empresa por haber tomado una decisión correcta, que es la decisión de apostar por México y también por demostrar una responsabilidad social; Wal-Mart ha estado atenta. Debo agradecer, por ejemplo, la ayuda que nos ha dado en el caso de los desastres naturales de Tabasco y de Chiapas, que recibimos toda la ayuda de Wal-Mart y de sus asociados”.
Obviamente esa empresa cuyos méritos merecían el reconocimiento presidencial por “el ejemplo que Wal-Mart significa para el país” ya no puede ser tasada de la misma forma.
Por eso debemos leer cuidadosamente este despacho de la agencia Reuter’s del día 25:
“El presidente de México, Felipe Calderón, dijo el miércoles que está «muy indignado» por las acusaciones en las que se involucra a la filial mexicana de la estadounidense Wal-Mart Stores de pagar sobornos en México para impulsar su crecimiento.
“El diario “The New York Times” publicó el fin de semana que Wal-Mart de México (Walmex), el mayor minorista del país, habría pagado hace algunos años sobornos para obtener permisos para construir tiendas.
«A mí me tiene muy indignado. Yo creo que ciertamente una empresa que ha generado muchos empleos en México tiene cosas buenas, pero lo que no se vale es hacer negocio a base de mordidas (sobornos)», dijo Calderón en una reunión con inmigrantes mexicanos en Houston, Texas”.
Y lo peor, siempre nos venimos a enterar de obvio por la prensa extranjera.