La vieja deliberación sobre el todo y las partes está presente en esta discusión sobre la línea siete del Metrobús cuyo trazo afecta el Paseo de la reforma de manera, dicen algunos, irreversible. Pero también es algo sin remedio la mengambrea entre lo jurídico y lo político; entre la obra y (como ya hemos dicho), la maniobra.
Hoy, gracias a una suspensión definitiva, lo cual significa en esencia dejar las cosas como están (incluido el tiradero de cascajo causado por el levantamiento del piso de Reforma para crear un carril confinado para el futuro armatoste rodante de dos pisos), vivimos en un mundo raro, por decir lo menos.
Veamos estos dos párrafos del incidente de suspensión 841/2017, los cuales a la letra dicen:
“…En el caso concreto, por la naturaleza de los derechos que se defienden y por las características de los actos reclamados, la suspensión concedida a la parte quejosa puede exceder su esfera jurídica y, en consecuencia, tener un impacto en la sociedad.
“En tal virtud, este juzgador debe establecer las condiciones que resulten, para que la suspensión decretada pueda surtir sus efectos si causar un impacto negativo en la colectividad.”
Pues más claro, ni el lodo. Sí; pero no.
Pero la confusión aumenta con estas líneas:
“…2.- Implementen (las autoridades constructoras), todas las medidas que sea necesarias para que no se afecte la vialidad en las zonas en las que ya se haya iniciado la construcción del medio de transporte público aludido, de manera que la colectividad pueda transitar por la Avenida Paseo de la Reforma y Bosque de Chapultepec…”
Lo anterior resulta difícil pues la “colectividad” hace mucho dejó de transitar por el Bosque de Chapultepec (mejor sería llamarlo jardín público, pues de bosque no tiene ni madres) el cual se halla cerrado hace años al menos al tránsito de vehículos, lo cual no tiene relación ninguna con un sistema de autobuses de uno o dios pisos, lo mismo da.
Ahora bien, invocar a la colectividad y protegerla de sufrir ,os impactos negativos de una obra, así sea el levantamiento de una carpeta de concreto hidráulico cuya duración nos fue prometida en tiempos de César Buenrostro casi para la eternidad, es un juego de bobos.
Y hay otros puntos extraños en este incidente de suspensión:
“…Si bien es cierto que resulta necesaria la constante mejora en los servicios de transporte público que se encuentra obligado a prestar el Estado, en este caso la Ciudad de México, por el constante avance tecnológico que impera en nuestros días, y que ayuda a la transformación de los servicios que se utilizan; es dable suponer que en un período más bien corto de tiempo, podría sustituirse el Metrobús por otro medio de transporte que resulte más efectivo, rápido y seguro, de manera que la suspensión de su construcción podría ser reparable…”
Esto seguramente fue escrito por Franz Kafka:
–¿Cómo, podría sustituirse el Metrobús cuya construcción ha sido suspendida? ¿Cómo sustituir lo inexistente?
Ahora bien, si se le imagina sustituible, es también porque se le supone viable; o sea, se puede hacer. Y si se puede hacer, ¿cuál es el caso de esta suspensión?
Eso nada más lo podría explicar el juez Fernando Silva García.
O quizá la explicación esté en estas palabras de Miguel Ángel Mancera, publicadas ayer en estas páginas:
“El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, dijo que hay “intereses políticos” detrás de la suspensión de las obras de Paseo de la Reforma, donde se construirá la Línea 7 del Metrobús.
“Mancera advirtió que tras la suspensión definitiva, concedida por un juez federal, el gobierno local recurrirá al amparo (el amparo contra el amparo), para que las obras continúen.
“El mandatario aseveró que sí habrá Metrobús en Reforma y defendió la construcción de la Línea 7 al comentar que es necesaria “porque obviamente en el momento en que tú sustituyes más de 150 vehículos por 80, nada más en esa suma y resta tienes un beneficio sustancial.
“Es un mejoramiento de infraestructura de Reforma, por todos lados es un beneficio. Es algo que se requiere, algo que se tiene que hacer, yo creo que Reforma necesita un remozamiento”, expuso el mandatario capitalino a una radiodifusora”.
No nos chupamos el dedo. Mancera quiere a toda costa continuar con el proyecto, porque suponemos que las prebendas por la obra y la adquisición de unidades, ya están dadas y es muy difícil devolverlas ademas de pagar una sanción por incumplimiento de contratos. ¿como la ven? Tengo o no razón?