¿Cómo puede un político metido a funcionario público perder de vista que el poder cambia y que su abnegación por «su causa y partido» no valdrá nada en el futuro? En verdad Ulises Lara y Guillermina Godoy, carentes de cualquier virtud profesional (el lector puede negar lo dicho, pero tendría la difícil labor de mencionar una virtud técnica), se han esmerado en acompañar a Gatell en futuros juicios penales po sus acciones en el gobierno federal.
Gatell, una vez que el desgaste de la 4T la obligue a dejar el poder, habrá de responder por su indiferencia deparavada ante las muertes del COVID. Hay cientos de miles de familias y sólo se requiere una denuncia.
Godoy y Ulises son aun más torpes en su actuar. El uso artero de la Fiscalía para tratar de no perder electoralmente la ciudad, así como su manipulación de casos criminles, el de la madre buscadoras fue el último, se acompaña de una aversión que ya crearon en sus contrincantes políticos que, tarde o temprano, los reemplazarán en el gobierno.
Es previsible verlos en prisión o fugitivos a los tres en unos años, pero la incógnita sigue siendo: ¿cómo puede un político metido a funcionario público perder de vista que el poder cambia y que su abnegación por «su causa y partido» no valdrá nada en el futuro?