Su discurso económico, orientado a la clase trabajadora y a reducir la inflación, resultó clave en esta elección, atrayendo a votantes latinos y asiático-americanos, quienes mostraron un desencanto con el Partido Demócrata

El pasado 6 de noviembre se dio a conocer el sorprendente resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Donald Trump consolidó su regreso a la Casa Blanca con una amplia diferencia de 295 votos electorales frente a los 226 de la vicepresidenta Kamala Harris. Aunque lo que destaca no es precisamente la victoria del candidato republicano, sino que mucho de su éxito se lo debe al voto de la comunidad latina.

Algunos estados estadounidenses que son considerados tradicionalmente demócratas se decantaron en esta ocasión por Donald Trump; Pennsylvania, estado que cuenta con 19 votos electorales, captó un 41% de respaldo hispano, un caso que se replico en otros estados clave como Michigan y Wisconsin, con un 60% y 38% de apoyo latino respectivamente.

El análisis del Washington Post destaca que 54% de los hombres latinos se inclinaron por Trump, mientras que un 44% optó por Harris. Estos datos reflejan un cambio en las dinámicas de votación que, tradicionalmente, habían favorecido a los demócratas. Además, el exmandatario logró aumentos significativos en condados de mayoría latina en Texas y Florida, dos estados donde el Partido Republicano ha mantenido una sólida presencia.

Otro grupo que fue decisivo para la victoria de Trump fueron los votantes sin título universitario. Más de la mitad de estos electores le otorgaron su apoyo, motivados por el impacto de la inflación en su economía y por la percepción de que Trump representa una voz cercana a sus necesidades. Este respaldo fue particularmente visible en áreas rurales, donde el republicano obtuvo el 63% de los votos, en contraste con el 36% que apoyó a Harris.

Aunque Trump también ganó tracción entre los votantes afroamericanos y asiático-estadounidenses, su avance en estos grupos fue menos significativo comparado con el de la población latina. A nivel nacional, los condados de mayoría hispana se inclinaron hacia Trump en un promedio de 10 puntos porcentuales, un dato que los demócratas ven con preocupación, pues podría indicar un cambio a largo plazo en las preferencias políticas de esta comunidad.

Además del respaldo entre los votantes de clase trabajadora y rurales, la victoria de Trump fue impulsada por el desencanto en algunas zonas urbanas y suburbanas. Aunque Harris obtuvo un 60% de los votos en las grandes ciudades, Trump logró mantener un empate técnico en los suburbios, alcanzando un 50% de apoyo. Estas áreas, que suelen inclinarse hacia los demócratas, fueron escenario de una competencia ajustada, reflejando la polarización actual en la sociedad estadounidense.

La derrota de Harris no se debió únicamente al apoyo que Trump recibió de estos grupos. Según los primeros reportes, la participación electoral de los demócratas fue baja en varias zonas clave. En el condado de Filadelfia, Pennsylvania, la participación disminuyó en aproximadamente seis puntos porcentuales, y Harris obtuvo un porcentaje menor de votos en el condado de Wayne, Michigan, comparado con los resultados que Joe Biden consiguió en 2020.

La consolidación del voto latino y de los sectores trabajadores como pilares del apoyo a Trump podría modificar las estrategias futuras tanto del Partido Republicano como del Partido Demócrata. La elección de 2024 marca no solo el regreso de Trump, sino una posible transformación en el panorama electoral estadounidense que redefine la influencia de las minorías en la política del país.