Han sido días de admiración y estupor pueblerinos así la aldea global tenga mil o dos mil millones de espectadores con la televisión a toda bandera en el estímulo meloso de un “Royal show” para el cual la corona británica es insuperable, casi tanto como la Santa Sede con su magnífica escenografía de apabullantes proporciones (y menor “rating”) con todo y el baldaquín salomónico de su altar principal en la iglesia mayor de la cristiandad, de incalculable belleza y armonía.
Los motivos de tanto y tan atento estupor, uno mundano y carnal; teológico e intangible el otro, a estas alturas ya vienen siendo lo de menos.
La monarquía británica se renueva en pos de una actualización con fines de futura perdurabilidad agobiada por las contradicciones de su anacronismo de carrozas doradas y palafreneros reumáticos, montada en la insuperable sonrisa de “Kate” y Guillermo, el más presentable de los nietos de la muy resistente y longeva Isabel II, bajo el recuerdo de los escándalos de alcoba de la reina de corazones y el caballerango licencioso o el millonario musulmán; una princesa muerta bajo la sospecha de un asesinato de Estado y un viudo rey en ciernes, presto a resolver, quien sabe por cuanto tiempo, su situación de heredero sin dama en los brazos de una señora horrible llamada Camila Parker.
Y por otro lado entre la diplomacia y la devoción, nuestro señor presidente Don Felipe de Jesús Calderón Hinojosa postrado ante el recuerdo luminoso (al menos para él y la Curia y la Congregación para la Defensa de los Santos) de Juan Pablo II cuyos méritos celestiales merman cuando se acerca la sombra del encubrimiento a los curas pederastas.
Pero de eso ya se ha hablado mucho y sin consecuencia.
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Si no es un santo súbito sí es un beato de “fast-track” pues le conviene al Vaticano soplar sobre los rescoldos de su pretérita buena imagen mediática cultivada hasta el fin de sus días y más allá. Si se exalta su parte buena se olvida su parte mala; al final pelean el peregrino contra el encubridor y ha ganado el primero.
Por eso nuestro republicano presidente sube al TP-01 a los obispos Rodrigo Aguilar Martínez, de Tehuacán y Luis Artemio Flores, del Valle de Chalco; al padre Florencio Rigini y a la monja Teresa de Jesús Martínez Orozco, directora del Colegio Nueva Galicia, pues con su compañía y la de otras personas como Mónica Santamarina Noriega, vicepresidenta de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas en Latinoamérica y el Caribe, en el viaje ya no le queda a nadie posibilidad de sospechar violaciones a la laicidad del Estado y lo correcto del comportamiento presidencial.
¡Juan Pablo segundo, te quiere todo el mundo!
Hemos vivido en la contemplación del cetro de la reina y el báculo papal.
Las capas pluviales de los cardenales, los capelos y los bonetes; las armas fulgentes de los coraceros de la reina y las gualdrapas de tigre de los lanceros reales; el ruido de las trompetas, el llamado de los clarines, la tarde sobre Hyde Park y la mañana sobre el silencioso Támesis; la hora del mundo en el infalible Big Ben; la dorada colina vaticana, los santos de piedra en La Basílica de San Pedro, la gruta y la cripta; el pudridero abierto y la sangre de Juan Pablo II en las ampolletas halladas por el siempre fiel secretario del apellido imposible y de nombre Wenceslao, como hubiera querido nombrarse el Papa mismo.
El mundo ha sido un desfile de telas finas y coloridas, de encajes, pamelas, capelos y tocados; plumas en los copetes de las señoras y fru-fru silencioso en las ropas talares de los obispos y cardenales. De Westminster a la Sala Nervi no hemos visto sino opulencia y fervorines de obispos jocundos y sentenciosos, anglicanos o romanos. Lo mismo da.
La realeza y la iglesia, reinos ambos a fin de cuentas, en la exhibicionista celebración de glorias y riquezas a las cuales no llegan los dos mil millones de soñadores arrojados de cabeza en las pantallas de la televisión. Sólo ellos y los toreros se visten de seda y oro.
Eso es el mundo, no el Valle de Chalco, no San Fernando, Tamaulipas; no las cabezas rodantes de Acapulco ni los cementerios clandestinos de Durango. ¡Alabado sea el altísimo!
También debemos ver lo bueno, y lo bello y lo santo; no utilizar los medios del mundo nada más para los problemas atómicos de Fukushima, el hambre de Etiopía, la masacre de Darfour o la renuncia de Supermán a su nacionalidad estadunidense.
Mundo de TV cuya importancia es hoy enorme como nunca, así sea para mirar con los ojos de unos ubicuos turistas de los momentos estelares o para enterarnos si ya salió Paula del separo.
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Pero la realidad nos puede perseguir hasta el otro lado del mundo.
Mientras contemplaba los arrumacos reales, el beso en el balcón y el desfile de testas coronadas, los armiños, el sombrerito de Victoria Beckham y los mofletes de Sir Elton John en el palacio de Buckingham (¡God save the queer!), el embajador Eduardo Medina Mora, invitado por esa diplomática condición al gran sarao, hubiera querido cualquier cosa menos enterarse del diagnóstico de Wilfrido Robledo, sobre la Procuraduría General de la República, en su renuncia a la Agencia Federal de Investigaciones.
Ahora nos lo dice el señor Almirante con la pelambre del asno en el puño: la AFI y la PGR no sirven para maldita la cosa, como dicen en Madrid.
La AFI padece “falta de recursos humanos, materiales y tecnológicos; (sufre) una reducción considerable del estado de fuerza; enfrenta falta de credibilidad en la institución (ante el) crecimiento y desarrollo del crimen organizado; (se nota la ) desmotivación del personal y hay desinterés en su función social, el esquema de carrera policial en la Procuraduría General de la República es inexistente, y los cambios en su Ley Orgánica, en cada administración, responden en la mayoría de las ocasiones a la modificación de la nomenclatura de las áreas”.
O sea, pura baba de loro.
Muchos de los quebrantos de la Agencia Federal de Investigación provienen de la prolongada pugna entre Medina Mora y Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública, quien absorbió la dicha fuerza para después volverla a dejar en la órbita de la PGR con el consabido desconcierto de sus miembros.
En este sentido el almirante Robledo, quien desde hoy vuelve a escuchar el vals sobre las olas sin mayores sobresaltos en su despacho de la Secretaría de Marina, explica.
“Para mayo de 2009 (La jornada), cuando se pone fin a la instancia de coordinación y la AFI pasa a depender nuevamente de la PGR, opera con 4 mil 699 elementos; queda con un déficit de mil 200 millones de pesos en tecnología, equipo táctico y vehículos para el apoyo de las áreas sustantivas. Desde la creación de la agencia no ha habido ascensos.
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Mas ya lo sabemos todos. El mundo es más ancho y más ajeno y ya va para Estados Unidos Benjamín Arellano Félix, precisamente cuando la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa logra a las orillas del Potomac un compromiso para ampliar las dádivas de una fracasada y entrometida “Iniciativa Mérida” cuya naturaleza es como un nacional síndrome de Estocolmo.
¡Una iniciativa por el amor de Dios!, dice el pedinche país a sus protectores a quienes solícito les entrega una pieza mayor de la cacería de los malos, como les llama nuestro bien amado presidente.
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Vale la pena leer entre líneas y sobre líneas este comunicado del PRI, leído por Sebastián Lerdo de Tejada:
“…Cumpliendo con los tiempos legales y los acuerdos parlamentarios continuaremos impulsando con oportunidad y responsabilidad las reformas que permitan a México avanzar, bajo la premisa de mejores niveles de vida y la seguridad de la sociedad entera, particularmente de los sectores sociales más vulnerables.
“Propalar, sí, propalar la percepción de una supuesta división de la unidad priista, es una muestra más de la intención de polarizar a la sociedad mexicana y ocultar los verdaderos problemas del país -una vez más, la posición maniqueica- manifestados en casi 60 millones de pobres; cerca de 40 mil muertos; tres millones de desempleados; 21 millones de mexicanos trabajando en la informalidad; siete millones de jóvenes sin estudio y sin ocupación, y una deuda pública creciente de casi cinco billones de pesos, para justificar, entre otras cosas, políticas equivocadas y estrategias suicidas, sí estrategias suicidas.
“El Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados mantendrá su respeto a la pluralidad de ideas y a privilegiar los consensos, así como su unidad en la acción en favor de los mejores intereses de los mexicanos”.
¿Posición “maniqueica”? ¿Cuál será esa? Habría sido mejor la posición maniquea, de los seguidores de Manes, practicantes del maniqueísmo; o sea, la creencia en dos grandes fuerzas creadoras una para el bien; otra para el mal, sin nada en medio.
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Celebra 18 años el diario “El sur” de Guerrero. Juan Angulo, su promotor y director, sabe sobrevivir con sus compañeros en medio del acoso, la presión y el boicot de los cerriles políticos guerrerenses.
Cuando iba a surgir el periódico, una tarde lo llamó Rubén Figueroa quien se había enterado por otras personas del proyecto editorial. Estaba furioso pues no le habían solicitado “permiso” para hacerlo.
–“No te olvides, Juan –le dijo a Angulo– Guerrero no es el DF”.
Y el sábado estaban de fiesta en Acapulco. La mayoría de edad a contracorriente del gobierno, como debe ser, y vivos y actuantes a pesar de todo.
¡Larga vida al “Sur”!, le desea esta columna.
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¿Si ya se echó para atrás el mejor vendedor inmobiliario, Marcelo Ebrard con la calle entregada a la Comercial Mexicana, lo hará también con las otras callejuelas usufructuadas por particulares en perjuicio de la ciudad?