Las campañas políticas, especialmente en los años recientes en los cuales se advierten elencos más grandes si bien no por ello mejores o mayores en calidad, deberían ser motivo para cosas serias. Es más, deberían ser en sí mismas algo serio.
Seriedad no equivale a solemnidad.
En todo caso, y en este contexto, equivaldría a formalidad, a compromiso verdadero, a conciencia clara del camino emprendido y de las responsabilidades por asumir y el efecto de su cumplimiento (pero sobre todo de su incumplimiento) en la vida de muchos.
Por eso a veces mueven a risa preocupada expresiones como esa del ex ejecutivo guanajuatense o gobernador con licencia de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, quien ofrece (nótense la megalomanía y la mentira) un “ejército” de votantes para lograr 22 millones de papeletas cruzadas en favor de Josefina Vásquez.
Aun si llegara a ganar no vería esa cantidad ni en sueños.
Y eso es imposible. No sólo para ella, para cualquiera de los otros dos, excepto quizá para Quadri. El sí.
Si el padrón electoral ronda los 70 millones de votantes; de los cuales si bien salen las cosas sufragará el 60 por ciento; o sea entre 39 y 42 millones la señora Vásquez debería juntar más del 52 por ciento de los votos para llegar a la cifra olivácea. Y eso sin contar los otros votos logrados sin Oliva, pues algunos más debería lograr por su propio esfuerzo, trayectoria y carisma. Pero como dijo otro guanajuatense, aun hay más, ¿los sufragios obtenidos por el impulso del gobierno; su propaganda, sus programas y sus delegaciones, no valen?
Pero en el mundo serio, real, si las cosas siguen como la mayoría de las encuestas y los “tracking” señalan, Enrique Peña podría arañar los 20 millones de votos y con eso se mudaría a Los Pinos. Al menos eso dice alguien con conocimiento de causa. Y de casa.
Así opina Vicente Fox quien desde hace mucho tiempo habla en favor de Peña y utiliza para ello dados y datos. Y conoce de las dos cosas. En su mano se cargaron los primeros para reventar al Peje y hacer ganar a Calderón. Dados cargados, cartas marcadas.
Trampas, pues; delitos electorales no sancionados hasta ahora (y hasta nunca).
–¿Se puede tomar en serio a Oliva?
Pues no mucho, como tampoco a quienes acusan a Fox de traidor al panismo. ¿A cual panismo? Como no sea al de ellos, pues Vicente llegó al, poder con el auxilio del PRI y de sus Amigos.
Yo recuerdo en el tercer año de su gobierno en Guanajuato, cuando ya andaba desatado con la sucesión, me contestó así al aire en una entrevista para Radio Mil:
–¿Y si el PAN no lo apoya?
–Pues con esos cuates o sin ellos yo voy derecho y no me quito.
Pero el caso de Oliva, otro guanajuatense cuya riqueza ahora parece excesiva (A.M. acaba de publicar su nueva casa; cuesta casi como la de Patylu) tiene otra razón de ser. Más allá del juego político y la falta de seriedad en los retos propios de una campaña jactanciosa no es siquiera tema de análisis.
Aunque quizás le haga caso aquella a quien le endulza el oído sin admitir, por ahora, la verdadera causa de tanta untuosidad aritmética y estadística: lograr, cuando llegue el momento (si llega), la impunidad.
Si se llegaran a auditar seriamente los gastos del Bicentenario en ese estado, el escándalo de la Estela de Luz vendría siendo la velita en el primer cumpleaños de un niño. Oliva no se despachó con ella, se llevó la cuchara grande.
No hay espacio suficiente para compendiar aquí los debates efectuados en el congreso local y en la Cámara de Diputados, pero basta con acudir al Sistema de Información Legislativa o a cualquier archivo digital o hemerográfico, para irse de espaldas con la danza de los millones.
CARTAS
Si ya hablamos de la velita en la tarta del infante, permítase a esta columna la reproducción de una carta recibida el fin de semana. Es una aclaración, una queja o una precisión sobre algo escrito aquí con motivo del indecoroso video de los niños incómodos. No lo voy a repetir.
“Sr. Rafael Cardona
“Presente
“Buenas tardes.
“En relación a su columna El Cristalazo, publicada hoy viernes 13 de abril en el Periódico La Crónica de Hoy, nos permitimos hacerle la siguiente aclaración:
“Papalote Museo del Niño es una Asociación Civil sin fines de lucro constituida formalmente como Museo Interactivo Infantil, A. C. Su máximo órgano de gobierno es el Consejo Directivo, presidido por Héctor Hernández Pons.
“Por lo tanto, Papalote Museo del Niño no forma parte, ni pertenece, a familia o empresa particular alguna.
“Quedamos a sus órdenes para cualquier duda o aclaración al respecto.
“Atentamente,
“Sara Adriana Méndez R.
“Coord. De Prensa
“Papalote Museo del Niño”.
Bueno, yo pensé en la familia Servitje como gran promotora y desarrolladora de la idea, pero ahora, gracias al mensaje de la Coord. De Prensa, Sara Adriana Méndez, vengo a estar equivocado. Bueno. Esta usted servida, señora Coord. De Prensa.