No hay idea más ubicua. No hay pretexto más socorrido: “es por su seguridad”.
Y vivimos en un país inseguro y violento.
En el nombre de este lejano anhelo, los mercaderes del crédito o los propietarios de los hospitales, nos advierten cómo quedará grabada para la posteridad nuestra conversación telefónica con el urólogo.
Es con fines de calidad para el servicio, explican sin más.
Por seguridad no podemos orinar a bordo de un avión detenido en la plataforma una hora. Tampoco cambiar de asiento ni beber media botella de ron. A cambio de eso nos endilgan una monserga con explicaciones sobre el arduo mecanismo de ajustar un cinturón al asiento.
En nombre de la seguridad los bancos nos llenan de trabas, claves y contraseñas dobles (además de las huellas digitales y hasta nuestra geolocalización.
Es por su seguridad.
Por ella también nos llenan de mensajes por correo para advertirnos sobre los falsos mensajes de falsos bancos a nuestra cuenta verdadera.
Por seguridad los ciclistas deberían usar un casco. Y si de veras quisiera estar seguros, digo yo, deberían bajarse de la bicicleta y subirse al Metrobús.
Cuando los amparos comenzaron a multiplicarse antes de la construcción del aeropuerto “Felipe Ángeles”, el presidente de la República dijo, si ese va a ser un obstáculo declaramos la obra como asunto de seguridad nacional y seguimos adelante.
Y algo así ha ocurrido ya. La seguridad es hija de Don Decreto. Lea usted:
“ CONSIDERANDO (viva don Gerundio):
“(…) Que México requiere infraestructura para fomentar su desarrollo de manera incluyente y a cercar oportunidades a las regiones más rezagadas en los sectores comunicaciones, telecomunicaciones, aduanero, fronterizo, hidráulico, hídrico, medio ambiente, turístico, salud, vías férreas, ferrocarriles en todas sus modalidades, energético, puertos, aeropuertos, y otros sectores prioritarios y/o estratégicos que contribuyen al crecimiento y a la seguridad nacional del país;
“Que los proyectos regionales de infraestructura, desarrollo socioeconómico y turismo son importantes para incrementar la derrama económica del turismo, crear empleos, impulsar el desarrollo sostenible y proteger el medio ambiente;
“Que es de interés público y de seguridad nacional el desarrollo y crecimiento de la infraestructura a cargo de las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, y que se traducen en un beneficio colectivo de todos los mexicanos, y
“Que a fin de que la actual administración continúe con la ruta encaminada a impulsar y consolidar los proyectos que nos llevarán como Nación a lograr el crecimiento económico y, con ello lograr el bienestar social, he tenido a bien expedir el siguiente
ACUERDO
“ARTICULO PRIMERO.- Se declara de interés público y seguridad nacional la realización de proyectos y obras a cargo del Gobierno de México asociados a infraestructura de los sectores comunicaciones, telecomunicaciones, aduanero, fronterizo, hidráulico, hídrico, medio ambiente, turístico, salud, vías férreas, ferrocarriles en todas sus modalidades energético, puertos, aeropuertos y aquellos que, por su objeto, características, naturaleza, complejidad y magnitud, se consideren prioritarios y/o estratégicos para el desarrollo nacional”.
–¿Y cómo se consideran los temas de SEGURIDAD NACIONAL? ¿Cómo se llega a tal categoría?
–Pues así, así nomás…
Hasta la fecha tan sesudo y patriótico concepto, cuyo escudo nos recuerda el Acta Patriótica de los Estados Unidos después del 11-S, nunca ha sido explicado.
Pero por lo pronto la seguridad nacional se obtiene por un procedimiento, casi de inscripción burocrática. Venga y apúntese:
ARTÍCULO SEGUNDO (del ya dicho acuerdo publicado hace dos días en el DOF) .-Se instruye a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal a otorgar la autorización provisional a la presentación y/u obtención de los dictámenes, permisos o licencias necesarias para iniciar los proyectos u obras a que se refiere el artículo anterior, y con ello garantizar su ejecución oportuna, el beneficio social esperado y el ejercicio de los presupuestos autorizados”.