“¿Le urge? Esto va a tardar una semana”, es lo que señalan a las empresas urgidas de que les entreguen sus envíos de carga llegados al AIFA. Esto afecta a equipo especializado y suministros industriales
La simulación en torno al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), obra del presidente populista Andrés Manuel López Obrador, sigue siendo la norma. El 28 de febrero DHL inauguró sus operaciones de carga en el AIFA, pero quince días después el diario Reforma documentó cómo las cargas de esa megacompañía de envíos habían sido trasladadas por tierra del AIFA al aeropuerto internacional de la CDMX (AICDMX, antes Benito Juárez) porque en la terminal aérea de Santa Lucía no había forma de realizar el papeleo.
A diez días de revelarse que el envío de carga aérea al AIFA solo representaba dar una vuelta más, ahora se revela que el trámite para liberar las cargas está llevando una semana entera entre la llegada al AIFA, el traslado por tierra, la introducción legal de la mercancía al AICDMX y su liberación final.
Una empresa mexiquense que aceptó hablar a cambio de no dar sus referencias exactas, parece haber caído en una trampa involuntaria, motivada por las ansias presidenciales de darle uso al Felipe Ángeles: si la carga llega aquí cerca, va a ser más fácil. Pero la realidad resultó radicalmente distinta. Primero, fueron de los primeros usuarios que descubrieron que su mercancía no sería liberada en Santa Lucía, sino en donde siempre se hacía, en el otro aeropuerto y había que esperar su traslado terrestre.
La ceremonia de inauguración de los vuelos de carga al AIFA, eso sí, estuvo de lujo: presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador y Antonio Arranz, CEO de DHL Express México, y un avión balizado a sus espaldas, realmente con carga, arribando a la terminal de carga hacia las 11:00 horas del día 28.
A casi un mes, el paseo de la mercancía antes de una dificultosa liberación, son la norma.
Remojón de avión; la carga debió refrescarse para lo que le esperaba