El pasado 18 de febrero el mundo supo algo más allá de la fantasía: el enorme robot estadunidense, de la Nasa, “Perserverance”, enviado desde la Tierra, aterrizó suavemente en las desoladas arenas de Marte.
Recorrió 470 millones de kilómetros en el silencioso vacío sideral, y a su llegada transmitió información, señales, fotografías y datos científicos del remoto planeta Rojo.
La finalidad de ese Rover espacial, es buscar indicios de una vida extra planetaria, porque los terrícolas –¿sabe usted? — solemos ser curiosos.
Cuando le informaron del éxito de la ambiciosa misión espacial, cuyos detalles vale señalar después, el presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden exclamó lacónicamente: “…es una hazaña, es un gran resultado del poder de la ciencia y del ingenio estadounidense».
El poder de la ciencia, dice el señor Biden. Y eso sin conocer a la doctora Buylla.
Ese día, posiblemente, el presidente estadunidense no sabía aún la fecha precisa de su reunión virtual con el presidente de los Estados Unidos Mexicanos ni lo que le deparaba el porvenir en su relación con los vecinos del sur.
Tampoco tenía conocimiento de cómo se le ha preparado, para cuando las condiciones de sociabilidad lo permitan, una gran sorpresa: lo van a invitar a conocer el mayor avance tecnológico de Mesoamérica, las trochas encementadas, hechas prácticamente a mano, para ocupar a los campesinos ociosos cuyas tierras flacas no dan para la agricultura y cuya economía los convierte en migrantes por la fuerza,cuyo mauyor recurso es cantar la canción mixteca del maestro López Alavaez.
–Que lejos estoy del suelo….”.
Para evitar su escape, se les están poniendo “cortinas de desarrollo”.
Y una de ellas es este sistema redentor y tecnológicamente pasmoso, hacer caminos a mano. Como en la Colonia o los tiempos no tan lejanos de Luis Echeverría y Luis Enrique Bracamontes.
Este programa social, localizado en el floreciente sureste mexicano, entre otros lugares en Oaxaca, cuyo avance científico permite las perlas en el mezcal, el colorido de la Guelaguetza y la captura de chapulines para la botana (no cualquiera los atrapa), permite hacer caminos “sociales”, en un ambicioso programa de carreteras a mano.
Caminos artesanales, verdaderas obras de arte, las ha llamado el Señor Presidente. Así lo expresó a la letra:
“…«Yo lo invité a México (a Biden) porque en el tema del desarrollo para enfrentar el fenómeno migratorio le hablé de las cortinas de desarrollo, el que la gente tenga posibilidades de empleo para que no se vea obligada a emigrar y le hablé del Tren Maya, y del proyecto del Istmo.
«Y de los caminos de Oaxaca y me detuve en eso, explicándole de cómo la gente está haciendo los caminos, mujeres y hombres, y que eran obras de arte, entonces lo invité, que cuando esté en México me gustaría invitarlo a Oaxaca a ver esos caminos…”
Quizá en estos tiempos en los cuales un plátano colgado en la pared se puede comercializar en miles de dólares y Gabriel Oroxxo puede ser el númen creador de la IV-T, una carreterita vecinal de dos sentidos y –digamos— 8 kilómetros encementados de longitud, de Santos Reyes a Yucuná, la cabecera municipal, por ejemplo, puede ser considerada una obra de arte.
Podrá ser una muestra de la perseverancia y la paciencia o el colectivismo fecundo de la mano de obra, masculina y femenina, pero arte,arte… ni siquiera ir a Marte.
En fin.
Cada quien siente orgullo por sus cosas.
Pero volvamos los ojos al espacio:
“El rover “Perseverance” es la primera misión de la NASA que buscará signos de vida antigua en otro planeta. Justamente, para ayudar a responder la gran pregunta: ¿hubo alguna vez vida en Marte?
“El rover explorará el cráter Jezero, el lugar de un antiguo lago que existió hace 3 mil 900 millones de años, en busca de microfósiles en las rocas y el suelo de ese sitio.
“Junto al viaje del “Perseverance” hay un experimento para volar un helicóptero, llamado “Ingenuity”, por primera vez en otro planeta”.
¡Ah!, y por cierto, Biden rechazó la solicitud mexicana de compartir sus vacunas contra el Covid19, pero eso sí,cuando vea a nuestrros campesinos partir los cerros a punta de pico y pala (cuando siembran usan la coa), entonces si va a saber de nuestras reales capacidades.
Se va a quedar boquiabierto, pasmado y atónito.
Mientras seguiremos curándonos del Covid con “chiquiadores” de ruda y “limpias” con ramas de pirú con sahumerios de copal y romero.
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