Akbar Illahabadi, poeta indio del siglo XIX, escribió sobre la hegemonía, versos oscilantes entre el reclamo y el lamento. También con algo de advertencia contra la resignación, cuyo contenido se puede aplicar; transportándolo, a una nueva época de la república regenerada.
Decía el poeta:
“…Tienen el trono en sus manos. Todo el reino está en sus manos. El país, el reparto del sustento de los hombres, están en sus manos (…), las fuentes de la esperanza y el miedo, están en sus manos (…), en sus manos está el poder de decidir quién será humillado y quién ensalzado (…) nuestro pueblo esté en sus manos, la educación está en sus manos… si Occidente sigue siendo lo que es, y Oriente, lo que es… veremos el día en que el mundo entero esté en sus manos”
Obviamente Illahabadi se refería a la Gran Bretaña apoderada de la India y las naciones occidentales en la colonización de Asia, como ya habían hecho con América siglos atrás.
Pero la poesía tiene facultades más allá de la escritura y hoy sentimos en México (unos más, unos menos) un clima raro, generado por un poder abrumador, omnipresente, completo y extendido a todos los ámbitos más allá del Ejecutivo, en cuyo ejercicio los tribunales se pliegan a las decisiones dictadas con la firmeza de una orden y los legisladores obedecen gustosos a la gran construcción partidaria de la patria, y los medios de comunicación se vuelven simples resonadores de la única palabra, mientras, poco a poco, se derrumban los posibles puntales del equilibrio del poder (las entidades autónomas del Estado), ya no digamos, las oposiciones (partidos políticos; universidades, asociaciones), pues muchos se han quedado mudos e impotentes y se caen las sombras de la decencia, se olvidan siquiera las formas, todo se hace a un lado porque a paso de ganso marchan los ejércitos de la Cuarta Transformación.
Todo se ajusta gozosamente a los dictados de una doctrina, ni siquiera una ideología.
Un bloqueo de trenes, con graves repercusiones en la economía, se convierte en la justa petición de quienes se han visto privados de sus salarios. Hasta con alusiones bíblicas y comedidas sugerencias al buen comportamiento.
Una mala estrategia en el necesario combate al robo de combustibles en los ductos de la muy ordeñada empresa nacional de petróleos, hundida en la ineficiencia pasada y la impreparación presente, torna la escasez en cruzada honorable por el rescate de la riqueza pública. Una calificación adversa en el mundo financiero internacional es una hipocresía de quienes callaron ante el antañón saqueo.
Todo está permitido, porque en los senderos de la transformación nacional, de la regeneración nacional todo se vale, todo es posible.
Todo es válido, en especial porque nadie se equivoca y si yerra no necesitará reconocerlo porque los anteriores, los malos, los insensibles a las penas del pueblo, los saqueadores de antaño, los ladrones, los fariseos, lo hicieron peor y sin proyecto redentor. Fueron mezquinos y egoístas. No conocieron la palabra verdadera.
Como si fuera la Larga Marcha, como si se tratara de los peregrinos del éxodo en busca la nueva tierra prometida, las tribus evadidas de Aztlán en busca del nuevo peñasco y la nueva víbora en el pico del
águila. La refundación de la gloria mexicana, al fin, de la mano del pueblo bueno y sabio.
Por cierto, sobre este pueblo, esta gente, veamos a un hombre del tiempo de Juárez. Hallemos las palabras de “El Nigromante”:
“México tiene en su escudo/el águila y la serpiente/, y por lo tanto, no dudo/ que son su sino y su gente./No hay en el mundo blasón/que a la verdad más se ciña/la serpiente es la traición/y el águila la rapiña.”
En fin, cosas de aedos, vates y rapsodas, si se quiere. Pero en la vida real, la de todos los días, los hay reverentes y satisfechos, plenos ante la exhibición de cómo se ocupan el espacio y las conciencias o como se reparten alternativamente el miedo y la esperanza.
Otros reflexionan y murmuran sobre las evidencias de cada mañana, con su novedad en el elenco de periodistas previamente adiestrados, cuyas peroratas son incomprensibles o simplemente falsas, como esas sobre los dineros y pagos pendientes en el Canal de TV de la Asamblea Legislativa (ya extinta), para cuya solución se pide ayuda del Poder Ejecutivo en medio de halagos y zalemas. Las cosas pasan por una mala racha.
Y ni siquiera hablar de quien se exhibe desde la esquina de su crónico desprestigio y pone la zalea como tapete a los pies del gran renovador. Y todo eso sucede hoy, cuando los medios de información se uniforman en la dosis diaria de adoctrinamiento, como decía George Orwell de la prédica constante del “Gran Hermano”:
“…Los ojos hipnóticos se clavaron en los suyos. Era como si una inmensa fuerza empezara a aplastarle a uno, algo que iba penetrando en el cráneo, golpeaba el cerebro por dentro, le aterrorizaba a uno y llegaba casi a persuadirle que era de noche cuando era de día. Al final, el Partido anunciaría que dos y dos son cinco y habría que creerlo. Era inevitable que llegara algún día cuando dos y dos fueran cinco”.
Y quien a tal conversión no se pliega, queda en el campo de los linchamientos con acusaciones de todo tipo: chayoteros o huachicoleros de la información. Palabras ponzoñosas, alquiler de troleros, tuiteros y resentidos desde el refugio de un inmerecido asilo canadiense propicio para la mediocridad de una lavandería donde todo se limpia menos la mendacidad y el engaño.
Pero fuera de estos devaneos literarios, propios del largo puente con el cual conmemoramos una Constitución manipulada y transformada hasta ser un cuerpo amorfo, pongamos algunos ejemplos del extendido poder presidencial cuya firmeza sólo augura más control, menos espacios; ausencia deliberativa, simulación en las consultas, favoritismo extremo, falsedad en las licitaciones, preferencias extravagantes con cuyo descaro no soñaban siquiera los neoliberales.
Algunas perlas en el collar:
“(31 de enero).- “…como habían pagado Impuesto Sobre la Renta (pedían los socios de Modelo) que se les devolviera, y ya estaba un proyecto en la Suprema Corte a favor de que se les devolviera el Impuesto Sobre la Renta e intervenimos (sic, por intervinimos) , y saben qué, se cambió la resolución y no se va a devolver ese impuesto…¿Saben cuánto, cuánto teníamos que haber pagado si se hubiese aprobado esa resolución mañosa, tramposa, corrupta? Treinta y cinco mil millones de pesos”.
Y para más llegan los relevos en la Suprema Corte de Justicia.
Ya no tiene caso hablar del hecho consumado: Zaldívar en la presidencia y Juan Luis González Alcántara, en el sitio de Cossío.
Ahora se busca sustituir a Margarita Luna Ramos y se presentan, entre otras distinguidas juristas a la esposa de José Ortiz Pinchetti, Loretta; la coordinadora de los fallidos foros de seguridad y doña Yasmín Esquivel, cónyuge de José María Rioboo, quien es el empresario favorito de la Cuarta Transformación y –a la altura de Newton–, creador de la teoría aerodinámica de los aviones repelentes.
Pero en el legislativo se cuecen también las habas:
«Nosotros tenemos que pedir respetuosamente a los senadores que se contemplen temas que fueron eliminados en la aprobación, sobre todo con la participación de las Fuerzas Armadas en el proceso de capacitación, de formación y que la definición con claridad sobre la facultad de las Fuerzas Armadas para intervenir en asuntos de seguridad pública».
Así se hará y entonces la Guardia Nacional, será un hecho consumado, cuando ya se ha acabado la guerra contra los capos y ahora se dedicarán los empeños a resolver los delitos cuya incidencia agobia a los mexicanos.
Podéis ir en paz, la guerra ha terminado.
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Felicidades a JLD por su real premio.