Los jóvenes uniformados con mimetismo de selva, con las caras pintadas y los fusiles de asalto embrazados y el estrépito de sus botas lustrosas como piel de león marino, se dejan envolver por la gratitud.

Vestida de fiesta la ciudad, emocionados los mandos navales, asoleados los habitantes del puerto quizá bajo el mismo sol de calcio de hace cien años, presencian el desfile conmemorativo del Centenario de la Invasión Americana, para unos, y de la Defensa Heroica del puerto, para otros.

El locutor, a través del mismo sistema de sonido operado por la empresa Gato Peludo desde el cual alguien dejó salir en momentos de solemnidad una inconveniente inducción radiofónica con un chiste del gallo cantinero cuyo final nadie oyó, convoca a un minuto de silencio cuyo peso mudo cae sobre todas las cabezas y aleja de una vez por todas las leves y efímeras amenazas de llovizna, anuncia el paso de los Infantes de Marina; ese grupo especial cuya firmeza se ha visto en la captura o eliminación en combate fugaz de los más duros narcotraficantes y significa para muchos la última esperanza para recobrar la tranquilidad perdida.

Y entonces surge el aplauso. Los jóvenes uniformados con mimetismo de selva, con las caras pintadas y los fusiles de asalto embrazados y el estrépito de sus botas lustrosas como piel de león marino, se dejan envolver por la gratitud. Sólo otros alcanzarían reconocimiento similar; los marchosos de la banda musical cuya inevitable ¡Bamba, Bamba!, pone a bailar el recuerdo solemne de los mártires de la defensa de Veracruz hace cien años.

Para subir al cielo se necesita…

Y cuando ya la música se dispersa en el viento del mediodía y la tarde se acerca con pasos elásticos de nena recién despierta sin gana de ir a la escuela, sólo quedan sobre el mar los ecos de los discursos. ¿Cómo hermanar el pasado y el presente?, ¿cómo hacer de Azueta y Uribe, ejemplos vivos?, o mejor dicho, personas de hoy, compañeros, más allá del ejemplo. Esto dijeron los líderes del país, del estado y la Marina. Esta es la síntesis del Centenario de la Defensa.

Presidente Enrique Peña al tomar juramento a los cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar:

“Hoy ustedes, apreciados cadetes, han realizado la Jura de Bandera al decidir integrarse a la Armada de México.

“Con este juramento solemne se han comprometido a defender a nuestro país frente a cualquier desafío, incluso con su vida, si así fuera necesario.

“La Bandera, nuestro orgulloso Lábaro Patrio, simboliza la unidad de los mexicanos, unidad que se mostró plena entre veracruzanos y marinos al defender nuestro territorio.

“A ustedes, cadetes, les corresponde amar, respetar y proteger siempre a nuestra Bandera. Sin duda, habrá de inspirarlos a las más grandes proezas en nombre y al servicio de México.

“Amar a nuestra Bandera y a la Patria, en ocasiones demandará sacrificio, pero siempre, invariablemente, les exigirá energía y entrega, y perseverancia. Ese es el compromiso que hoy están adquiriendo.

“Recordemos que la Nación se construye y defiende todos los días. Sepan que no hay esfuerzo menor en la obra colectiva llamada México.

“Demostremos cada una de nuestras acciones, y en cada una de ellas, que llevamos los colores patrios en el corazón, porque en cada instante, en cada lugar, se hace Patria”.

En este contexto el secretario de Marina almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, dijo algo cuyo análisis puede explicar que el entusiasmo y los aplausos con los cuales comienza esta columna:

“Señor Presidente:

“Las Fuerzas Armadas valoramos su apoyo; su respaldo, nos motiva y alienta a seguir adelante; cumplir con nuestro deber y defender los intereses supremos de la nación, es la razón, por la que soldados y marinos operamos todos los días sin tregua.

“Tenemos muy claro que no debemos permitir que el flagelo de la delincuencia, interrumpa las aspiraciones de los mexicanos que buscan vivir en paz.

“La caída en los últimos meses de los principales delincuentes nacionales que se sentían intocables, es una muestra de los resultados que hemos obtenido con su política de seguridad y procuración de justicia.

“Reiteramos nuestro agradecimiento al jefe del Ejecutivo federal, por el apoyo irrestricto y la confianza que nos brinda en los esfuerzos para la modernización de las Fuerzas Armadas”.

La defensa del puerto fue un acontecimiento de imborrable importancia en la historia de este lugar. Veracruz vive a veces en la ligereza festiva y otras en la conmemoración dolorida pero en ambos casos deja notar las peculiaridades de su personalidad única. Dice Javier Duarte de Ochoa, el gobernador:

“La defensa de Veracruz convocó por igual a cadetes, mujeres y hombres de esta ciudad, en una muestra de unión como lo hemos sabido hacer los mexicanos en los momentos cruciales de nuestra historia… fue ejemplo de voluntad de aquellos que dieron forma a ese México que anhelaba su soberanía plena, donde prevaleciera el imperio del derecho y la paz.

“Quedó así sellado el reconocimiento a esta ciudad y puerto por ser ya cuatro veces heroica”.

…Pedacito de patria que sabe sufrir y cantar…

racarsa@hotmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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