El recién nombrado presidente de la Asociación Mexicana de Fondos para el Retiro (AMAFORE) destacó que “habrá más recursos de los trabajadores llegando al sistema de pensiones y se tienen que invertir para apoyar la actividad económica, tanto del sector público como del sector privado”,
Con experiencia en el sector hacendario, bancario, bursátil y académico, el recién nombrado presidente de la Asociación Mexicana de Fondos para el Retiro (AMAFORE), Guillermo Zamarripa, asegura que el ahorro privado que custodian estos intermediarios desde hace varias décadas hoy tiene el gran potencial de apoyar el desarrollo de la economía, las inversiones y con ellos otorgar el tipo de rendimiento que necesitan los trabajadores para tener rendimientos dignos.
“Habrá más recursos de los trabajadores llegando al sistema de pensiones y se tienen que invertir para apoyar la actividad económica, tanto del sector público como del sector privado”, destacó el presidente de la AMAFORE.
En entrevista con Revista Fortuna, Zamarripa aseguró que para una participación integral del ahorro para el retiro en la economía se necesitan establecer diálogos entre el sector privado y el sector público. “Se necesita un trabajo conjunto”, dijo Zamarripa, maestro en Economía por la Universidad de Chicago.
Para el nuevo presidente de la AMAFORE, la reforma al sistema de pensiones de 2020 y que entró en vigor a partir del primero de enero de 2021 con un incremento gradual hasta el 2030 en el porcentaje de las aportaciones realizados por los patrones a las cuentas para el retiro de los trabajadores de 6.5 a 15% sobre el salario base de cotización, ha generado muchas expectativas que tendrán que hacerse realidad para beneficiar a la mayor cantidad de mexicanos posible.
Con este desafío, el desarrollo y gestión del sector de las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores), debe tener un impacto en la economía de nuestro país, en la generación de empleos, en muchas actividades. “Lo que vemos cada vez más es que conforme aumentan de tamaño las Afores, se vuelven mucho más activas en distintos sectores de la economía. Entonces, yo creo que esta reforma que va a traer más recursos, que implica mayor ahorro financiero, va a ser bien importante también por el efecto colateral en la actividad económica. Mucha creación indirecta de empleos, muchos, muchos beneficios”, aseguró Guillermo Zamarripa.
De acuerdo con la AMAFORE, las Afores ya administran recursos equivalentes al 20% del PIB (más de 5 billones de pesos). Además, prevé un crecimiento de hasta 50% en los próximos 25 años, con lo que aumentará su participación en el ahorro interno del país.
Sobre el cambio estructural en la economía que podría generar la relocalización de cadenas productivas de Asia a México, Zamarripa agregó que con este nuevo enfoque el sector productivo necesitará de muchos proyectos de inversión y de financiamiento que puede ser bancario, bursátil o, incluso en planteamientos estratégicos para la economía, las Afores son un vehículo para lograr una buena mezcla de financiamiento.
Rendimientos y equidad
Sobre los rendimientos que necesitan los fondos para el retiro de los trabajadores, luego de un periodo de minusvalía, Zamarripa explicó que los trabajadores necesitan rendimientos justos y en esa relación se debe ponderar entre quién presta – la Afore – y el proyecto que pide prestado esos recursos, el gobierno o el sector privado.
Por ello, agregó, tienen que ser rendimientos que sí les permitan a los trabajadores tener retiros dignos. Al hacer un balance de las ganancias que ha ofrecido este sector a los trabajadores, Zamarripa recapituló que el sistema ha tenido rendimientos reales del 4 o 5 por ciento, dependiendo del tipo de Afore.
Lo que no puede suceder, enfatizó el presidente de la AMAFORE, es que el sistema pase de tener rendimientos consistentes que sean tasas reales muy bajas, porque, entonces, lo que estás haciendo es transferir riqueza de los trabajadores a los que tienen préstamos y usan el dinero de los fondos para el retiro. En México, no ha sucedido.
Sin embargo, refirió que, durante los últimos años, la época de la pandemia, cuando el Banco Central Europeo llegó a tener tasas con rendimientos negativos y el Banco de la Reserva Federal (FED) en cero, muchos de los emisores de deuda metían deuda con rendimientos del 1 o 2 por ciento con inflación al 2 %, prácticamente con nulos rendimientos reales.
“¿Quién ganó con este entorno? Los que piden prestado”, asegura Zamarripa
Los inversionistas con ese entorno de tasas, indicó, no ven su patrimonio crecer y se tienen que ir a otro tipo de inversiones. Por ello, los trabajadores necesitan, insistió, rendimientos adecuados de entre 4 y 5 en términos reales, descontando el impacto de la inflación, pues sólo así los trabajadores podrán generar rendimientos futuros que les den una atención digna.
Minusvalías y crecimiento
Para el presidente de la AMAFORE después de muchos años de rendimientos reales ininterrumpidos, las minusvalías que han presentado las sociedades de inversión en las que invierten las Afores se van a recuperar como ha sucedido en otros periodos. Entonces, indicó, los trabajadores necesitan que se les apoye para contar con una mayor cultura y educación financiera para que se encuentren tranquilos y seguros con la gestión que se realiza de sus ahorros.
“Una minusvalía no quiere decir que ese dinero se perdió. Es parte de la fluctuación del mercado y es inherente al tipo de instrumentos que se están invirtiendo y que te dan los rendimientos que históricamente se les han dado a los trabajadores”, explicó Zamarripa.
El presidente de la AMAFORE consideró que los últimos 15 meses han sido un periodo de gran reflexión para las Afores después de 12 años de ganancias constantes con ciclos económicos estables que hoy ofrecen nuevas oportunidades con mayores aportaciones.
Guillermo Zamarripa destacó que los trabajadores deben estar tranquilos sobre la gestión de sus ahorros en las Afores:
“El sistema ha probado que el dinero no desaparece”. Sin embargo, destacó que los mercados seguirán viviendo volatilidad que agrega un factor negativo a los mercados, pero descartó que ésta sea extrema. Por ahora, los reguladores deben analizar, en el caso del sistema bancario, qué cambió y qué falló en la vigilancia de los jugadores de este sector.