La Honorable jueza Mónica del Valle Olivares mostró hasta dónde la perspectiva de género puede ser una mera frase en los juicios orales que preside. Ante Amy, violada según constó médicamente en dos periciales que decidió desechar (la MP capitalina se limitó a mandar wasaps que no fueron contestados por la perita que debía presentar como testigo y echo a perder el caso), la administradora de justicia conminó a la víctima a que no le quitara más el tiempo cuando, al final del juicio, ésta trató de expresar su desesperación por lo que vivía.

Al final, la jeza le espeta a la víctima que no se haya presentado inmediatamente a denunciar (un viejo vicio en estos casos para desvirtuar las acusaciones de ataque sexual).

“No estoy aquí por capricho, su señoría, estoy aquí porque desgraciadamente el señor me atacó… él y yo sabemos que sí pasó, cómo me atacó. He tenido que aguantar que sus abogados se paseen por mi casa, he tenido que aguantar burlas, amenazas; vengo por justicia”, inició Amy, “si hay una lista de lo que se debe hacer o no (después de ser violada), si eso esperaban los abogados, que me disculpen…”.

Trató de defender a su esposo muerto, trató de hablar sobre lo que vive: “Parece que el juicio se trata sobre lo que yo hice o dejé de hacer”, continuó, pero no por mucho tiempo porque la jueza Del Valle la interrumpió:

“La voy a contener, ya no me repita lo que me dijo, ya me lo dijo”, la calló la jueza.

Después vino el acusado, que por cierto repitió los argumentos que ya había dado en el juicio, pero en ese caso, no hubo interrupción, sino un amable “¿es todo?”.

La jueza Del Valle regresó 15 minutos después y decidió que el acusado, por ser adulto mayor se le acredita que por su edad y condiciones físicas no podría haber atacado sexualmente a alguien. A Amy les espata en su resumen final: “el evento que denuncia no se advierte verosímil”, le achaca que tiene 26 años y que no es posible que haya sido violada por un hombre mayor, “al hacer el ejercicio de racionalidad, el evento que denuncia no es verosímil”. Le recrimina que no haya denunciado de inmediato, «se sostiene que el testimonio de (la víctima) es un mero indicio».

El acusado gozó del testimonio de sus peritos médicos. Los de la víctima quedaron deshechados por la incompetencia de la fiscalía. Así la equidad.