Con mucha frecuencia, sin provecho ni resultados favorables, sin motivo real, sin reparo en las dimensiones de su cargo, el presidente de la República se trenza con periodistas en dimes y diretes de plaza, si a esta palabra le damos el sentido usado por mujeres de antaño para quienes la plaza era el mercado.

La más reciente de estas querellas verbales ocurrió ayer cuando un reportero fuera de su coro de ágrafos yutuberos, similares y conexos, le planteó seriamente dos asuntos.

Uno de ellos el mayúsculo fraude en Segalmex, cuya existencia –para el Ejecutivo—no es tan importante como el uso de los medios ante tan infame ejemplo de la enorme corrupción, no DE su gobierno (démosle ese beneficio), sino DURANTE su gobierno.

Aquí, sin juegos de palabras inútiles entre adverbios y preposiciones, podemos decir: cuando un hecho de corrupción ocurre DURANTE una administración y no se corrige mediante la denuncia, la destitución y el castigo legal de los delincuentes, entonces –sólo entonces–, se convierte en un hecho de corrupción DEL gobierno.

Y en ese intermedio se encuentran hoy las cosas, gracias a un arte presidencial de escapismo: ustedes, los representantes de la prensa conservadora y corrupta (ya Chole), que está en contra de nosotros, están utilizando estos casos para tratar de proyectar la idea de que somos iguales, de que es lo mismo el caso de Segalmex.

“…Lo que tú estás diciendo exactamente el día de hoy es lo que escribió el Reforma ayer, o sea, es una campaña, nada más que es importante aclarar algunas cosas:

“Primero, que nosotros no toleramos la corrupción o, para decirlo con más claridad, no somos corruptos, no somos rateros (también Chole), a diferencia de los gobiernos anteriores, en donde lo que imperaba era la corrupción con la complicidad de ustedes, de los medios de información.

“Como ahora se está llevando a cabo un cambio en donde no se permite la corrupción, ni hay impunidad, entonces ustedes utilizan estos casos que se están presentando para magnificarlos y querer de esta forma igualarnos, es decir: ‘Todos son iguales, es lo mismo, no hay honestidad’.

“Sin embargo, no es como ustedes lo plantean. Se dan estos casos y, a diferencia de lo de antes, se castiga a los responsables, porque no hay impunidad.

“En el caso de Segalmex ya hay dictadas órdenes de aprehensión y ya hay detenidos. Y vamos a aclarar también —es más, a lo mejor la próxima semana— cómo se dio el fraude (entonces si hubo fraude), cuánto se ha recuperado, porque ya ustedes ya están hablando de 15 mil millones de pesos…”

–¿La realidad es real o la realidad es un juego de campañas informativas, como dijo Mario “Morena”?

Si fuera así, si fuera algo irreal, entonces no existirían las órdenes de aprehensión ostentadas por el SP, quien ahora nos recuerda su remota subordinación de Ovalle cuya pureza deja enano a  San Francisco de Asís. Indudablemente.  Si todo fuera una invención de los medios.

Ahora bien, ¿la divulgación de esa realidad supera a los hechos mismos o purifica la realidad dependiendo de quien la muestre y aproveche (chato)?

Una defensa tan lamentable como esta, ayuda poco

“…Él no ha perdido el empleo y tampoco ha perdido el buen nombre.

–…No sé si la fiscalía lo está culpando. La instrucción que yo di (¿a la Fiscalía Autónoma o a su muda SEFUPU?) y siempre he dado es de que no haya impunidad para nadie, ni siquiera para mis familiares. Por eso los puedo enfrentar a ustedes y a los de arriba, a los machuchones, porque tengo autoridad moral…”

Pues eso de la autoridad moral se podría discutir o analizar al menos, pero mientras,  el presidente tiene la autoridad del mago: aprovecha la polémica para loar el año de su nacimiento. La numerología Ejecutiva.

No pos sí…

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona