Estados Unidos, Brasil y Colombia han expresado serias dudas sobre la legitimidad de la votación, pidiendo una revisión exhaustiva

Venezuela se encuentra en el centro de una crisis política tras las elecciones presidenciales del pasado domingo, que han desatado una ola de protestas en la capital, Caracas. Miles de jóvenes se lanzaron a las calles el lunes, expresando su descontento con los resultados que dieron la victoria al actual presidente, Nicolás Maduro, en medio de acusaciones generalizadas de fraude electoral.

Las manifestaciones se intensificaron a lo largo del día, convirtiéndose en una de las mayores oleadas de protestas en la ciudad en más de dos décadas. Los participantes, en su mayoría jóvenes, marcharon por las principales avenidas de Caracas, derribaron afiches de campaña de Maduro y corearon consignas como «¡nos robaron!». En algunos casos, las protestas se tornaron violentas, con neumáticos incendiados y enfrentamientos con grupos progubernamentales y la policía, que respondió con gases lacrimógenos.

La controversia se intensificó cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció a primera hora del lunes que Maduro había ganado con el 51,2% de los votos, mientras que su principal rival, Edmundo González, habría obtenido el 44,2%. Sin embargo, la falta de transparencia en el recuento de votos ha alimentado las sospechas de fraude. La oposición, liderada por María Corina Machado, ha puesto en duda estos resultados, presentando datos preliminares que sugieren una amplia ventaja de González sobre Maduro.

El rechazo internacional a los resultados oficiales ha sido contundente. Estados Unidos y varios países de América Latina, incluidos Brasil y Colombia, han expresado serias dudas sobre la legitimidad del proceso electoral. Las autoridades estadounidenses han pospuesto la toma de decisiones sobre nuevas sanciones, exigiendo la publicación completa de los resultados de votación antes de considerar medidas adicionales. A su vez, Brasil y Colombia están trabajando en una declaración conjunta para presionar por una mayor transparencia.

Por otro lado, varios países de la región, entre ellos Uruguay, Argentina y Costa Rica, han emitido un comunicado conjunto pidiendo una revisión exhaustiva de los resultados y solicitando una reunión urgente de la Organización de Estados Americanos (OEA). En el comunicado, enfatizan la necesidad de contar con observadores independientes para garantizar la legitimidad del proceso electoral.

En contraste, naciones como China, Rusia e Irán han felicitado a Maduro por su victoria, mientras que líderes europeos y de otros países occidentales han llamado a la transparencia en el recuento de votos.

El gobierno venezolano, por su parte, ha anunciado la expulsión de las misiones diplomáticas de siete países latinoamericanos que criticaron el resultado electoral, intensificando aún más la crisis diplomática.

La situación en Venezuela sigue evolucionando, con la presión interna y externa aumentando sobre el gobierno de Maduro y la oposición que continúa denunciando un presunto fraude electoral.