Cuando alguien le pregunta a otro, ¿pero cómo se te ocurre? Tal o cual cosa hecha o mal hecha, no quiere saber cómo se le vino tal cosa a la cabeza sino cómo se le juzga irracional por haberlo hecho. No es una pregunta, es un juicio…

Alguna vez alguien se disculpó por la enorme extensión  de una carta. Perdón, dijo, pero no tuve tiempo para hacerla más breve. Escribir bien, no es escribir mucho, nos han dicho. Y por eso desde hoy este cristalazo tiene menos extensión, pero la misma intención. Y a otra cosa.

Cuando éramos jóvenes estaban de moda “las peñas” de música folclórica latinoamericana. Canciones de protesta. Había una muy simpática, se llamaba “Preguntitas”. Decía algo así como padre yo pregunté, qué sabe de Dios. Y el padre contestaba, por mi casa no ha pasado tan importante señor.

Ahora, con ese asunto de Cuarón y su desplegado y el despliegue de abundancia informativa para responderle, me acordé otra vez de la cancioncita. No importan las respuestas. Nunca quedará satisfecho quien interroga desde el otro Olimpo.

Pero el gobierno hizo lo suyo. A las preguntas de la “corrección política” y el “legítimo interés ciudadano”; ha respondido con la precisión del caso. ¿Cuándo van a bajar los precios de la energía en sus diferentes formas?, era lo básico del pliego interrogatorio. Pues dentro de dos años, a más tardar, si ahora se aprueba la legislación secundaria.

—¿Cómo se garantizará la honestidad? Habrá siete mecanismos de transparencia y licitaciones abiertas y públicas. ¿Y el sindicato? Ha sido excluido del Consejo administrador.

Así pues quien ha solicitado información la tiene desde ahora.

¿Quedará satisfecho el señor Cuarón? Lo dudo.

Y no por la precisión o imprecisión de quienes le han contestado sino por la naturaleza misma del interrogatorio. No se trataba de saber, sino de plantear una postura política y crítica a través del pliego interrogativo.

Cuando alguien le pregunta a otro, ¿pero cómo se te ocurre? Tal o cual cosa hecha o mal hecha, no quiere saber cómo se le vino tal cosa a la cabeza sino cómo se le juzga irracional por haberlo hecho. No es una pregunta, es un juicio. Y Alfonso Cuarón; inteligente, como es, ha hecho lo mismo.

Por eso cualquier respuesta lo dejará insatisfecho, pero es previsible su actitud futura: No podrá rechazar la actitud ni la forma como lo han tratado y entonces podrá comentar cómo permanecerá atento a la evolución del proceso implícito en las contestaciones.

Las reformas estarán listas este año, no importa la fecha. Con atorones o sin atorones, como ha dicho (perdón por el ripio) el diputado Beltrones.

Así pues ya quedará para otro tiempo el debate (innecesario) sobre si las preguntas de un famoso valen tanto como para ser tomadas en cuenta con tan sonora diligencia.

Mientras tanto la “clase” ilustrada recibió un segundo aire. No olvidemos el desplegado de los veintitantos premios nacionales en pos de la misma claridad hoy invocada por Cuarón en un  tema de tanta “gravedad”.

elcristalazouno@hotmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

Deja una respuesta