Al pájaro le falta un ala; el león vio caer su melena; pierde una oreja el burro, se cae la pata de la silla, el tetramotor vuela con tres turbinas, de las propelas del barco sólo una gira; el fonógrafo no tiene aguja; la flor no tiene aroma.
Al botón le falta el ojal, al foco el filamento, el toro se despitorró en el burladero; al callejón le faltan las tablas; de la orquesta no suenan los metales, al equipo le falló el portero, el lápiz no tiene punta, el cuchillo no tiene mango, el tubo no lleva gua.
La computadora no tiene disco, el ventilador sin motor, el cepillo sin cerdas, se secó la tinta de la pluma, se agotó la pila del reloj, al abecedario le faltan letras; el piano no tiene teclas, el abuelo no tiene dientes ni tampoco el tenedor. Sopa sin plato, cama sin colchón; colchón sin borra, almohada sin plumas.
Al auto le falta una rueda, una jeringa al doctor; una máscara al anestesista, un charco a la tortuga, un canario a la jaula; una pata al caballito, un escaque al ajedrez, una capa al matador; un marco a la pintura; la garlopa al ebanista, libros a la biblioteca, películas al cine-club; tazas a la cafetería, borrachos a la cantina.
En el altar se perdió el relicario; en la sacristía el copón, el vampiro sin colmillos, el hombre lobo lampiño; la comunión sin la fe, la extremaunción sin aceite, la ensaladera sin sal, la cerveza sin alcohol, la leche deslactosada; el café sin cafeína, sin cacao los chocolates, sin miel para los panales, sin cuchillas los patines, sin calor el dirigible, sin aire el globo, sin manguera el bombero, sin tacón la jinetera.
Así las cosas no funcionan.
El Instituto Federal Electoral no tiene completo su consejo. Consejeros incompletos, de nueve no existen tres.
¿Quieres que te lo diga otra vez?
TE VAS PORQUE YO QUIERO…
Ya no hallamos motivos para la sorpresa.
El Presidente Felipe Calderón quien no termina de celebrar sus éxitos de imagen en la pasada reunión con los protestantes sicilianos ha autorizado a sus secretarios aspirantes en campaña, como si hablara en serio, a renunciar cuando así lo quieran.
¿De veras es necesaria la autorización del superior para presentar una renuncia?
Quizás haga falta su aquiescencia para solicitar un permiso, una merced, una gracia o un aumento de sueldo, pero para dimitir basta y sobra el empuje de la conciencia. O un par de bolas, diría Don Segundo Sombra.
¿A poco él le pidió permiso a Fox para irse cuando el de las botas le tiró de la oreja?
Pero haya sido como haya sido los señores Alonso Lujambio, Javier Lozano y Ernesto Cordero ya se enteraron de algo archisabido al menos por ellos. «Si quieren se pueden ir, nomás me avisan”. ¡Ah! Bueno.
En esas condiciones la ambigüedad es extrema. Por una parte se les autoriza a seguir haciendo cuanto hacen y por la otra se les advierte del inminente pasosin señalar una fecha para su cumplimiento.
Seguramente el primero en irse será Alonso Lujambio. Digo irse del gabinete. Cordero tiene asuntos pendientes (entre otros consolar a su amigo Carstens y si le queda tiempo presentar el presupuesto) y Lozano ya sabe lo inútil de sus afanes. Ni será candidato ni mucho menos llegará más allá del gabinete presidencial donde disfruta de la vida hace cinco años. Cuando mucho regresará a Puebla.
OSO MAS OSO
Si las cosas siguen como van, como le sucede a la ciudad de Berna, en Suiza o a la Villa de Madrid en España o en Estados Unidos en la bandera de California, los mexicanos deberemos quitar del escudo de la Federación Mexicana de Futbol, el águila “tenochca” y poner en su sitio un osito.
Los “federativos” van de oso en oso.
Resulta señor, cómo decirle, pues los chavos están enteros, ¿no?, y les llevaron a unas señoritas putas ellas y pues la carne es débil, ¿no? Y estos canijos armaron la orgía como si se tratara de las noches de Babilonia y pues ahora vemos cómo hacemos, ¿no?
No señor, los del clembuterol fueron la semana ante pasada; estos son de ahora, iban a otra copa y se bebieron el reglamento con todo y chupe y ya sabe usted.
Pues sí, pero ‘ora cómo le hacemos con eso del ejemplo y la juventud y la gloria nacional en los calzones de los seleccionados. Pues ni modo ahora de pedir ayuda a Los Pinos, ya vio usted como a los dopados o intoxicados con la carne de res o de polo, o como se les diga, el señor Presidente hasta los defendió, pero a estos calenturientos, ¿cómo? Si andaban hasta la “remadre” y con olor a pantaleta.
No hay derecho, me cae.
DEHESA
En el Fondo Monetario Internacional se evitó el desbordamiento del “Bordo” de Xochiaca.