Elusiva, indefinida, oculta y a veces deliberadamente escondida, la verdad se sirve de muchas mentiras.
Ufanos por un protagonismo superior a la naturaleza de su circunstancia y condición, los coadyuvantes se convirtieron en jueces; los auxiliares en mandones, los mandones en dictadores y los césares en profesionales despechados, pues concluido su segundo periodo de contrato nadie –con autoridad para decirlo.–, les pidió la prolongación de sus servicios sin los cuales la verdad, siempre elusiva, indefinida, oculta y a veces deliberadamente escondida, nunca podrá fulgir en todo su esplendor como ellos hubieran permitido si el gobierno, el pérfido y mendaz gobierno, no les hubiera puesto trabas en sus indagatorias.
–Pero antes de irnos, sabe usted, ahí le dejamos este regalito, y con toda la intención de reventar a la Procuraduría General de la República y ponerla por segunda vez contra la pared (la primera fue cuando fue destituido Jesús Murillo Karam), anuncian un video en el cual se observa al director de la agencia contra el crimen de la PGR, Tomás Zerón de Lucio, en sospechosa actividad en las márgenes del río San Juan y los linderos del basural de Cocula, en la infame labor de sembrar evidencias, fabricar pruebas y bloquear el proceso de la justicia y repartir bolsas negras de plástico con falsedades adentro.
–Qué horror
No importa si para hacerlo hubiera sido tan ingenio como para invitar al “tour” de la perversidad a Pilar San Martín, representante de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y al mismísimo Omar Trejo, ahora secretario técnico de los expertos independientes y sabios quienes lo acusan desde el fondo de sus dolidos corazones, mientras en sus pechos se les marchitan los collares de flores puestos ahí en torno de su cuello por los dolidos padres de Ayotzinapa (es una sinécdoque) quienes les pedían a gritos lacrimosos, ¡no se vayan, no se vayan!
Zerón de Lucio tomó la acusación por los cuernos y reviró la tarde del miércoles con una extensa explicación del proceso según el cual la justicia fue obstruida y torcida delante de periodistas y con imágenes e instrucciones grabadas de por medio y funcionarios internacionales del sistema planetario de los Derechos Humanos.
“Todo a la luz del día” dijo Zerón , pero no obstante eso los compañeros de viaje salieron en defensa de la patraña de los “expertos” cuya despedida ya dura tanto como las de Lorenzo Garza.
–Me voy pero te quemo el mantel”, diría de ellos algún mexicano quien se sabe otras formas del rencor de una despedida involuntaria, pero no es ahora el caso, sino observar cómo el segundo paso ha sido dado: ya no sólo se dicen las cosas, sino una vez más se rechazan pruebas y explicaciones. Zerón miente por una sencilla razón: es un funcionario de un gobierno omiso, falso y violador de los Derechos Humanos.
Así, en juicio sumario.
–Quítenlo, dicen desde la Cámara de Diputados los antiguos guerrilleros ahora redimidos, pero cuya “alma mater” (es otra sinécdoque) ha sido mancillada.
–Remuévanlo, dicen los paniaguados de la Organización de las Naciones Unidas y la OEA y el coro de las voces disidentes se alza monocorde pues así es como debe ser.
El caso de Iguala hace mucho tiempo dejó de ser una materia de investigación forense. Ahora es el escenario de una disputa política en la cual –por desgracia—se juega parte del futuro de México pues ese caso ya contaminó todo el proceso electoral del año 2018. Y el saldo para nada favorece al PRI. Para nada.
Alguien le pregunta en Televisa a Ángela Buitrago, una de las más visibles en el GIEI si cree posible llegar alguna vez al conocimiento de la verdad. Y ella niega tal horizonte (esta es una metonimia, no una sinmaras y el escenario, s ellos para el uso de las cbviamente el mmienrto de la verrad. Y ella niega tal horizonte. var cones, minécdoque).
–No mientras no haya una voluntad distinta, lo cual significa en buen castellano, así como presumen hablarlo los colombianos; no mientras esté aquí este gobierno y en ese dictado final se monta, obviamente el más capacitado y hábil de todos ellos para el uso de las cámaras y el escenario, Carlos Beristain, quien dice con un tono aparentemente neutro y conmovido, a quien más le hace falta la verdad, es a México.
“Y si no llegamos a ella –sentencia como Casandra –, esta será una losa por muchos, muchos años del futuro de este país. Nosotros seguiremos atentos al caso, dentro o fuera”.
Y esa es la finalidad.