Las respuestas falsas y evasivas del Señor Presidente en torno del candidato de Morena al gobierno de Guerrero (mejor sería decir, su propio candidato), Félix Salgado Macedonio –a quien debería investigar siquiera en pos de una exoneración–, simplemente lo hacen compartir para siempre la mala fama de un barbaján.
Entrevistado para una radio por Federico Sariñana y Juan José Contreras, el “Toro sin cerca” exhibió, no mucho ha, este autorretrato hablado:
“(LJ).- …Yo tengo más negativos que positivos. Yo sé que no estoy compitiendo para cardenal ni tampoco soy santo. Cuando me dicen:
–Oye, hay que fortalecer aquí porque andas bajo, la fama es mala, muy mala: mujeriego, parrandero, jugador, borracho, todos los vicios de Gabino Barrera y de Simón Blanco me los juntaron.
–¿Y sí los tiene?, se le preguntó.
—Sí, contestó. E insistió: cuando me dicen:
–Oye hay que corregir eso, y yo les digo:
–¡Ay, no manchen!
“Ahora, a mis 60 años, me quieren quitar todo eso. No, pus no, yo ya estoy viejo: árbol que crece torcido jamás su tronco endereza (…) Yo así soy, soy incorregible, soy impredecible, soy «incalumniable», todo lo que digan de mí cierto (https://bit.ly/3qB)”
El Presidente de la República, quien en la imaginación de la IV-T anhela un sitio junto a Madero o Juárez, se arriesga como “tapadera” de un presunto violador, cuya fuerza política le ha permitido –hasta ahora–, evadir cualquier proceso. Pero cada quien arriesga su prestigio como quiere. Lo peor es ese empeño en defender a alguien con argumentos cada vez más febles.
El principal de los pretextos para la escapista defensa verbal, y la renuncia a una revisión sensata de la situación se cae por absurdo: las acusaciones son parte de la metralla electoral. Mentira, ya existían antes de la contienda, la cual ni siquiera ha comenzado. Apenas y han registrado al salaz personaje, cuya discutible fama viene de tiempo pretérito.
Las declaraciones del ex fiscal guerrerense Xavier Olea conocedor del caso, sobre una colaboradora engatusada del periódico de Salgado, a quien amenazaron por hablar, así lo prueban.
Olea ha señalado por qué no se avanzó en la judicialización de las acusaciones: porque el gobernador Héctor Astudillo Flores prefirió allanar el camino de su sucesor, como una fórmula “primorosa” de asegurarse la tranquilidad cuando el toro llegue a Chilpancingo.
Si en los tiempos de Rubén Figueroa, Guerrero llamaba la atención por la rusticidad caciquil del personaje, vamos a ver cómo se presentan ahora las cosas con este Gabino Barrera de segunda edición y manifiesto orgullo por múltiples paternidades sin responsabilidad y el tronco torcido de su longevo árbol.
La explicación de Mario Delgado, gerente de Morena, ha sido objeto también de críticas por todas partes.
Como FSM no ha sido declarado culpable, entonces no se le puede atribuir sospecha alguna. ¿Ni siquiera para investigarlo por la concurrencia de acusaciones, antes de arriesgar el prestigio del partido? Pues no porque Morena no tiene prestigio.
Y menos si todo esto cae en el vacío:
“(SE).-Citlalli Hernández, secretaria general de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), reiteró su postura contra la candidatura de Félix Salgado Macedonio, y –ante los señalamientos de la llamada oposición–, la senadora con licencia publicó el posicionamiento de las “feministas de la 4T”respecto a este tema.
“A través de redes sociales, Hernández Mora compiló una serie de señalamientos contra Salgado Macedonio, precandidato a la gubernatura de Guerrero por Morenay señalado de violación dolosa, para que sea retirado de la contienda electoral que se celebrará este año.
“…De entre las posturas que enumeró, resaltó la carta promovida por Wendy Briceñoy firmada por mujeres del partido, la cual exhortó al partido a defender el derecho a vivir libre de violencia de todo tipo, incluida la violencia sexual; también exaltó la postura de Estefanía Veloz, quien amagó con renunciar a su militancia morenista si Salgado Macedonio se consolida como el candidato legítimo de la contienda; asimismo, el quehacer de la Comisión Nacional de Honor y Justicia(¿?) de Morena fue mencionado en el tema, pues este órgano del partido es el que tiene la facultad interna para retirar al presunto violador de la contienda electoral…”
Pero nada de esto persuadirá el “Gran elector”.
El supremo no se equivoca. Convertir sus designios en la única opción posible, es una característica del poder caciquil en Morena, aunque se reniegue de ese poder en público, mientras se ejerce en privado.