“Hace tres semanas llegamos acá desde Tapachula, y ahora nos quieren regresar otra vez, no, aquí nos quedamos, nos abrieron las puertas de este templo donde hay muchas familias y mientras nos apoye el cura de aquí no nos sacan”

Poco más de 50 elementos del Instituto Nacional de Migración (INM), con apoyo de la policía capitalina, llegaron a bordo de 10 camionetas blancas con el logotipo de la dependencia escoltaron a 12 autobuses que hicieron fila sobre la calle de Londres, cerca de la Plaza Giordano Bruno, en la colonia Juárez de la alcaldía Cuauhtémoc, con el objetivo de que trasladar a los huéspedes de la Pequeña Haití a su nuevo hogar, el albergue de Huixtla, en Chiapas, así como a otras tres estancias de las que no se dieron detalles.

El objetivo del operativo que se llevó a cabo en medio de una ligera lluvia, en la que participaron elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) para evitar posibles desmanes era trasladar a por lo menos 480 personas al albergue de Huixtla. Sin embargo, de los 600 migrantes que ocupaban la Plaza Giordano, menos de 200 aceptaron la propuesta para mudarse al sur del país, pero una mayoría, al menos 500 antillanos, prefirieron resguardarse en sus pequeñas tiendas de campaña que acomodaron en los pasillos que rodean la plaza, mientras que otro grupo, con apoyo del cura de la iglesia de la Rectoría del Sagrado Corazón de Jesús, se refugiaron en el templo con la idea de quedarse en la Ciudad de México hasta conseguir el anhelado documento de tránsito libre por el país o el de asilo como refugiados.

La llovizna dio tregua después de una fuerte lluvia, lo que aprovechó personal de migración para tratar de convencer a los habitantes de la Pequeña Haití que deberían pensar en sus familias y mudarse a un albergue seguro.

“Al lugar al que irán está bajo techo, tiene regaderas para que puedan bañarse y donde sus niños no pasarán frío y tampoco se mojarán con estas lluvias”, eran las propuestas que ofrecían elementos del INM mientras recorrían los pasillos donde se encontraban las tiendas de campaña multicolores que escurrían por el aguacero de las horas recientes.

Algunos haitianos en su muy limitado español preguntaban al personal de migración que si estaba próxima su cita por una solicitud de asilo en la Comar (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados), si también podían irse para luego regresar y les explicaron que si viajaban a la estancia en Chiapas su cita tal vez podría perderse, por lo que les instaron a decidir que sería lo mejor, si viajar al sur del país o quedarse.

En tanto, un grupo de al menos 500 haitianos que integran familias completas con niños y que desde hace varios días se refugian en la Iglesia de la Rectoría del Sagrado Corazón de Jesús, al notar la presencia del personal de migración de inmediato rechazaron todo ofrecimiento de ser llevado a Chiapas.

Evens es un joven haitiano de 33 años que con un escaso español explicó al personal del INM que había entrado a la iglesia para convencerlos de que lo mejor era mudarse al sur del país, que ni él ni su familia dejarían la Ciudad de México hasta no conseguir el permiso de tránsito libre y llegar a Tijuana, donde otros familiares los esperan para poder cruzar a Estados Unidos.

“Hace tres semanas llegamos acá desde Tapachula, y ahora nos quieren regresar otra vez, no, aquí nos quedamos, nos abrieron las puertas de este templo donde hay muchas familias y mientras nos apoye el cura de aquí no nos sacan. En Chiapas no hay atención para nadie, ni una autoridad que te auxilie, acá al menos nos apoyan con alimentos y agua”, señaló.