Otra vez el mantenimiento y otra vez Sheinbaum… ahora con el agua. La fórmula de combardear nubes, más un ritual que algo efectivo
La administración de la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, recibe de nueva cuenta fuertes críticas, esta vez por el agua, uno de los rubros más sensibles de la urbe.
Mientras la temporada de sequía se acerca, la morenista anunció que alistan el bombardeo de nubes para subir los niveles en el Cutzamala, pero lo que le llovió fue un cúmulo de reclamos por la falta de mantenimiento a la red hídrica de la CDMX —en fugas la capital pierde el 40 por ciento del líquido— y por centrar su estrategia en acciones que no tienen base científica.
Especialistas en medio ambiente afirman que el intento superficial para mitigar la sequía se quedará sólo en eso, en tanto no se resuelvan los problemas de fondo y se dé una intervención mayor que solucione un problema que aqueja a los capitalinos año con año.
En todo el mundo se experimenta con la también llamada «siembra de nubes», pero los resultados positivos no han sido confirmados; la Academia Nacional de Ciencias en Estados Unidos no ha encontrado evidencia estadística sobre aumentos significativos de lluvias al utilizar técnicas de siembra o bombardeo y, peor aún, podría haber resultados negativos, pues la Organización Meteorológica Mundial afirma que toda experimentación sobre siembra de nubes debe llevarse a cabo con un registro metódico y a sabiendas de que esparcir yoduro de plata en el ambiente podría conllevar efectos medioambientales indeseados.