Dos maestros de primaria originarios de Chimalhuacán, Estado de México, Jesús Vázquez Negrete y José Antonio Cueto tomaron la iniciativa de participar con juegos, canciones y bailes regionales de México con decenas de niños de la Pequeña Haití en la Plaza Giordano
Jesús Vázquez Negrete y José Antonio Cueto son dos maestros de primaria originarios de Chimalhuacán, Estado de México y llegaron hasta la Pequeña Haití, ubicado en la Plaza Giordano, en la colonia Juárez de la alcaldía Cuauhtémoc, para llevar algo de distracción y entretenimiento a decenas de pequeños haitianos que en su mayoría desconocen cuál es el motivo de haber salido de su país y por qué están peregrinando para llegar a otra nación: Estados Unidos.
Ambos docentes se apoyan con una pequeña bocina y una bolsita con globos y golosinas e invitan a los pequeños caribeños a participar en juegos, canciones y bailes regionales mexicanos.
Con la ilusión reflejada en sus caritas, estos niños haitianos encuentran una momentánea distracción con estos entretenimientos que aunque pasajeros les hacen llevadera y menos tediosa su estancia en esta pequeña plazuela, donde en plena Semana Santa han quedado olvidados por las autoridades de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
Cientos de familias haitianos viven de manera temporal en este lugar en espera de que se resuelva el trámite para obtener un documento de estancia temporal que les permita transitar libremente por el país e incluso conseguir un trabajo en lo que deciden si seguir hasta EU o quedarse en México.
“Olvidamos un poquito las vacaciones para poder convivir con estos hermosos niños de Haití que vienen emigrando desde Chile. Yo creo que ningún niño debería ser emigrante en ningún país, ya que tenemos solo un planeta, un mundo y es de todos”, señaló Jesús Vázquez mientras repartía algunos globos a pequeños que lo rodeaban en espera de que les enseñarán como inflarlos.
¿De dónde nace esta iniciativa para traer un momento de distracción a estos niños?
“Nace por el amor a ser docente, el hecho de ver aquí a estos niños casi como en un encierro en este perímetro fue que nació el venir y compartir un poco de todo lo que sabemos y de lo que tenemos”.
¿Alguna autoridad apoya esta acción que usted y el profesor José Antonio llevan a cabo?
“Ninguna autoridad, venimos por iniciativa propia. Ojalá y que los gobiernos pensarán de otra manera, ya que no debería haber migrantes en ninguna parte del mundo”.
Mientras los dos profesores enseñaban algunos bailes regionales mexicanos a estos pequeños, como el Jarabe Tapatío, las madres de estos pequeños observaban y se contagiaban del entusiasmos de sus hijos al bailar esta melodía que por primera vez escuchaban y que posiblemente la recuerden cada vez que escuchen la palabra solidaridad y México.