Sin una investigación que lo avale, el populista mandatario ya sacó su hipótesis y casi resolvió el caso al señalar, sin pruebas, que el multihomicidio en Salvatierra es por caso de enervantes
Con tal de no aceptar que su absurda estrategia de “Abrazo, no balazos” es fallida y sacada de la manga que no tiene ni un gramo de sentido de lógica, el populista presidente Andrés Manuel López Obrador vuelve a sacar a colación el tema de consumo de drogas, como uno de los factores que desde el punto de vista del mandatario, fue causa del asesinato de 12 jóvenes durante una Posada la madrugada del domingo en la Ex Hacienda de San José, en Salvatierra, Guanajuato.
Obsesionado en buscar responsabilidades de un asunto delicado como es la inseguridad y que el gobierno de la 4T por su incapacidad no ha logrado resolver desde hace cinco años, el populista López Obrador trata de encontrar culpables donde no los hay y achaca al consumo de drogas, de lo que las investigaciones no han arrojado nada, como si eso fuera la causa del más reciente homicidio múltiple perpetrado por hombres armados en una fiesta prenavideña en Guanajuato.
«Guanajuato requiere atención especial. Es un problema estructural de fondo, algo que se dejó crecer por distintas circunstancias. Esa franja es de las zonas con más consumo de droga en el país», estableció López Obrador, quien al parecer no tiene memoria, pues no solo en Guanajuato está el problema de la inseguridad, ya que están los casos de Guerrero, Michoacán, Estado de México, Morelos, San Luis Potosí, Zacatecas, Nuevo León, Chiapas, Veracruz, entre otras entidades afectadas por el crimen organizado que tiene en jaque a la ciudadanía, pero para el populista gobernante de la 4T sólo su mirada está en Guanajuato.
Sin una investigación que los avale, el populista mandatario ya sacó su hipótesis y casi resolvió el caso al señalar, sin pruebas, que el multihomicidio en Salvatierra es por caso de enervantes.
Obsesionado por tratar de hacer ver el consumo de drogas como la causa principal de estos asesinatos y no reconocer que su fallida estrategia de “Abrazos, no balazos” es el hazmerreir no solo de los grupos criminales sino de la mayoría de ciudadanos que no encuentran una lógica a este plan de combate a la inseguridad, López Obrador vuelve a repetir por enésima vez que es necesario analizar las causas del aumento del consumo y también el comercio de estupefacientes.
La respuesta más inmediata que se le ocurrió al populista de Morena es «que se cambie el fiscal (general del estado, Carlos Zamarripa)», quien lleva 13 años en su cargo, y con eso cree que se resolverá el problema. Él mismo señaló que es un problema que se dejó crecer, pero también no reconoce que también él se ha negado a combatir con su absurda estrategia y al no apoya al gobierno opositor panista con más fuerzas del orden.
«Es como si fuese el gobernador, y está apoyado por grupos con mucha incidencia, no es posible ya», apunto, olvidándose que Zacatecas gobernado por el morenista David Monreal también está contra la pared, ya es nuevo gobernador y su incapacidad ha demostrado que no hay un programa de combate al crimen organizado en ninguna parte.
Pero en lugar de mandar al Ejército y a la Marina a poner orden en el país, los prefiere tener de albañiles, administradores de obras como el AIFA, el Tren Maya, Aduanas, Aeropuertos y próximamente también como administradores de redes ferroviarias.
El lamentable asesinato de los 12 jóvenes en una posada en Salvatierra, Guanajuato, deja en evidencia solo que el gobierno populista de López obrador está más preocupado por seguir seis años más en el cargo a través de la prestanombres y cargo de Claudia Sheinbaum, quien no solo no tiene un programa de gobierno establecido, pues ya tiene las órdenes dictadas, sino que también ya tendrá la lista de quienes ocuparán los cargos en el futuro gabinete y sin que ella haya metido una palabra para proponer a algún posible aspirante.