Por: Guillermina Gómora Ordóñez

«Hacer periodismo –en México– es caminar por una línea trazada por los narcos y el gobierno».

Javier Valdez.

En el México bronco, el ejercicio de informar se ha convertido en una profesión de alto riesgo; la pasión de investigar, de contar una historia es, desde hace algunos años, el pasaporte a la muerte.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) confirmó que en el periodo del año 2000 al 6 de mayo de 2017 se han registrado 127 homicidios de periodistas; en lo que va de la actual administración, 34 han sido ejecutados, de los cuales seis han sido este año.

La impunidad y la corrupción nos han dejado en total indefensión, todo se queda en hipótesis y conjeturas. Frases como: “Se agotarán todas las líneas de investigación”; “Se aplicará todo el rigor de la ley”; “No quedará impune el asesinato”, bla bla, bla, no son más que una dinámica perversa para sepultar el expediente. Apuestan al olvido.

En el servicio público no les gusta investigar, la policía se vuelve (¿es?) cómplice de los autores intelectuales o materiales de quienes con balas frenan a los periodistas en México.

De norte a sur y de costa a costa nadie se salva, hay estados que se han ganado la vergonzosa etiqueta de “mortales” por la cantidad de informadores asesinados. Reporteros Sin Fronteras revela que en Veracruz, desde el año 2000 han ejecutado a 19 periodistas, 17 de ellos durante el «sangriento» gobierno de Duarte, además de que cuatro se reportan como desaparecidos.

En 2016, México se ubicó en el tercer lugar mundial de periodistas asesinados, sólo por detrás de Irak y Afganistán, según las cifras presentadas por la Federación Internacional de Periodistas (FIP). Sin embargo, vale la pena destacar que estos países se encuentran bajo el terrorismo y conflictos armados.

Nuestro país, oficialmente no está en guerra, perooo, libra una batalla interna contra el crimen organizado. En este contexto es que los periodistas se convierten en corresponsales de guerra y cada uno está solo en los lugares donde trabaja, nadie sabe en qué esquina o calle lo van a matar.

Se convierten en personas incómodas para los intereses de narcotraficantes, funcionarios, empresarios, políticos o cualquiera que sienta con el derecho de quitarle la vida a otro.

El “Reporte del estado de la libertad de expresión en México” de la CNDH, precisa que del 2005 al 16 de mayo de 2017 se contabilizaron 20 desapariciones de reporteros, mientras que de 2006 al 16 de mayo de 2017 se reportaron 51 atentados a medios de comunicación.

Cifras de terror donde la constante en estos deleznables actos es la ignominiosa mancuerna: corrupción-impunidad y la falta de capacitación e infraestructura en los estados que han fomentado el ataque a los reporteros.

Las estadísticas de la CNDH, documentan que las quejas por agresiones a periodistas en el periodo del 1 de enero de 2010 al 30 de abril de 2017 sumaron 645. Veracruz encabeza la lista de los estados donde más ataques a reporteros se tienen con 20 casos, Oaxaca con 15, Tamaulipas con 14, Guerrero con 14, Chihuahua con 14 y Sinaloa con siete.

Al respecto, Balbina Flores, de «Reporteros Sin Fronteras», advierte: «en estados como Tamaulipas, Veracruz y Guerrero, la situación de censura es impresionante». Los periodistas trabajan con miedo de informar, se autocensuran.

Laboran en situaciones deplorables, por un lado, se enfrentan a violentos cárteles y, por otro, a políticos corruptos; El “Jefe de la plaza”, se convierte en jefe de la redacción. Si preguntan demasiado en casos delicados o concernientes al crimen organizado, llegan las amenazas, las intimidaciones y hasta pueden ser ejecutados.

Como sucedió con Miroslava Breach y Javier Valdez, quien el pasado 25 de marzo, público en su cuenta de Twitter: “A Miroslava la mataron por lengua larga. Que nos maten a todos, si esa es la condena de muerte por reportear este infierno. No al silencio”.

En efecto, no se calla la verdad matando periodistas, por ello rescato el exhorto de la Red de Periodistas del Noreste: “llamamos a los colegas del país y de todo el mundo a que demanden a las autoridades mexicanas por todos los medios a su alcance, que castiguen a   los culpables del cobarde asesinato de Javier Valdez y de todos los colegas asesinados en la administración actual. !No más balas contra periodistas!

guillegmora@hotmail.com

@guillegomora

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