A Frank J. Wilson lo echaron del Ejército de Estados Unidos, en 1919, por sus problemas de la vista. Sus ojos no servían para la guerra, al menos no para una de fusiles y trincheras nocturnas. Pero fueron maravillosos para otras batallas.
Sus ojos jamás se fatigaron si de revisar durante días y días miles de papeles en busca de la omisión acusatoria se trataba: el faltante comprometedor, el dato oculto, la prueba de una evasión, el ocultamiento de un dólar. Durante seis años revisó los papeles de los negocios legales de Alphonse “Caracortada” Capone, y tras husmear en un millón de documentos, encontró la forma de capturar al delincuente; no por asesinato, ni por trata de blancas o contrabando de alcohol; apuestas ilícitas, extorsión, cobro de protección (pago de piso), o pillaje; no, por faltarle al fisco, el único dios sin ateos.
Desde entonces la mejor herramienta para capturar delincuentes de cualquier orden, es la pesquisa fiscal. El cobro de impuestos y la información derivada del origen y el destino del dinero, es la mejor arma de control en el planeta. El fisco es –ya lo han dicho miles de personas–, la única certeza del hombre, además de la muerte.
Pero la investigación fiscal, ahora llamada (al menos en México), Inteligencia Financiera, es un recurso infalible, porque aun cuando se equivoque, logra un clima de miedo generalizado como si todos fuéramos judíos y afuera patrullara la Gestapo. A ese ambiente sordo y pesado, le han llamado algunos “terrorismo fiscal”.
Un sobreviviente de las Torres Gemelas (claro, sobrevivió porque vivía a una cuadra y media), me dijo alguna vez: lo más atemorizante de aquel día (hoy es el aniversario), es la espera inconsciente su repetición. Así les sucede, me han dicho, a las mujeres violadas. No saben si se repetirá el infierno.
Hoy el gobierno mexicano, necesitado con urgencia de dinero para el fomento de sus programas socio-electorales y ´el cumplimiento de todas sus obligaciones internas y externas, ha anunciado el endurecimiento de la supervisión fiscal.
La modalidad evasora de inventar papeles para respaldar gastos jamás hechos y así deducir los montos de contribución, sin merecerlo, es la detección de las empresas llamadas “factureras”, llamadas así porque sólo sirven para expedir facturas falsas.
Aplicada de ese modo la “inteligencia financiera” resulta un mecanismo inherente a la función recaudadora. Usada como cañón para perseguir enemigos, adversarios o malquerientes, ya es otra cosa.
Por eso en los casos de interés político, como –por ejemplo— la “Estafa maestra”, las investigaciones se usan como pruebas de corrupción, además de aportar certeros en las irregularidades delictuosas. “Seguir el dinero”, como mecanismo infalible para llegar a cualquier verdad, es el recurso monopólico real del Estado, superior a su imaginario monopolio del “uso legítimo” de la fuerza.
El Estado, en las definiciones clásicas, puede emitir moneda, cobrar impuestos y sostener un ejército. Hoy ya nada más logra con suprema eficacia las dos primeras cosas, porque a su Ejército cualquier huachicolero lo apedrea y hasta un narcotraficante le derriba un helicóptero. Pero al fisco, nadie lo bombardea.
Por eso es muy interesante la declaración más reciente del fiscal Santiago Nieto cuyas palabras abaten plenamente la insidia soltada hace algunos días cintra el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza a quien se ha querido incluir en la lista de rumores y hasta se le ha resucitado una vieja y nunca operada cuenta bancaria en Andorra, cancelada desde hace varios años.
“No tenemos ninguna investigación contra el gobernador Alfredo del Mazo Maza, déjenme decirles porqué: nosotros hemos requerido información y los datos con los que contábamos en este momento por parte de la Unidad de inteligencia Financiera es que corresponde con lo dicho por el gobernador, es decir se trata de una cuenta que fue abierta y que se cerró en 2013”, señaló Santiago Nieto.
La información agrega:
“(RI).- Luego de que el pasado 18 de julio el periódico español El País publicara que el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, tiene una cuenta bancaria, el político lo desmintió.
“A través de un comunicado, el priista aclaró que se trató de una invitación a participar en una empresa dedicada a la administración de estacionamientos. No obstante, Del Mazo dijo que declinó y la sociedad a la que fue invitada no se llevó a cabo.
“Además, el gobernador del Estado de México aclaró que no aceptó la invitación debido a que se sumó al gabinete del presidente de entonces, Enrique Peña Nieto”.