Rechazó vehementemente las acusaciones de genocidio y violaciones a los derechos humanos, calificándolas de “calumnias escandalosas”

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, adoptó un tono firme y desafiante en su discurso ante el Congreso de Estados Unidos el pasado miércoles. Durante los 52 minutos que duró su intervención, Netanyahu defendió la continuación de la ofensiva militar en Gaza y respondió con vehemencia a las acusaciones de genocidio y violaciones a los derechos humanos que enfrenta su gobierno.

Netanyahu abrió su discurso con una impactante comparación, equiparando el ataque del 7 de octubre de 2023 contra Israel con “veinte 11 de septiembre en un solo día”, considerando la magnitud de la población israelí. Describió con detalle los horrores de los ataques perpetrados por Hamas, mencionando violaciones, decapitaciones y asesinatos de familias completas. Esta narrativa sirvió de preámbulo para justificar la intensificación de los bombardeos y las operaciones militares en Gaza.

El primer ministro desestimó las acusaciones de genocidio y racismo contra Israel, calificándolas de “calumnias escandalosas” y comparándolas con mentiras antisemitas históricas. También rechazó las afirmaciones de la Corte Penal Internacional de que Israel utiliza el hambre como arma de guerra, tildándolas de “absolutamente absurdas”. Netanyahu argumentó que Israel ha permitido la entrada de miles de camiones de ayuda humanitaria en Gaza, aunque esta cifra ha sido cuestionada por la ONU y diversas organizaciones humanitarias.

Netanyahu no escatimó críticas hacia los manifestantes pacifistas y propalestinos, a quienes calificó de “idiotas útiles de Irán” y los acusó de apoyar al “mal” representado por Hamas. En su discurso, sugirió que las protestas antiisraelíes estaban financiadas por Irán, aunque no presentó pruebas concretas para sustentar esta acusación.

El primer ministro expresó su agradecimiento al presidente estadounidense Joe Biden por su apoyo inquebrantable a Israel, refiriéndose a él como “un orgulloso sionista”. También extendió su gratitud al expresidente Donald Trump por sus acciones en favor de Israel, como el reconocimiento de Jerusalén como capital y la implementación de los Acuerdos de Abraham.

Netanyahu reafirmó su compromiso de continuar la guerra en Gaza hasta lograr la “victoria total” sobre Hamas, sin mencionar ningún esfuerzo de negociación para un cese del fuego, a pesar de la presión internacional. Aseguró que Israel no tiene intenciones de reocupar Gaza, pero subrayó la necesidad de mantener el control de la seguridad en la región para evitar futuras amenazas.

El discurso de Netanyahu fue recibido con ovaciones dentro del Congreso, especialmente entre los legisladores republicanos, aunque decenas de demócratas optaron por boicotear su intervención. Fuera del Capitolio, miles de manifestantes protestaron contra su presencia, denunciando los crímenes de guerra en Gaza y la ocupación israelí de Palestina. La jornada de protestas incluyó enfrentamientos con la policía y la quema de al menos una bandera estadounidense.

En su visión para una Gaza postconflicto, Netanyahu abogó por una franja desmilitarizada y desradicalizada, dirigida por una administración civil. Aunque prometió no establecer nuevos asentamientos, insistió en que Israel debe mantener el control de la seguridad en Gaza para garantizar la paz y evitar que se convierta nuevamente en una amenaza.

El discurso de Netanyahu, su cuarto ante el Congreso de Estados Unidos, subraya la complejidad y la polarización en torno al conflicto israelí-palestino, y la determinación del líder israelí de seguir adelante con su estrategia militar en Gaza, pese a la creciente presión internacional para buscar una solución pacífica.