Imposible pedirle adhesiones a la oposición. Dejaría de serlo. Imposible también para el gobierno aceptar todo cuanto los opositores exigen y peor aún, obedecerlos. Entonces quien perdería razón de ser sería él.

A ese equilibrio de posturas se le llama juego democrático. A su ajuste se le conoce como acuerdos políticos y a la forma como se desarrolla, evolución civilizada.

Pero en ambos casos se puede caer en una forma del autoritarismo.

Autócrata quien gobierna en la soledad de sus caprichos o ideas propias, suyas y de nadie más.

Y autoritario, con ánimo de imposición quien  se opone a todo para avanzar en el desplazamiento de quien ocupa el lugar de sus anhelos. Ese es el caso de todos los partidos políticos. Empujar y empujar hasta vencer la resistencia.

Quitar a quien está para ponerse uno en el trono, la silla o el escritorio del poder. Nada, en fin, para asustarse.

Ante los opositores hay varias formas de trato.

Una, aparentar obedecerle. La otra, fomentar imaginarias posiciones contrarias para después vestirse como redentor. Una forma simple de eliminar a un colaborador incómodo es simplemente acordar una campaña en su contra a través del favor de un partido de oposición a cuya postura se sumarán (como los perros de rancho), los ladridos de los incautos.

Todos van a crear una atmósfera de rechazo suficiente para desplazar a quien  ya era incómodo desde el origen.

–No modo, hermano, mira cómo me traen.

La otra es torearlos. Pero quien torea debe culminar la faena.

Hoy vemos muestras de intransigente oportunismo. En la opinión pública, con  profusión de gritos convertidos en débiles pruebas, se han sembrado acusaciones insostenibles.

La ex senadora Arely Gómez ha sido hallada culpable de un delito grave y procesada de forma sumaria en un tribunal cuya sentencia no admite apelación: es culpable de “portación de hermano prohibido”.

¿Su delito?

Tener un  hermano en la alta nómina ejecutiva de Televisa. Y quien  dice Televisa menciona la sulfurosa palabra prohibida con la cual antaño solían las beatas referirse al infierno.

Pero en este caso  lo notable es la gran capacidad de divulgación de las oposiciones las cuales, en este o cualquiera otro caso siempre le ganan la batalla a l gobierno.

Y ahora, cuando la duplicidad  interna de la Comunicación Social en Los Pinos –al menos en la variedad de criterios–, se resuelve con el desplazamiento de David López rumbo a la Cámara de Diputados (el gobierno de Sinaloa es una “bola de humo”), las propuestas presidenciales tanto para la PGR (Arely Gómez) y la Suprema Corte de Justicia, Eduardo Medina Mora, se quedan sin una adecuada presentación, ya no digamos una conveniente defensa.

VERDE

Como si fueran oscuras golondrinas, los partidos rejegos en el Instituto Nacional Electoral (algo más de las oposiciones) regresaron a colgar sus nidos en el tejado del Consejo General y disminuyeron la tensión.  En el camino se cargaron a Alfredo Cristalinas, lo cual es una victoria. Menor, pero victoria al fin.

La pequeña rebelión trajo consigo un segundo efecto, quizá superior al primero: le midieron la testosterona al Consejero Presidente y ya se dieron cuenta: a la hora de la hora le tiemblan las rodillas.

SALINAS

Si la Cámara de Diputados representa a los ciudadanos, más allá de sus oficios, ocupaciones o estatura socio cultural o económica. ¿no tiene derecho Carmen Salinas de representar a su gremio, sus vecinos o sus conocidos?

Jamás se quejaron los actuales llorones cuando el PRD promovió a María Rojo, por ejemplo (hasta su renuncia cuando le negaron la segunda delegación).

Ella sí; “La Corcholata” no.

Por eso otra actitud ante las oposiciones es dejarlas hablar y hablar y hablar, pero no hacerles caso.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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