Mito en antropología no significa necesaria o únicamente mentira socialmente admitida. Significa conjunto de creencias sustantivas sobre las cuales se edifica una cultura. El mito no requiere veracidad, se sostiene arraigado en la creencia colectiva de su revelación admitida a lo largo del tiempo; de su condición indispensable, significativa, identitaria.

Y uno de los grandes mitos de nuestra cultura nacional, reciente, del siglo XX para acá, ha sido, indudablemente la expropiación petrolera, que fue todo menos petrolera porque el recurso natural nunca fue expropiado: ya era un bien nacional inalienable. Lo expropiado fueron las instalaciones industriales. Nada más.

Pero de esa manera se pudo construir la mitología del socialismo cardenista mexicano cuyo experimento abortó con la Segunda Guerra Mundial. aliado de las potencias México ni se podía sostener en la emulación constante de uno sólo de los conferenciantes de Yalta.

La potencia estadunidense (en ambos sentidos), nos unció en el carro de su influencia geopolítica (dominación, sería más preciso) y el estalinismo quedó como la romántica visión de como los soviéticos ganaron la guerra en Stalingrado. Otro mito; ganaron su guerra en el frente oriental, pero en el resto del mundo, y en Japón, especialmente con todo y la consecuente influencia en el Pacífico (hasta las guerras de Corea y Vietnam), todo fue para los americanos.

Bueno.

Pero en cuanto al mito cardenista cuya amplitud abarró la tragedia agraria y la no menos aventurera educación socialista, tuvo el sustento suficiente hasta para dividir, muchos años después, al partido de donde había surgido: Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del general; encabezó la fractura cuyos resultados nos llegan hasta hoy.

De su movimiento democratizador interno surgió el Partido de la Revolución Democrática de su escisión nació el Movimiento de Renovación Nacional, desde donde ahora Andrés Manuel López Obrador (no hay caudillo sin un mito en formación), pone a la serpiente a morderse la cola con una nueva expropiación: la generación eléctrica (su reforma es eso, si no Manuel Bartlett, no tendría materia para hablar de afectaciones sin indemnización).


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No se expropia la electricidad (aunque el mito de López Mateos nos haya dicho, “La luz es nuestra” pues esa no es expropiable. Lo es la capacidad generadora, de distribución y comercialización, incluidos los bienes industriales de quienes creyeron en la posibilidad constitucional perdurable de una cogeneración y la producción para el autoconsumo y ahora se enfrentan a un país cuyas estrofas cantan; dice mi mamá que siempre no….

El nuevo mito está al aire y la propaganda del poder los dice: “la electricidad era tuya; te la vamos a devolver”. Ninguna de las dos cosas es cierta.

Cuando la Reformas Eléctrica fue aprobada, Andrés Manuel. Se reponía de un infarto cuyo relámpago le sobrevino cuando ya levantaba las murallas para cercar el Senado en una más de sus multitudinarias protestas. Si el actual presidente no ha tenido siempre la razón, siempre ha tenido a la multitud para empujar en sentido contrario.

La razón de la masa es olvidarse de las razones de los demás.

Por eso es posible leer estas cosas:

“-…No se va a expropiar la inversión privada; se va a respetar en un nuevo modelo, pero no vamos a reconocer la energía que se está produciendo para violar la ley.

“Reconocemos esa energía, la vamos a tener participando, pero bajo las normas del Estado, ahorita están bajo las normas de ellos, que es el peligro que puede tener cualquier país…son (ES) el sistema que vamos a quitar, porque si siguen vigentes, sigue el sistema. Esos contratos son para subirse a la red y son imposibles de aplicar, no pueden seguir, hay que restablecer el equilibrio de la red…

“Insistió que compañías como Chedraui, Soriana, Oxxo, Telmex, entre otros, han estado involucradas en un esquema en el que, dijo, los mayores beneficiarios son los dueños de centrales de autogeneración y los grandes empresarios del país.

“Hay sistemas democráticos y sistemas oligárquicos”.

Rafael Cardona | El Cristalazo

Author: Rafael Cardona

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