No se trata de la petición de la familia Cassez de boicotear a México y sus exportaciones, sino la amenaza de llevar a las cortes internacionales el montaje de Genaro García Luna. Si no fuera algo tan serio el “affaire” Cassez-Sarkozy-Calderón (no necesariamente en ese orden), estaría a punto de convertirse en tema de vodevil, ese género típicamente francés de enredos y confusiones en los cuales siempre hay una dama presente aun cuando aquí lo macabro sustituye a lo sicalíptico.
Si bien las cosas han llegado a un punto de intransigencia en el cual la cancillería mexicana por primera vez actúa con presteza, certeza y vigor (con la cancelación del Año de México en Francia cuya celebración cultural quería ser convertida en un permanente mitin), hay un signo ominoso en el panorama internacional.
Y para colmo la exhumación de la carta del presidente Calderón a Sarkozy (febrero de 2009) en la cual le ofrece cumplir el tratado de Estrasburgo y devolver a la presa. Más leña en la hoguera.
No se trata de la petición de la familia Cassez de boicotear a México y sus exportaciones o su destino como sitio de anhelo turístico de los galos en busca de peyote (como Artaud); lo cual no es de ninguna forma conveniente, sino la amenaza de llevar a las cortes internacionales el montaje de Genaro García Luna cuya grosera (e innecesaria para fines judiciales) escenificación de la captura de la banda zodiacal es el mayor elemento para asentar la inconformidad de la defensa francesa y sustentar la inicua violación del derecho de su defendida a un debido proceso, garantía fundamental de justicia en cualquier parte del mundo.
Ayer fue difundido (nuevamente) el recurso de Frank Breton (¿será descendiente del padre surrealista?), abogado familiar de los Cassez, quien interpondría una denuncia en contra del jefe de Seguridad Regional de la PFP, Luis Cárdenas Palomino (quien participó en la captura de Florence) y Genaro García Luna, actual secretario de Seguridad Pública y jefe de la AFI en los tiempos de origen de este caso.
Obviamente el montaje no inventa la culpabilidad de la acusada, pero distorsiona de manera total el proceso para su sentencia. Al menos ese es el argumento foráneo, así esta característica teatralizada del asunto haya sido considerada como irrelevante por la justicia mexicana la cual ni siquiera lo consideró como grave a pesar de haber rebajado la pena de FC de 90 a 60 años.
El problema no es si García Luna o Cárdenas Palomino puedan perder una demanda en algún tribunal, el asunto se vuelve perjudicial para México pues les permite a los defensores (incluido el presidente de la V República Francesa, lo cual no es poca cosa, así se trate de Sarkozy, un frívolo imperdonable) soltar por el mundo la imagen de un país donde la justicia se basa en fabricaciones y escenarios televisivos.
Quien monta el foro de una captura para lucirse ante la TV –dicen ellos— también puede “fabricar” (o exagerar) un culpable. Si no existiera este antecedente (de lamentable frecuencia) ni Sarkozy ni los abogados lo podrían usar colmo recurso escandaloso. Pero existe y es una falla notable en el proceso.
Pero como todo es cosa juzgada, los franceses ahora buscarán nuevos escenarios de juicio, favorables a su tesis.
Y en ellos México tiene un riesgo notable: seguir siendo exhibido como un pueblo de salvajes, así Jacques Soustelle haya descrito de tan poética manera la vida cotidiana de los (otros) aztecas.
EMBAJADOR
Dedicado a diversos afanes y convertido –entre otras cosas— en promotor del legado del doctor Gonzalo Río Arronte, un hombre en muchos sentidos excepcional, el ex embajador de México en París (y también ex procurador general de la república) Ignacio Morales Lechuga recibió del cabildo de la angelópolis, la llamada “Cédula Real de la Ciudad de Puebla” nombre de monárquicas reminiscencias para una distinción (republicana) al mérito cívico.
Al recibir esa distinción, Morales Lechuga habló de la clarividencia de don Gonzalo quien ya veía hace muchos años cómo las adicciones crecían y se podían convertir en algo socialmente muy grave, y cómo propuso proyectos para enfrentarlo.
Comentó también el ex procurador cómo el enfrentamiento contra ese problema, desde la otra cara, la del combate al delito por tráfico de sustancias prohibidas y demás formas delictivas asociadas, ha generado al país un desmoralizado clima de violencia nacional y de él dijo:
“No podemos estar satisfechos con la violencia, por más que se nos explique que es el precio necesario a pagar por terminar con los carteles, eso es una quimera. Los estados europeos o el propio Estados Unidos, tan animoso para que México comprara esta guerra, no se han enfrascado en esta lucha sin cabeza y sin cabezas, sólo nos han implicado y dañado a nosotros…”
Y después llevó las cosas a un terreno de análisis político en el cual seguramente sin querer le metió un machucón a Rafael Moreno Valle, gobernador del estado de Puebla cuyos antecedentes partidarios todos conocemos:
“…Yo no creo en muchos de los políticos que no sostienen sus puntos de vista para buscar nuestro mejoramiento y que amanecen en un partido, anochecen en otro y que están enamorados única y exclusivamente del puesto político con el propósito de lograr más poder…”
Hasta donde este columnista recuerda, Moreno Valle derribó la prolongada hegemonía del PRI en Puebla, gracias a una alianza (PAN, PRD, PANAL) después de militar muchos años en el tricolor.