Una de las grandes leyendas del siglo pasado cuyo deterioro comenzó con el gobierno de Ernesto Zedillo y llegó a su culminación con  las torpezas de Vicente Fox y las bravatas de Jorge Castañeda, era el inmenso amor de los cubanos hacia México y la justa correspondencia de este país hacia aquella Revolución iniciada desde nuestro territorio.

La actual y simbólica  reinserción de Cuba en el sistema  hemisférico bien hubiera podido merecer en el prolongado discurso de Raúl Castro de cuya confección no pudo estar ausente su hermano Fidel, una línea de gratitud en la reciente cumbre americana de Panamá, en memoria de  los persistentes esfuerzos mexicanos por el levantamiento del bloqueo y la eterna simpatía (bueno, eso de eterna es retórica), entre ambos pueblos y también entre sus gobiernos.

Pero cuando Raúl Castro enlistó las preocupaciones solidarias de Cuba en relación con América Latina, México no le mereció ni siquiera una mención. Veamos:

“…Venezuela no es ni puede ser una amenaza a la seguridad nacional de una superpotencia como los Estados Unidos. Es positivo que el Presidente norteamericano lo haya reconocido.

“Debo reafirmar todo nuestro apoyo, de manera resuelta y leal, a la hermana República Bolivariana de Venezuela, al gobierno legítimo y a la unión cívico-militar que encabeza el Presidente Nicolás Maduro; al pueblo bolivariano y chavista que lucha por seguir su propio camino y enfrenta intentos de desestabilización y sanciones unilaterales que reclamamos sean levantadas, que la Orden Ejecutiva sea derogada, lo que sería apreciado por nuestra Comunidad como una contribución al diálogo y al entendimiento hemisférico.

“Mantendremos nuestro aliento a los esfuerzos  de la República Argentina para recuperar las Islas Malvinas, las Georgias del Sur y las Sandwich del Sur, y continuaremos respaldando su legítima lucha en defensa de  soberanía financiera.

“Seguiremos apoyando las acciones de la República del Ecuador frente a las empresas transnacionales que provocan daños ecológicos a su territorio…

“…Deseo reconocer la contribución de Brasil, y de la Presidenta Dilma Rousseff, al fortalecimiento de la integración regional y al desarrollo de políticas sociales que trajeron avances y beneficios a amplios sectores populares las cuales, dentro de la ofensiva contra diversos gobiernos de izquierda de la región, se pretende revertir.

“Será invariable nuestro apoyo al pueblo latinoamericano y caribeño de Puerto Rico en su empeño por alcanzar la autodeterminación e independencia…

 “…También continuaremos nuestra contribución al proceso de paz en Colombia.

“Debiéramos todos multiplicar la ayuda a Haití, no sólo mediante asistencia humanitaria, sino con recursos que le permitan su desarrollo…

Como decía el bolero, música en la cual sí hay una fraternidad entrañable entre La Habana y México:

–¿Y qué hiciste del amor que me juraste?

En esta hora de cambios trascendentes, quizá los mayores del último medio siglo,  México simplemente no estuvo presente ni en la memoria, ni en la gratitud, ni en la solidaridad de Cuba.

–¿Se podría creer en las consecuencias de los años como causa de estos olvidos del octogenario Raúl Castro? Difícilmente.

En la Cumbre lograron su finalidad de manera brillante, Sin perder su estilo, ni traicionar sus formas. Revisemos las palabras de Raúl:

“…El 77% de la población cubana nació bajo los rigores que impone el bloqueo. Pero nuestras convicciones patrióticas prevalecieron. La agresión aumentó la resistencia y aceleró el proceso revolucionario. Aquí estamos con la frente en alto y la dignidad intacta…”

¿Y México? Bien, gracias.

CALUMNIA

Calumnia; algo queda, decía Voltaire. Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación le responde a “Proceso”: no tengo propiedad alguna en el DF. Vivo en casa rentada. No confunda lo gordo con lo hinchado.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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