Cobijados por el resplandor de su invulnerable condición de peritos infalibles y sin embargo señalados en sus humanas fallas por una crítica alentada y patrocinada (según dicen de boca propia) por el gobierno cuyos afanes ellos critican y censuran con acrimonia, los expertos internacionales, así modestamente autodenominados, rinden esta noche –al fin– su previsible informe de actividades. Un refrito en toda la extensión de la idea.
Agua de borrajas sobre las laderas del monte recién parido.
No se necesita ser Nostradamus para prever sus dictámenes finales: el gobierno ha mentido en su investigación; la verdad histórica no existe, debimos actuar durante más tiempo, no pudimos por la intransigencia culpígena y la “verdad verdadera”, madre de todas las certezas, no la sabemos ni nos dejarán conocerla.
Pero en todo este manoseo de los hechos de Cocula e Iguala, solamente queda una certeza: la enorme discusión se ha volcado en el tino o la falsedad del sitio donde fueron incinerados los estudiantes secuestrados por los narcotraficantes de los Guerreros Unidos. Ya ni siquiera se puede discutir, a estas alturas, si están vivos o muertos.
Los tres peritajes se han trenzado en especulaciones. Las únicas certezas indiscutibles vienen de Austria y confían la identidad de las cenizas y rastros orgánicos humanos, con ADN de dos de los masacrados. Eso sería suficiente para inferir con una buena dosis de lógica en el igual destino de los restantes. Pero los Forenses Argentinos (con toda su dosis de ideología militante) y los miembros del GIEI, lo niegan rotundamente.
Pero al parecer se trata de prolongar la duda como elemento central para probar no el secuestro y el homicidio múltiple sino la violación de los Derechos Humanos para lo cual es necesario demostrar la desaparición forzosa, imprescriptible hasta en tanto no aparezcan los abducidos (como dicen ahora) o se pruebe fehacientemente la ubicación de sus despojos.
Pero como los criminales son expertos en desaparecer restos humanos mediante la quema, la molienda, la desintegración en químicos (pozole, pues) o la disposición de cuerpos en cavernas, desfiladeros o pudrideros inaccesibles, mucho tiempo podría pasar sin conocer lo ocurrido. Quizá no se llegue a saber jamás.
Pero si se le adjudica la responsabilidad al Estado, entonces se gana un blanco vulnerable. Si no fueron sus fuerzas quienes forzosamente desaparecieron a los mártires de Iguala, entonces es su responsabilidad decirnos quién fue, cómo lo hizo y dónde están las pruebas. Si no lo hace –en el lenguaje de los derechos Humanos–, él es responsable de toda la cadena cuyo último eslabón es la impunidad.
El Estado siempre queda contra la pared. Y como no tiene más presencia visible sino el gobierno, entonces todo recae sobre él.
La insistencia de adjudicarle responsabilidad al Ejército (vulnerable ahora ante las inferencias cítricas generalizadoras por la aparición del célebre video de la disculpa), es un ejemplo de cómo se busca por todos los medios el debilitamiento del Estado por un organismo supranacional.
Obviamente la descalificación inmediata a este tipo de argumentación es simple e instantánea: el nacionalismo trasnochado, la teoría de la conspiración, como si los intereses internacionales desaparecieran cuando quien los advierte los denuncia, como le sucede ahora a la presidenta de Brasil, por ejemplo.
Todas estas tesis eslabonadas y toda esa argumentación prolongada hasta el infinito, con el respaldo de la Organización de los Estados Americanos a través de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (templo de la corrección contemporánea), cumple con un propósito adicional: debilitar al Estado con la plataforma infalible, incontestable, inatacable de los Derechos Humanos, una de las modas de la sociedad globalizada en la cual los acuerdos económicos y políticos están sujetos a cláusulas democráticas siempre y cuando se admita y asuma la democracia como le conviene a los países más poderosos, los organismos financieros internacionales y la “espontaneidad” ciudadana cuya enjundia reemplaza en muchos casos a las instituciones públicas con el pretexto de la participación comunitaria.
La Organización de los Estados Americanos ha sido usada a lo largo del tiempo para muchos fines. Por ejemplo, en el campo de las cultura promoviendo pintores antagónicos al nacionalismo muralista mexicano, mediante la promoción de artistas como Cuevas, Lamm, Tamayo o Syzlo. El curador Gómez Sicre fue el responsable de llevar a cabo esa “guerra suave”.
“Demodé” o no, el bloqueo cubano sigue siendo un hecho, al menos en lo jurídico y las cláusulas democráticas, imposiciones bien vestidas y mejor peinadas, siguen siendo condicionantes para las nuevas relaciones económicas en el mundo dominado por la globalización, novedoso lenguaje para la asimilación y el dominio. No se necesita la llega de Donald Trump a la Casa Blanca.
Antes era la lucha contra el comunismo y su fantasma mundial. Hoy son los Derechos Humanos o la guerra contra el narcotráfico, pero los brazos del poder siempre se envuelven en franciscanos ropajes.
Pero con los visitantes “expertos” o sin ellos, esta batalla ya ha sido perdida por el gobierno mexicano, En este sexenio y en el próximo, excepto si el sucesor de Peña desata una verdadera y no improbable cacería de brujas.
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En Chihuahua se amplía la ventaja de Enrique Serrano (PRI) en la carrera por el gobierno estatal. Tiene, según la Consulta Mitovsky, 31.7. Por ciento de las preferencias del voto entre las personas consultadas (una muestra de mil entrevistas) mientras Javier Corral (PAN-PRD) llega al 22.8 y una indecisión del 22.9. Como siempre el resultado final dependerá de quienes por ahora están indecisos.
Parte de estos números se debe a algo muy notable: Corral se ha desempeñado mediante una agenda “chilanga”. Lleva a sus actos a personajes distantes de la realidad del Estado y parece más un promotor del club de sus amigos y no un decidido intérprete de las necesidades de los chihuahuenses. Ganar una elección con personas ajenas no solo al voto local sino al conocimiento, local (no importa si se apellidan Creel, con toda la reminiscencia porfirista) o se llaman Gerardo Fernández Noroña, no lleva a ninguna parte. Bueno, sí. A la derrota. Son desarraigados ajenos a la realidad de hoy.
Y Serrano es un local, muy local. Por ahí comienzan las diferencias.
Y para colmo Corral inventa cosas, como eso de culpar al gobernador Duarte de haberle prendido fuego al helicóptero en el cual sufrió un accidente has meses. La propia compañía aseguradora desmintió el incendio y explicó el destino final de los restos del aparato.
Quien le dijo eso a Corral, le mintió con toda la lengua.
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Durante la entrega de mil certificados de nivel Primaria y Secundaria a igual número de adultos mayores de 15 años, el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer hizo un reconocimiento al gobernador Alejandro Moreno Cárdenas por tener un compromiso absoluto y fundamental con la educación de Campeche y de todo México, pues los resultados alcanzados colocan a la entidad en los primeros lugares en la implementación de la reforma educativa.
En un evento reciente, con cinco mil personas de los 11 municipios de la entidad, el mandatario campechano Nuño defendió la educación como la solución para el desarrollo nacional, pues a más preparación académica menos delincuencia.
“Con la reforma educativa los mexicanos cuentan con un nuevo modelo de preparación y capacitación”, agregó al significar la importancia que tiene el Programa Especial de Certificación, pues ofrece a quienes concluyen sus estudios nuevas oportunidades para salir adelante y mejorar sus condiciones de vida.