Si fuera necesario cifrar en una sola circunstancia todo el actual clima mexicano, vendría a la cabeza la palabra confusión.
No se sabe si esta condición nacional es producto del desconcierto generalizado producido por la sustitución de las ideologías por las conveniencias, o esto se deba precisamente a la confusa manera como se comportan los actores políticos por inexperiencia, falta de capacidad o simplemente anemia de talento.
Vivimos tiempos de enredo mayor y no parece haber quién meta el manazo sobre la mesa para acallar tantas voces cuya contribución mayor es aumentar el ruido. Ruido, demasiado ruido, cantaba Sabina.
Veamos algunos ejemplos.
Indudablemente la escandalera producida por los desastres pluviales durante el paso de los huracanes del Golfo al Pacífico, es una muestra de la falta de previsión en los límites de las responsabilidades específicas de cada quién. La Comisión Nacional de Agua ha hecho un ridículo memorable. No es de extrañarse en una institución donde el área Comunicación Social es una fantasía, por decir lo menos.
Pero entre ella y los gobiernos estatales; la secretaría de Gobernación y quien quiso meter la cuchara en la tinaja, hubo un vergonzoso intercambio de dimes y diretes relacionados con la oportunidad o suficiencia de los avisos de la catástrofe. Total, nadie avisó correctamente y hubo hasta quienes le achacaron la irresponsabilidad a los medios como si fuéramos el Centro de Huracanes de Miami, al cual –por cierto—tampoco le hicieron el menor caso.
Confusión, eso si hubo.
Hace unos días la noticia estimulante fue la captura de una banda de secuestradores en Guerrero, cuyos jefes operaban desde la Policía Federal Preventiva.
Entre la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República se quisieron poner el terno de luces del éxito. La verdad fue otra: la investigación provino desde el interior de la corporación y fue ordenada directamente por el comisionado Manuel Mondragón quien tiempo ha anunció una política evidente de “Cero tolerancia” ante los corruptos y delincuentes incrustados en la policía.
¿Quién gana con estos enredos? No las instituciones, obviamente.
Y algo similar sucede en la Cámara de Diputados donde el líder de los diputados priistas, Manlio Fabio Beltrones, es el único con autoridad y conocimiento para meter en carril la discusión cuando todo mundo se quiere adjudicar la paternidad de cambiar, matizar, moderar, reorientar o cancelar horrores en la futura reforma hacendaria, en especial de los asuntos fiscales y la defensa de algunos contribuyentes.
Dice el diario:
“Las bancadas de PRI, PAN y PRD en la Cámara de Diputados acordaron “ajustar y corregir” la reforma hacendaria del presidente Enrique Peña Nieto para discutirla y, en su caso, aprobarla la próxima semana.
Así lo reveló el coordinador de los legisladores priistas, Manlio Fabio Beltrones, quien indicó que hay coincidencias en frenar el pago de IVA en colegiaturas y en renta de casas e intereses hipotecarios”.
Lo anterior es una perogrullada y su publicación sólo se explica como consecuencia de la cantidad manos en el puchero.
¿De cuándo a acá es noticia el trabajo parlamentario, en torno una iniciativa, venga de donde venga y sea cual sea su materia? Para eso está la Cámara. ¿O existe para alguna otra cosa? Pues vale la pena insistir cuando los empresarios se quieren meter a legislar y confunde el papel de sus cabilderos con el peso real de los legisladores.
“En conferencia de prensa (Beltrones) enfatizó que el Congreso de la Unión es el único legitimado para modificar las leyes y lamentó que los grupos de interés crean que tienen esta facultad con el único fin de posicionar sus figuras.
“No hay ley o iniciativa de ley que pase por el Legislativo, que no sufra modificaciones con base en la reflexión responsable que hacemos escuchando a todos aquellos de que manera interesada legítimamente, hayan hecho sus comentarios en el Congreso”, advirtió.
-¿Y todo esto por qué?
Por la siembra de la confusión, por el afán de revolver el río para pescar con ganancia. Eso hacen siempre los grupos de presión, presionar, escandalizar. Y los empresarios son especialistas en esa actividad.
En verdad son muchos los problemas derivados de la vocinglería expandida por la insufrible actitud de muchos medios de comunicación en abierta competencia a ver quién mete más desinformación en los programas informativos.
Basta escuchar los “noticieros” (noticiarios) donde la competencia entre incompetentes (quienes preguntas y quienes responden) es verdaderamente escandalosa. Quienes hablan persiguen una finalidad distinta de la información, casi siempre su propia promoción y quienes preguntan no conocen el tema pero disimulan su condición de comparsa. Total, una “comunicación” para sordos. Cada quien lleva el agua a su molino y no hay dios capaz de discernida algo valioso en medio del estruendo.
AMLO
Quien lo iba a decir, Andrés López ya tiene entre sus inspiradores al señor Manuel J. Clouthier cuya campaña para apagar la tele cuando apareciera el noticiario “24 Horas” se asemeja a la actual de boicotear “Televisa” para exorcizar los demonios de la maldad mediática dejándolos en la oscuridad de la negra pantalla.
Hoy el líder convoca a una campaña cuya ridiculez se asemeja a aquella. Y no solo eso, la convocatoria al cambio pacífico y sin odio esta inscrita en letras doradas en el monumento a Clouthier en San Ángel.
Pero aparte del plagio, uno se pregunta, ¿no es esa misma televisora a la cual Don Andrés le dicta líneas de programación y le exige una invitación a discutir en “Tercer grado”? ¿O la convocatoria al apagón se suspende cuando victorioso él rompe el “cerco informativo”?