Hace muchos meses, es mejor decir, hace ya algunos años, estremecido por la lectura de la novela, “La mara” de Rafael Ramírez Heredia, Abraham Zabludovsky me contó sobre su cercana inquietud: incursionar en otro de los campos de la comunicación donde no había tenido oportunidad de probar y demostrar su talento.
–Voy a hacer cine, me dijo.
Hacer cine, después de triunfar rotundamente desde la primera juventud en la televisión, la radio y los medios impresos (diez años de presidir el Consejo Editorial de la revista “Epoca” lo demuestran), resultaba –al menos para mis oídos–, una aventura mayor.
Organizar una producción desde la idea germinal, el libro cinematográfico, el guión, la selección del director; las negociaciones financieras , el “casting”, los permisos, la lluvia interminable, las locaciones, el trajín frenético y después deambular por medio México arreando un circo de locos, es como tener en la cabeza la partitura simultánea de diez óperas y lidiar con cien divas, cada una de las cuales se cree superior a Orson Welles.
En el cine las actrices se sienten estrellas y los carpinteros se sienten actrices. Los técnicos se creen Lumiere y los directores se creen… bueno, no tiene caso decirlo.
Con las naturales pausas de los viajes, mis encuentros frecuentes con AZ tenían dos temas dominantes: la película y sus problemas; y el país y sus disturbios. Hubo un momento en el cual yo ya no sabía cuáles eran más abrumadores.
Finalmente una mañana de hace un par de años, AZ me llamó para invitarme al necesario y simbólico golpe de claqueta, de pizarra, pues. Esa tabla pintada como cebra con la cual se inicia un rodaje y se marcan la escena, la toma, la fecha y todo lo demás. Y ahí estuve, entre cables, actores, luces y cámaras.
Llevaba yo años de no acudir a un set ni a una locación. Hubo un poco de nostalgia. Pero, en fin…
Chiapas para buscar locaciones, los arreglos con los concesionarios del tren para buscar al personaje central, esa máquina llena de dolor llamada “La bestia” por los centroamericanos y finalmente la narración de las penurias e infiernos de quienes buscan en el triste tránsito por México el purgatorio para ir después al infierno de Estados Unidos o a la muerte en Tamaulipas. .
Viajes para acá y para allá. Los Ángeles para igualar el color, México para quien sabe cuántas cosas, Argentina para un festival; Suiza para otro; España… en fin. La película finalmente quedó lista.
Por eso me dio una alegría, casi como cuando un hermano llama alborozado para avisar del nacimiento de su primogénito, recibir en mi correo este boletín de prensa cuyo contenido transcribo alegremente:
“En la 57 Semana Internacional de Cine de Valladolid uno de los festivales de cine de mayor antigüedad y prestigio en España, se estrenará internacionalmente y en competencia «La vida precoz y breve de Sabina Rivas» (conocida en el resto de esta nota como “La película”), una producción del periodista Abraham Zabludovsky a través de la compañía Churchill y Toledo S.A. de C.V.
“La cinta es dirigida por el director Luis Mandoki, y sus protagonistas son el gran Joaquín Cosío, los jóvenes actores venezolanos Greisy Mena y Fernando Moreno, y Angelina Peláez. El filme competirá con cintas de directores tan conocidos como Goran Paskaljevic, Deepa Mehta y Margarethe von Trotta.
“Luis Mandoki dirigió este impactante drama social sobre el paso de los migrantes centroamericanos en la frontera sur de México con Guatemala. La cinta se deriva de la novela “La Mara” del escritor Rafael Ramírez Heredia. Se trata de una superproducción excepcional en el cine mexicano con un presupuesto de 60 millones de pesos.
“Participan también los actores Mario Zaragoza, Dagoberto Gama, Tenoch Huerta, José Sefami, Beto Benites, Nick Chinlund, Tito Vasconcelos, Argel Galindo y Asur Zagada.
“La vida precoz y breve de Sabina Rivas” es una Adaptación Cinematográfica realizada por Diana Cardozo, que cuenta con Damián García en la Dirección de Fotografía, Antonio Muñohierro en el Diseño de Producción y Perla Ciuk como Productora Ejecutiva”.
VUELTA
Las vueltas del tiempo, se llamaba una novela de Agustín Yáñez. Y esas vueltas hoy sorprenden a Arturo Núñez, gobernador electo de Tabasco.
Doce años después de iniciar la dura ascensión hasta llegar al gobierno estatal, Arturo ingresó esta semana al Palacio de Gobierno, para iniciar con Andrés Granier, el actual Ejecutivo estatal, la transición no sólo de un gobierno a otro sino de un partido otro y de un estilo de ser y hacer política a otro.
Núñez Jiménez, trabajó en ese edificio –de 1972 a 1974 como secretario particular del gobernador Mario Trujillo García. Años después ha llegado, rodeado de fotógrafos y reporteros, así como de cientos de trabajadores del Conalep quienes desde hace días protestan en la Plaza de Armas de Villahermosa, exigiendo prestaciones laborales al actual gobierno.
“Este proceso de relevo gubernamental tiene característica adicional, que es el hecho que haya alternancia del partido en el poder y, por lo mismo, además de la entrega-recepción formal del aparato administrativo, que obedece al mandamiento jurídico, también hay que tener diálogo político”, dijo ANJ antes de ver a vierta de par en par la puerta de la oficina del gobernador saliente.