Una de las peores reliquias del fracaso cardenista en materia educativa nacional (cuando se le denominaba obligatoriamente socialista), son las normales rurales cuya mayor aportación al catálogo del pensamiento ha sido la siembra del rencor subsidiado.
Hoy los “normalistas” de Michoacán (normalmente ineptos irredimibles) le prenden fuego al estado, bloquean caminos, cierran planteles, invaden, apedrean y después se dicen víctimas por el pecado del gobierno de incorporar a los planes pedagógicos, más tiempo y más temas de estudio.
A quien se le ocurre en pleno neolítico michoacano sugerirles a los rurales el conocimiento del idioma inglés cuya extensión universal lo hace una herramienta indispensable. ¿Cómo puede alguien incorporar materias de cómputo y tecnología cuando ellos son felices en el primitivismo de su condición campirana.
Pero estos silvestres estudiantes, cuya ocupación no es el estudio sino la calmuda espera del subsidio disfrazado de plaza para prolongar el aprendizaje de la estulticia y la desinformación; la incultura y la molicie, tras una educación tan gratuita como deficiente, son simplemente carne de cañón.
Ya lo ha dicho el gobernador Félix Vallejo, los problemas de intolerancia, ocupación, liberación, quejas por actos represivos y demás elementos de las recurrentes espirales de negociación política de la CNTE, han sido tradición michoacana (y nacional) fomentada por el clientelismo político de gobiernos anteriores. Y de gobiernos presentes, digo yo.
Recordemos lo ocurrido hace apenas unos meses:
“La secretaria de Educación estatal, Teresa Herrera Guido, señaló que se firmó un acuerdo mas no una minuta, como se ha hecho en años anteriores, en el que se establece que se dará respuesta a las peticiones del magisterio con el mismo presupuesto que maneja la dependencia estatal, el cual es del orden de los 17 mil millones de pesos, que se destinarán a infraestructura, programas socioeducativos, asignación de plazas, entre otros, sin que ello signifique entregar recursos extraordinarios a esta fracción sindical”.
Diez y siete mil millones de pesos para educación en Michoacán suenan como dinero tirado a la basura o al subsidio de los malamente llamados “movimientos sociales”.
Quien lo dude debía haber visto cómo era ayer la ciudad de Morelia a ver si podía caminar por cualquier zona: los agitadores cercaron la ciudad auxiliados por sus compañeros de Guerrero y Oaxaca.
En la historia de los regresivos movimientos magisteriales de toda la vida, este de hoy en Michoacán quedará como muestra de la desvergüenza y el cinismo. Llamar al incendio y la pedrea por un intento de fomentar la calidad educativa, es algo verdaderamente monumental. Es un monumento al subdesarrollo.
Por eso quisiéramos ver razón en las palabras del secretario de Educación Pública, el doctor Córdova Villalobos y su rechazo a los chantajes.
Mala noticia, doctor, el gobierno mexicano siempre ha cedido al chantaje. El pudor en el ejercicio pleno del poder, la falta de voluntad para aplicar la ley (es mejor administrar el conflicto) y la enorme capacidad para no rendir cuentas n i cuando se favorece a sí mismo o cuando favorece a otros, lo hacen vulnerable y a fin de cuentas cómplice.
La única forma de no ceder al chantaje es encarcelando a los agitadores. ¿A cuántos? A cuantos sea necesario.
El siguiente paso sería clausurar las normales rurales del país. Su utilidad ha sido absolutamente probada. Si de algo sirvieran, si no fuera como amortiguadores del desempleo y la incultura, habría ciudadanos bien educados. Pero no es así.
MENSAJE
Me escribe, para variar una lectora de Morelia:
“¡Pues tienes razón! Hoy la ciudad quedará sitiada por los normalistas que vienen de otras ciudades. Y se habla de los hechos que son por demás irritantes, indignantes pero aun más cuando se conocen las causas. ¡En contra de la reforma curricular! ¿Por qué estudiar computación e inglés?
¿Por qué un año más? Queremos el papelito rápido y garantízame una plaza bien pagada…”
Y lo peor de todo, el problema se resolverá cuando les den cuanto piden, para verlos pedir más el próximo año.
VERIFICENTROS
Llega muy orondo al club de tenis un caballero a bordo de su rojísimo Ferrari.
¿Y este cuate, cual es su negocio?
–Tiene varios “verificentros” en el estado de México.
Hasta ese día supe cuál es la verdadera utilidad de la verificación vehicular. Darle a ganar dinero a los amigos (o socios).