Hace unos días la televisión de “Milenio” tuvo cambios, lo cual es cosa frecuente en las televisoras. Y en general en los medios.
–¿Viste que quitaron a Puig?, me dijo un diletante con ansias de hallazgo.
“Es necesario exigir una explicación ante estos actos de censura”, desafió como si su ociosa curiosidad pudiera deshacer un entuerto imaginario.
Por razones y fuentes ahora sin importancia yo sabía de las nuevas asignaciones de ese conductor, de sus nuevas horarios, del todo lejanos a teorías de conspiración , censura o intervención de la “Cuarta Transformación”, pero el caso –sin importancia alguna–, sirve para poner un ejemplo de cómo los nuevos modos y estilos en los medios, no solo en la TV comercial, se han convertido en materia noticiosa sin sustancia, a veces simple chismorreo, cuando no deberían importarle a nadie como no fuera a los directamente afectados por los cambios.
Sin embargo donde más observación hay es en los medios públicos.
Para nadie es un secreto el modo como ahora se maneja la agencia de noticias, “Notimex”, la cual sirve lo mismo para promover un disco de la doctora Gutiérrez Müller, como para sacarle las uñas al PRI, reñir contra periodistas fifí o como plataforma para la recientemente desbordada vocación tuitera de Sanjuana Martínez, su directora, cuyo papel tan activo en las redes, demuestra su escasa fe en la importancia de la agencia bajo su dirección, la cual se ha hecho notable en estos meses iniciales de la 4T, no por sus noticias (pocas), sino por sus pleitos, enconos y actividad (muchos) en el ciberespacio.
Este es un ejemplo:
“El artículo ‘El Maltrecho PRI rumbo al exterminio’ de Notimex exhibe mentiras y desacredita la carrera periodística honorable y leal de Carlos Domínguez, afirmó el periodista Carlos Domínguez, hijo del periodista asesinado a puñaladas el 12 de enero de 2018.
“Estoy indignado, me siento humillado y molesto por el documental”, expresó Domínguez en entrevista con Ciro Gómez Leyva para el noticiero “Por la mañana” (lo anterior y lo siguiente ha sido tomado de la página de RF).
“El periodista considera que la agencia de noticias está cometiendo un grave error (al) financiar con el erario un documental para criminalizar a su padre.
“Me parece grave que Notimex haga uso del presupuesto público para generar una tendencia de odio, desacreditación a mi padre, para criminalizarlo, ni siquiera es periodismo libre. Se inclinan a una versión de los homicidas de mi padre”, comentó el periodista.
“Carlos Domínguez exigió a la directora de Notimex, la periodista Sanjuana Martínez, respetar su derecho de réplica, de lo contrario estaría violando el artículo sexto de la Carta Magna.
“Sanjuana me colgó cuando le estaba exponiendo mis inquietudes sobre este documental lleno de mentiras, le exijo que respete mi derecho de réplica, sino sería una violación directa al artículo seis de la Constitución”, añadió.
“Buenos días, @CiroGomezL, el derecho de réplica fue respetado (¿y el contenido?) por supuesto e incluso destacado. La agencia @Notimex ya no es el aparato propagandístico del @PRI_Nacional ni de nadie, es un ente autónomo que respeta la libertad de expresión. Aquí la réplica:https://t.co/kXTAS4q36A https://t.co/7XaigRrUmY
— Sanjuana Martínez (cuenta personal) (@SanjuanaMtz) 20 de mayo de 2019.”
Y mientras “Notimex” se convierte en un cuadrilátero virtual, donde hasta Miguel Ángel Osorio Chong se encarama, “…Esta nota se aleja mucho de lo que es el servicio que debe ofrecer Notimex. Que es del Estado mexicano…”, resulta notable la cantidad de comentarios producidos por la nueva programación de Canal 11: la transmisión íntegra de la conferencia matutina del Presidente y la inclusión de los activistas, simpatizantes, nepotes o jilgueros de la 4T, en los nuevos programas, tal es el caso de John Ackerman (esposo de Irma Eréndira Sandoval, la secretaria de la Función Pública), Sabina Berman o Hernán Gómez quien tiene una fábrica de almíbar cuyo producto le endulza la vida a Álvarez Lima (director de 11TV) quien lagotea así al Señor Presidente, con una programación a su imagen y semejanza.
Los medios “públicos” a cuya definición nadie se atreve con claridad, cuando el público es el menos presente en su funcionamiento –así nos vengan con las zarandajas esas de los códigos de ética y los derechos de las audiencias–, tienen, aunque lo nieguen, una definición y función vigentes, son medios de respaldo y propaganda del gobierno.
Como lo han sido toda la vida. Tampoco han descubierto el hilo negro.