Tasar la cantidad de pobres en el país y confirmar su incremento resulta deshonroso para las administraciones pasadas que nos han gobernado. Se confirma que nada han hecho y sólo han utilizado a estos grupos para fines electorales y como carne de cañón para sus programas populistas. Ahora toca turno al gobierno de Enrique Peña Nieto. Enfrentar el México real y asumir el reto de reducirla, así como evitar que se profundice la brecha entre dos grupos sociales y económicos claramente identificados.

De acuerdo con Javier Guerrero, subsecretario de Desarrollo Social, de Sedesol, en los últimos dos años la pobreza extrema creció en 1.3 millones de personas, “de 2010 a 2012, de 11.7 millones de personas en pobreza extrema, según la estimación de Conapo, tenemos ya 13 millones de pobres extremos”. Además, 93 por ciento de quienes viven en esa condición no tiene acceso a ningún sistema de seguridad social, agregó. Cifras alarmantes que reflejan la falta de atención a estos grupos vulnerables y el fracaso total de los programas de desarrollo para incorporarlos a procesos productivos que les permitan generar riqueza y no depender de proyectos asistencialistas que fomentan el paternalismo.

En pleno siglo XXI, en un mundo global regido por la tecnología, vivimos en un México polarizado. Por una parte tenemos al hombre más rico del mundo, Carlos Slim, y por la otra una pobreza extrema en la zona alta de la montaña de Guerrero, en Oaxaca y Chiapas. En fin, sólo basta mirar a nuestro alrededor para encontrar focos de penuria de diversos tipos. Soluciones pocas. Cada sexenio surgen alternativas mágicas y se denigran las anteriores. Lo cierto es que el pasado 1 de diciembre Enrique Peña recibió un país con 52 millones de pobres, de los cuales 10.4 por ciento se encuentra en una miseria lacerante.

Sin embargo, la miseria no es privativa de las zonas remotas o del campo, la encontramos también en el Distrito Federal, en otras zonas urbanas y fronterizas. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revela que el 46.2 por ciento de la población total tiene ingresos por debajo del mínimo indispensable, lo cual la ubica como vulnerable y con carencias sociales. El autodenominado “Presidente del empleo”, Felipe Calderón, entregó un país con 14 millones de personas trabajando en la informalidad, con más de 2 millones de mexicanos sin empleo y 30 millones sin acceso a prestaciones laborales ni servicios de salud. Un panorama desolador donde se ubican los ninis, jóvenes de entre 15 y 29 años que no estudian ni trabajan y que ascienden a 7 siete millones 820 mil de acuerdo con datos de la, Organización Mundial del Comercio (OCDE).
Hoy la administración de Enrique Peña tiene la oportunidad de demostrar que lo puede y lo quiere hacer. Hasan Tuluy, vicepresidente regional para América Latina del Banco Mundial, ha señalado: «El país tiene una gran oportunidad y no tiene por qué perderla, tiene finanzas públicas sanas, inflación controlada, una banca capitalizada, acuerdos comerciales y una cadena de integración, un bono demográfico. Es el momento de México». Sobre el tema, Stefano Scarpetta, director adjunto de Asuntos Sociales y Empleo de la OCDE, considera urgente elevar la calidad de la educación y de los servicios de salud, y planteó cambiar el modelo de asistencialismo por uno más proactivo, pues “sólo con empleos se puede superar la pobreza, pero deben ser plazas laborales de calidad y con prestaciones”.

En efecto, nuestras autoridades deben desarrollar un modelo transexenal que logre el equilibrio entre el crecimiento y la inclusión social. Rosario Robles, titular de Sedesol, ha señalado: «Es tiempo de acabar con los flagelos de la ignorancia, el hambre y la desigualdad”…“No se puede hablar de igualdad si más de la mitad de la población, que son las mujeres, son objeto de prácticas discriminatorias y, muchas de ellas, víctimas de una violencia que duele, lastima, que genera otras violencias, y que es inaceptable».

Respecto a la política social del presente sexenio, Robles ha dicho que se regirá por tres ejes: garantizar un ingreso, vincular los programas sociales con opciones productivas y emprender acciones para mejorar las condiciones de bienestar, a través de una coordinación interinstitucional y entre los tres niveles de gobierno para evitar duplicidad de programas. Un aspecto relevante es la participación de la Sedesol en el Programa de Prevención del Delito, porque “el combate a la violencia y a la inseguridad en el país sólo será posible a través de políticas preventivas, donde lo social desempeña un papel fundamental… Lo social, como prevención; lo social, como la construcción de un camino de igualdad y de paz. Lo social, justamente, como la herramienta fundamental de un gobierno para lograr una sociedad segura y una sociedad en paz”, afirmó Rosario.

Así es, uno de los grandes retos de México es restaurar el tejido social vulnerado por el crimen organizado y el narcotráfico, que ha creado redes de corrupción amagando a autoridades y ciudadanos. Este cáncer es un problema severo que impacta negativamente el ejercicio correcto del erario para atender las demandas sociales básicas como educación, seguridad, salud, empleo, entre otras. Erradicarlo exige una ética de Estado y una sociedad participativa, vigilante.

Es momento de recapacitar sobre la trascendental importancia de la educación como el principal detonante del país hacia el desarrollo e igualdad social, cultural, económica y productiva. Educación es una palabra con múltiples significados, pero cuya carencia determina fatalmente un pobre o inexistente desarrollo del ser humano y de los pueblos.

Vericuentos

Candidaturas de a millón

Como si no fuera suficiente la desbandada en el PAN, ahora resulta que el Grupo Tlalnepantla, encabezado por el diputado local Ulises Ramírez, se dedica a vender candidaturas en un millón de pesos. Noé Aguilar Tinajero, ex dirigente del panismo mexiquense, y otros 7 ex presidentes denunciaron a sus pares a través de una carta al CEN panista. Exigen castigo para los culpables y no para los denunciantes, como ha sucedido en los últimos 12 años. Ver para creer, los blanquiazules aprendieron rápido.

Exilio FCH

El ex presidente Felipe Calderón inicia hoy su exilio dorado en Boston. Regresa como profesor a la Universidad de Harvard, donde cursó su maestría. Sigue los pasos de su antecesor Ernesto Zedillo; dictará conferencias en escenarios internacionales. La última semana de enero acudirá al Foro Económico de Davos, en Suiza, al cual no asistirá el presidente Enrique Peña. Calderón estará fuera de nuestro país año y medio.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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