Canta Carlos Gardel mientras mira la “Guelaguetza” desde la altura del cerro. En las guitarras lo acompañan Aguilar, Barbieri y Riveroll:
“…los favores recibidos creo habértelos pagado, y si alguna deuda chica sin querer se me ha quedado, en la cuenta del “otario” que “tenés”, se la “cargás…”
Y así, con algunos meses de distancia, Gabino Cué ha saldado una vieja deuda con Jesús Martínez Álvarez quien lo hizo presidente municipal de la capital oaxaqueña (2001-2003) bajo las siglas de Convergencia cuando el hoy secretario general de gobierno en Oaxaca podía hacer política junto a Dante Delgado. Hoy ya no.
Si alguna vez hubo tiempo para pagar un viejo favor, casi diez años más tarde, y de paso resolver un problema, fue ahora. Por eso Gabino Cué, cuyo arranque de gobierno fue empañado por la exigencia de los beligerantes de suprimir de la administración a Irma Piñeiro, su opositora y después “colaboradora”, ha matado dos iguanas con una sola piedra.
Se quita el estorbo y le retribuye a Jesús Martínez Álvarez el favor recibido.
Y mire cómo:
“Tiene (Martínez Álvarez, quien con tantas flores ya parece Jesús del Gran Poder) un gran conocimiento de la problemática del estado que permitirá estrechar la colaboración con el Poder Legislativo para llevar a un buen puerto los grandes temas de la agenda democrática, para seguir enriqueciendo y perfeccionando la relación con el Poder Judicial y los órganos autónomos del estado, así como atender y resolver a través del diálogo y la reconciliación los problemas agrarios y los conflictos políticos que amenazan la paz y la convivencia armónica”. Así habla Gabino de su nuevo “fichaje”.
Nótense los verbos: enriquecer, perfeccionar, atender, resolver, reconciliar… Si Jesús es capaz de todo lo anterior, el gobernador Cué se la puede pasar tomando el sol en Huatulco.
Como todos sabemos en la ficha curricular a JMA destacan estos pasos: presidente municipal de la ciudad de Oaxaca de Juárez, diputado federal, gobernador interino del estado, coordinador general de la Comisión de Festejos del Bicentenario del Inicio de la Independencia y Centenario del Inicio de la Revolución en el Estado de Oaxaca, entre otros cargos importantes, sin olvidar su condición de colaborador de este diario.
VERALONDON
“No permitiremos que en nuestras calles exista una cultura del miedo; la mayoría de los que están en las calles no son manifestantes, son saqueadores, ladrones que cometen delitos. Deben ser detenidos, condenados y encerrados…ha dicho David Cameron, premier británico.
“No permitiremos que nos roben la tranquilidad y dañen nuestra convivencia… seguiremos actuando con firmeza en contra de quienes busquen transgredir o violentar el estado de Derecho, la paz y la armonía que merecemos como sociedad”. Esto lo ha dicho, Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz.
Por lo visto ya los discursos políticos del mundo globalizado se venden en las papelerías…
LIBELO
Libelo es una publicación breve pero también aquella cuya intención es denigrar o infamar. Proviene del latín libellus y la condición difamatoria resulta altamente difícil de probar así como sus consecuencias en la honra, el prestigio o (como se decía antes) el “buen nombre” de alguien.
En el lejano 2004 Alfredo Rivera Flores publicó un libro contra el ex rector de la Universidad Autónoma de Hidalgo, Gerardo Sosa Castelán, llamado “La sosa nostra”, en evidente juego de palabras para compararlo con la mafiosa “Cosa nostra”. El libro denuncia (o asume) la colusión entre el porrismo y el gobierno del estado.
El ofendido se trenzó en una larguísima batalla judicial contra el autor del libro y sus padrinos políticos, y apenas anteayer se llegó al final de la cuestión: el señor Rivera fue sentenciado por la Suprema Corte de Justicia como responsable del delito de daño moral en agravio del ya dicho señor Sosa.
Como quien dice, pasó de la “sosa nostra” a la “Sosa caústica”.
Ahora le pagará la cantidad decidida por la justicia, no por la prensa.
CIUDADELA
El mercado de artesanías de la Ciudadela en esta ciudad es un ejemplo de cómo los “usos y costumbres” tarde o temprano se imponen a la legalidad. Además de un centro de comercio, en La Ciudadela se ha edificado un «condominio» con talleres, una verdadera ciudad en miniatura. Querer ahora, medio siglo después retirar a los comerciantes es además de ilegal, inhumano. Si no son propietarios, son poseedores.
¿Necesita dinero el Senado, dueño del carísimo terreno? Pues lo hubiera ahorrado cuando se puso a construir el elefante blanco del Paseo de la Reforma.