Una de las definiciones más cursis con las cuales la burocracia operadora del turismo nacional quiere impresionar gringos y demás extranjeros, es la clasificación de “Pueblo mágico” para todo lugar con características peculiares, hermosas, atractivas, típicas, tradicionales y cuanto más se quiera, pero donde la magia, como todo lo perteneciente al reino de lo inexistente, tampoco existe.
Es un poco la consagración de aquellas frases de agencia de publicidad incorporadas al lenguaje cotidiano.
Hace años un productor de televisión hizo una serie interminable (para venderle programas carísimos a los gobiernos estatales) con el vacío nombre de “México, magia y encuentro”. La única magia era cómo pasaban de un bolsillo a otro los dineros de la propaganda.
Pero México y los mexicanos, dicen, quienes quieren prolongar los mitos, formamos un pueblo surrealista. Y lo más surrealista (por la forma como una falsedad se arraiga) es el nacimiento mismo de esa leyenda urbano-cultural.
Como todos sabemos, Don Rafael Heliodoro Valle, uno de los grandes talentos de Latinoamérica, entrevistó Breton cuando éste vino a México en 1938 y en esa conversación el gran poeta surrealista definió a éste como el “país surrealista por excelencia”. Pero en un opúsculo editado por la embajada de Francia en México y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en 1996 con motivo de la exposición “André Breton, recuerdo de México”, se dice algo importante:
“Según esa versión, de la que no valdría la pena ocuparse si no estuviese muy difundida, Breton, a falta de español habría hecho un dibujo para solicitar una mesa que utilizaría para dar sus conferencias, y el carpintero, en vez de entender que se trataba de un esbozo en perspectiva, habría producido un mueblo grotesco, idéntico al dibujo, ante lo que Breton habría soltado la famosa frase. De paso cabe subrayar que esta versión es un ejemplo elocuente de la trillada y lamentable identificación que un buen número de personas hace entre surrealismo y absurdo.”
Pero hay cosas absurdas cuya naturalidad y frecuencia las convierten en el espejo de la realidad. O en la “surrealidad” misma.
Por ejemplo, ¿cómo, bajo cual lógica es posible entender la circunstancia de las prisiones mexicanas gobernadas por los propios reos quienes ponen y quitan autoridades y candados; modifican tiempos de estancia o salen a delinquir por órdenes y comisión de las autoridades con las cuales se coluden?
Eso no es ni surrealista ni absurdo. Eso es un desmadre.
Pero en otras cosas caemos en los terrenos del Rey Ubú, el personaje inmortal de Alfred Jarry.
Como todos sabemos en un paraje silvestre de la vieja carretera a Cuernavaca, cerca de donde fueron asesinados Francisco Serrano y una docena de los suyos, un grupo de policías federales acribilló, hasta la fatiga del cañón, una camioneta de la embajada de los Estados Unidos donde convivían sin mayor explicación de sus actividades, dos agentes de la CIA y un marino de la Armada nacional.
Eso ocurrió hace poco más de un mes y hasta la fecha no se sabe nada. Absolutamente nada. Los agredidos, al grito de ya verás, se fueron de México protegidos por el ofendido poderío de su gobierno mientras los mexicanos de arriba a abajo se deshacían en disculpas irrisorias.
Pero de pronto una luz de certeza apareció en el firmamento: videos, imágenes en cuya silenciosa contundencia íbamos a hallar el conocimiento definitivo de las cosas ocurridas en tan malhadada circunstancia.
Sin embargo la venganza del pueblo mágico o el México surrealista o el absurdo cotidiano o la mano del muerto, se presentó ante nuestros pasmados ojos: los videos no se pueden ver ni en Braille. Son “anti-videos”.
–¿Cómo es eso?
Esta columna no lo sabe. Pero, quien lo debería saber, también lo ignora. Esta es una entrevista con la Procuradora General de la República, Marisela Morales, publicada hace unos días. Y es un gracioso monumento al absurdo, al surrealismo y a todo cuanto usted quiera y mande. Menos a la seriedad.
—Más allá del contenido –le preguntan– ¿de dónde se obtuvieron estos videos?
–“Bueno, como saben hay en las casetas y también hay dependencias por ejemplo que también toman videos, está la Comisión Federal de Electricidad y cosas así (¿entonces la CFE es una cosa así?).
—-¿La Marina proporcionó videos, la embajada, la camioneta tenía cámara?
–No, la camioneta no tenía cámaras.
— ¿El marino grabó?
–“No el marino tampoco. Son cámaras más bien de tipo oficial que evidentemente en cada evento que se presenta de esta naturaleza, pues siempre se piden para poderlas analizar (¿las cámaras o los videos?)
—Cuando habla de tipo oficial, ¿de qué dependencias estamos hablando?
–“De Caminos y Puentes Federales (en una trocha fuera de su administración, por cierto), de la Comisión Federal de Electricidad, del Gobierno del Distrito Federal (en Morelos), también de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, las que están en las entradas carreteras (de las otras carreteras).
— ¿Qué tecnología se necesita?
–“A veces ni siquiera podemos saber si existe una tecnología que lo pueda ver (¿y a veces si podemos, señora?); al parecer tampoco va a ser posible ni siquiera en otro país poder visualizar el video (el que visualice el video buen visualizador será), pero no importa porque hay otras pruebas que se están allegando para poder resolver el caso.
— ¿Cuántos han declarado?
—Cerca de 70 personas.
— ¿Los estadunidenses ya declararon?
—Estamos en ese trámite y seguramente en estos días lo harán (sí, en su casa de ellos, en su país de ellos, ante las autoridades de ellos)”.
Como hubiera dicho el inspector Clouseau: Mon Dieu.
Y ya sobre la insólita incursión de rateros (o quién sabe quiénes) a la casa de Collin J. Kilrain, asesor de Barack Obama en materia de terrorismo acreditado en México por la embajada de los Estados Unidos, no tiene caso insistir.
Últimamente ser gringo en México no es seguro. Nada seguro. Les están pasando cosas peores a la venganza de Moctezuma, como contó alguna vez entre quejas y suspiros el ex presidente Jimmy Carter.
Bendito sea Breton, no importa si dijo o no aquella famosa frase.
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Algunos creyeron ver en la presentación de la iniciativa laboral con carácter preferente, un arreglo coyuntural entre el gobierno saliente y el entrante, para garantizar los terciopelos, tules y paños finos de una transición civilizada entre la primera y la tercera fuerzas políticas, pero las recientes explicaciones de Alfonso Navarrete Prida, coordinador del equipo de transición de Enrique Peña Nieto en materia laboral ( y en este caso vocero, como deja muy claro en la entrevista), permiten dudar seriamente de tal arreglo.
Si lo hubo, ya se acabó. Se rompió.
Esto le dijo Navarrete el viernes a “La jornada”:
“El presidente saliente tiene la prerrogativa de enviar iniciativas preferentes. Desde luego hay que verla en su contexto: no es lo mismo una iniciativa a cuatro meses de concluir, con la idea de dejar constancia de una serie de principios ideológicos, que tener la responsabilidad de recibir un gobierno y construir a partir de lo que la Constitución permite.”
O sea, una iniciativa de compromiso partidario frente a una responsabilidad de gobierno. Se rasgaron los tafetanes.
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Si a usted le preocupa el calentamiento global o la suerte de las fuentes de energía alterna para sustituir los recursos tradicionales, fósiles o de geotermia o de cualquiera otra índole, podría asistir del 26 al 28 de noviembre a Copacabana, en Río de Janeiro, para conocer los debates del “Latin America Network Management Solutions Users Group” (Red latinoamericana de soluciones administrativas para grupos de usuarios).
Ahí varias empresas dedicadas a la generación, transmisión y distribución de energía, entre ellas Alston, con fuerte presencia en México, compartirán experiencias y conocimientos para enfrentar los principales desafíos en materia energética para los años por venir.
Alston, por cierto, le compró a Rolls Royce una de sus filiales para obtener energía eléctrica a partir de turbinas marinas de vapor, con lo cual se convierte en líder en la obtención de energía oceánica.
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César Duarte Jáquez cumple dos años al frente del gobierno de Chihuahua. A pesar de los negros augurios de su inicio, Chihuahua no es más el desolado lugar de la inseguridad plena. Según datos reconocidos por el Consejo Nacional de Seguridad Pública, el índice de secuestros se redujo en 51 por ciento; los homicidios dolosos disminuyeron 38 por ciento y los asaltos son 42 por ciento menos.
Esta será la base del balance por presentar mañana en el informe al Congreso de Chihuahua.