Hace algunos meses vi una exposición de pintura realmente maravillosa. Eran las impresiones sobre la violencia y la tortura en los irrepetibles lienzos de Fernando Botero,el inmenso pintor colombiano de volúmenes rotundos y cubicaciones interminables de todas las formas, incluida la figura humana. Todo cabe en un cubo; no en una esfera.
Los cuadros interpretaban la violencia Colombiana en los tiempos de la lucha contra el narcotráfico y también los abusos contra los presos de Abu Grahib cuya tortura documentada recorrió el mundo.
Ahora la documentación de la tortura como algo frecuente en las fases extremas de la lucha contra el delito (y a veces sin necesidad de esto), se nos ha presentado de manera incontestable a los mexicanos y ha generado una respuesta insólita y digna de reconocimiento por parte del Ejército Mexicano cuyo silencio habría sido culposamente cómplice de los hechos ahora condenados desde dentro.
Esta noticia habría sido imposible en otros tiempos. Veamos:
“(La jornada).- Ante 30 mil soldados congregados en la plaza Damián Carmona del Campo Militar número 1, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos Zepeda, afirmó que «quienes actúan como delincuentes no sólo incumplen la ley, sino que no son dignos de pertenecer a las fuerzas armadas»; lo anterior tras ofrecer una disculpa pública a la sociedad por los actos de tortura que cometieron dos miembros del Ejército en contra de una mujer en la comunidad de Ajuchitlán del Progreso, Guerrero, en febrero de 2015.
“Al referirse a las imágenes que aparecen en un video donde dos militares y una agente federal torturan a una mujer, el secretario dijo que «en él se aprecia que malos integrantes de nuestra institución empañan la actuación honorable de miles de mujeres y hombres en uniforme militar». Sin embargo, dijo que se trató de «casos aislados».
Aseguró que «estos sucesos repugnantes, aunque aislados, dañan de manera muy importante nuestra imagen y el prestigio que dignamente hemos ganado en más de 100 años de lealtad».
“En ese contexto, reconoció «el esfuerzo aportado por alrededor de 50 mil compañeros, todos los días, en todo el país, hasta los rincones más apartados, en las sierras, costas, en áreas urbanas y rurales, altamente conflictivas».
“Cienfuegos Zepeda lamentó «la pérdida de vidas de jóvenes militares, también mexicanos con sueños y aspiraciones que fueron truncados, así como de otros lesionados en cumplimiento de su deber, y los que han quedado incapacitados. Pero, sobre todo, de sus familias, destruidas moralmente; ¡también ellas son víctimas de la delincuencia!»
En estas palabras se deben analizar varios puntos. El primero la circunstancia y después la esencia.
Insiste el general Cienfuegos en la indigna y aislada conducta de algunos elementos. No se trata, se debe entender, de una disposición generalizada ni mucho menos de un procedimiento común y aprobado. Quienes torturan son tan delincuentes como aquellos a quienes se ha sorprendido en flagrancia.
Segundo, no va con el honor militar incurrir en estas actitudes y prácticas, pero sí es cosa honorable reconocerlo desde el puesto de mando (el segundo, pues el jefe de todos ellos es el Presidente de la República), reconocer los hechos, ponerlos en conocimiento de la justicia y ofrecer explicaciones y disculpas cuando el caso lo amerita.
Tercero, el señalamiento internacional del relator de las Naciones Unidas fue ampliamente criticado por el gobierno mexicano por su carácter generalizador de esta práctica. ¿Los hechos de Ajuchitán lo confirman? Sí y no. Sí como un hecho demostrado; no como si se tratara de una política de Estado al menos de gobierno como se quiere presentar.
Las palabras del secretario así lo confirman.
PEÑÓFOBOS
En el mundo de la crítica hay un sector opuesto a Enrique Peña Nieto desde tiempos de la campaña electoral. Uno de esos periodistas es Jorge Ramos quien goza de enorme fama en el mundo de habla hispana en los Estados Unidos, ahora aumentada por su oposición a Donald Trump.
Y precisamente delos hechos políticos de ese país, Ramos ha escrito un libro de oportunidad, el cual promueven en los medios mexicanos y complementa con apariciones académicas. Una de ellas en su “alma mater”, la Universidad Iberoamericana.
En su visita a la UIA, Ramos preguntó por el baño donde Peña entró el día dela celada cuya barahúnda dio origen al #todosomos132. Cuando se lo dijeron entró a mirarlo con el interés, dice él, de un antropólogo cuya visión quiere recuperar trozos del pasado.
Está bien como unan figura pero muy mal: no son los antropólogos quienes hurgan en las evidencias del tiempo remoto los signos y símbolos de los hechos; son los arqueólogos.
No son lo mismo la gimnasia y la magnesia.