El Partido de la Revolución Democrática (posesionado de la presidencia de las dos cámaras, por primera vez) parece ahora estar más interesado en resolver los misterios de la sucesión y la convocatoria de Cuauhtémoc Cárdenas.
Una de las más sencillas y rentables órdenes de trabajo en un diario es decirle al fotógrafo comisionado a la Cámara de Diputados; no me hagas fotos de la tribuna o de la presidencia, búscame a quienes bostecen, a quienes se hurguen la nariz o hagan crucigramas, jueguen con el iPad o simplemente se duerman.
Es tan simple como buscar a los policías de Tránsito cuando se guardan el dinero de la mordida. Periodismo simplón, pero efectivo.
Gracias a eso, los legisladores conservan la fama años y años. No trabajan, dicen algunos.
Sin embargo, los integrantes de esta LXII Legislatura viven en los confines del orgullo. ¡Ah!, cómo andan contentos. Y con razón. Ellos son los legisladores de LA REFORMA aun cuando bien podrían decir, de LAS reformas.
Por eso ahora son importantes las reuniones plenarias de los legisladores de todos los partidos en la fase preparatoria del periodo por iniciarse. Dentro de tres días comenzará la obra final de estos padres conscriptos y su inicio quedará marcado por la recepción del Informe Presidencial, cuyo formato, ya lo sabemos, se ha convertido en nada, para terminar en un simple trámite cuyo desahogo podría darse en la Oficialía de Partes. Así degradaron al Poder Legislativo quienes pretendían borrar el presidencialismo.
En lugar de sustituir “El Día del Ejecutivo” (como le llamaron hasta anularlo) por el “Día del Congreso”, los “políticamente correctos” borraron toda posibilidad de abrirse a la rendición de cuentas mediante una comparecencia presidencial exigente y comprometida, y simplemente cambiarion el escenario del aplauso. Así, fuera del marco constitucional, el Ejecutivo lee un mensaje político en sus terrenos (en este caso el Palacio Nacional), ante sus invitados y sin posibilidad de réplica alguna.
Quisieron anular al Ejecutivo y anularon al Legislativo. Jugada errónea.
Pero dentro de las labores de planeación legislativa, destacan algunas señaladas por los partidos. Importante es, sin duda, el anuncio del Partido Acción Nacional de pugnar por la ley para formar la Comisión contra la Corrupción, con lo cual se ofrece el insólito caso de un partido de oposición en franco aliento de una promesa presidencial de Enrique Peña.
El Partido de la Revolución Democrática (posesionado de la presidencia de las dos cámaras, por primera vez) parece ahora estar más interesado en resolver los misterios de la sucesión y la convocatoria de Cuauhtémoc Cárdenas para impulsar la consulta con cuyo resultado desean abatir la reforma energética y los demás asuntos les pasarán de trámite.
El PRI, por su parte, tiene (informa Crónica) seis ejes legislativos para este lapso: fortalecimiento y modernización del campo, energía y protección ambiental (¿como en Sonora?), seguridad y desarrollo social.
Todo esto comprendido en 23 proyectos legislativos, lo cual implica no dormirse, ni en las curules, ni en los laureles.
O como dijo Alí Chumacero, en los años finales de su vida cuando lo colmaban de homenajes, “no me vaya yo a tropezar con ellos”.
Y eso se complemente con la frase del presidente Peña: si para el Legislativo no se ha terminado el trabajo, mucho menos para el Ejecutivo.
rafael.cardona.sandoval@gmail.com