Siempre quieren los antropólogos y los especialistas en fenómenos sociales bautizar los periodos de la historia con los asuntos distintivos de cada momento. O aquellos de los cuales suponen distintivo. Por eso le han dado en llamar a nuestros días “El siglo de las migraciones”, tal si ya hubiera concluido sin nada mejor, o como si los desplazamientos de personas fueran asunto reciente y no la más constante de las conductas humanas durante toda la historia..
“Sólo las piedras se quedan donde nacieron”, decía con ironía un experto en movimientos humanos.
Pero hoy el asunto migratorio es motivo de campañas de odio; rencillas internacionales; aliento para genocidios de distinta proporción o búsqueda de soluciones imposibles como la más reciente y de patente estadunidense, consistente en construir un muro para impedir los flujos de personas.
El problema de la migración es muy simple cuando se habla de ella, pero imposible de resolver cuando se necesita alojar a los caminantes, peregrinos, evadidos o desesperados cuyos pasos los llevan de un continente a otro; de uno a otro mundos, sin hallar la paz en ninguna parte. Ni en el país expulsor, ni en la nación receptora donde tarde o temprano los echarán a patadas.
Y ese es nuestro caso. Somos humanitarios en la teoría de la migración, pero enfrentamos graves dificultades cuando las cosas se presentan ya seas con centroamericanos, asiáticos o más recientemente africanos perdidos en el globo.
Pongo a su consideración dos textos. Uno de ellos es del Presidente Enrique Peña en su viaje a Estados Unidos para la cumbre de la ONU sobre migrantes y el otro de un diario de la ciudad de México, con información proveniente de Tijuana. La realidad y la teoría.
“Hoy más que nunca, los migrantes, su dignidad y su bienestar –dice Peña–, deben estar en el centro del apoyo internacional. La comunidad internacional tiene una excelente oportunidad para hacer frente a los flujos migratorios globales. México, al ser una nación de origen, tránsito, destino y regreso de migrantes, no es ajeno a este problema.
“México es una nación orgullosamente mestiza y multicultural; resultado de una herencia dinámica gracias a las múltiples migraciones a lo largo de su historia. La gran riqueza cultural, económica y social de México, y de otros países, no se puede entender sin los migrantes. Un claro ejemplo de esta situación es la comunidad de origen mexicano que vive en los Estados Unidos.
“Los migrantes mexicanos contribuyen todos los días, con su trabajo, talento y creatividad, a la prosperidad y el desarrollo de ese país. Ellos generan alrededor del 8% del PIB estadounidense y pagan miles de millones de dólares en impuestos cada año, lo que ayuda a solventar los programas de asistencia social a lo largo de los Estados Unidos…
“…Los acuerdos que emanen de esta reunión de las Naciones Unidas deberán estar basados en la cooperación y corresponsabilidad internacional”. Impecable.
Pero por otra parte:
“…Decenas de ciudadanos del continente africano, provenientes de países como Ghana, Guinea y Angola están varados en Tijuana a la espera de refugio en Estados Unidos. A través de distintos medios llegaron a Sudamérica y se enfilaron al norte del continente en un desesperado intento por llegar a la Unión Americana.
“Unos llegaron en avión, otros viajaron en barco y con la ayuda de muchas personas alcanzaron a llegar a Baja California debido a que en sus países de origen solo han encontrado muerte y desolación”.
“Esperan respuesta de las autoridades americanas en las afueras de la Garita de San Ysidro.
“El cónsul de Estados Unidos en Tijuana fue buscado para hablar sobre el tema y al respecto comentó que se tiene que estudiar caso por caso para ver si les pueden ingresar o no a aquel país.
“…Curiosamente este jueves, un reporte publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció que cerca de mil personas murieron en ataques contra hospitales y centros de salud durante los últimos dos años, principalmente en Siria, los territorios palestinos e Irak. Guinea aparece en la estadística de estos trágicos crímenes, junto con Nigeria, El Congo, Somalia, Liberia, Sierra Leona”.
Hoy condenar los abusos contra los migrantes es, además de una obligación ética, un imperativo político. Hacer del combate al extranjero una bandera de redención es una política inhumana y peligrosa. Muy peligrosa.
Aunque viéndolo bien no hay nada es tan frecuentemente humano como comportarse inhumanamente.
VIDAL
Para mañana, cuando el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, acuda al pleno de la Cámara de Diputados para recibir la sopapina previa a la aprobación del presupuesto (lo cual ocurrirá de un modo o de otro), deberá estar dispuesto a escuchar, con buen humor, esta frase feliz del diputado “Moreno”, Vidal Llarenas:
–“Entre el PRI y el PAN, hasta el secretario de Hacienda se prestan.”