El martes se publicó un desplegado de censura a esta dama, quien de manera sesgada y a favor de sus ideas, criticó infundadamente el trabajo legislativo en materia de trata de personas, tema en el cual supone preeminencia, exclusividad y certeza absoluta.
No quisiera esta columna irrespetar a nadie, especialmente a ninguna dama. Pero en algunos casos la frase “vaca sagrada” o “divina garza” les queda mucho a algunas de ellas.
Por ejemplo, con todas las consecuencias ya conocidas, Isabel Miranda de Wallace se convirtió, especialmente por su afinidad con Felipe Calderón y al desastroso ombudsman llamado Raúl Plascencia (su ahijado político), en una persona intocable, inatacable, sin defectos visibles, ni invisibles. Bueno, casi la encarnación de la pureza y la perfección. Premio Nacional de Derechos Humanos y, por poquito, conciencia de la patria.
Cuando una revista combativa y sin ataduras con Acción Nacional (quien la hizo candidata al gobierno de la ciudad para ganar como cinco votos) la exhibió con la foto de su fichaje en la Procuraduría de Justicia de la ciudad de México, por su prepotente pasado de empresaria ambiciosa, poco faltó para el linchamiento de los editores en la calle de Fresas.
—¿Pero cómo se atreve? Dicen algunas famas cuando alguien las contradice.
Hoy, hay otra señora destinada a la canonización civil —según sus promotores políticos y religiosos—, Rosi Orozco, utilizada al igual por Acción Nacional, quien de última hora la quiso hacer senadora de la República. No juntó ni los votos de la otra dama.
Aquella con la letanía del secuestro; ésta con la cartera de la trata de personas. Cada quien su tema, cada quien su habilidad, cada quien su experiencia y su sapiencia.
Pero la señora Orozco, cuya pasado evangélico en la “Casa sobre la Roca” se mezcla con sus otras acciones humanitarias, ha sido quizá el único caso (al menos conocido por este reportero) en el cual institucionalmente el Senado de la República le pone un alto a un particular debido a sus intrigas en contra de una senadora y una acción legislativa.
El martes se publicó un desplegado de censura a esta dama, quien de manera sesgada y a favor de sus ideas, criticó infundadamente el trabajo legislativo en materia de trata de personas, tema en el cual supone preeminencia, exclusividad y certeza absoluta. De ese tema nadie debe hablar; según ella, sino ella. Mucho menos legislar en contra de sus puntos de vista.
Algunos lo refirieron así:
“El Senado de la República expresó su solidaridad con la senadora del PAN, Adriana Dávila Fernández, presidenta de la Comisión contra la Trata de Personas, por las expresiones que han surgido en su contra debido a la aprobación de la ley en la materia.
“El senador Miguel Barbosa Huerta, presidente de la Mesa Directiva, condenó las expresiones intimidatorias difundidas a través de medios y redes sociales contra la legisladora, y subrayó que la Presidencia del Senado estará atenta a que se respete en todo momento el derecho esencial constitucional de todos los senadores y de manera particular, velar por la seguridad e integridad de la legisladora Adriana Dávila”.
DESASTRE
La sustitución de adoquines y tuberías de drenaje y agua potable en Coyoacán era necesaria. Eso nadie lo duda.
Lo imposible es el tacto de elefante del delegado Mauricio Toledo, quien no tuvo mejor idea sino cerrar Centenario-Tres Cruces, la principal vía de acceso al centro coyoacanense, precisamente en temporada navideña de vacaciones, cuando mayor es la afluencia de visitantes y cuando los comerciantes y demás agentes económicos de la zona necesitan más ingresos.
—¿No se podía esperar este señor a los primeros días de enero, cuando ya haya terminado la temporada “alta” del comercio y los abundantes servicios de Coyoacán?
—Dígale algo, me pidió un vecino.
Y yo le dije:
—Dígaselo usted, pero en las urnas, sigan votando por el PRD, ándele, ándele”.
rafael.cardona.sandoval@gmail.com