La esperanza es, aparte de una virtud teologal, junto con la fe y la caridad, el último recurso. Y además de final, casi siempre infecundo.

Recurso para no cerrar la puerta, apagar la luz  o desconectar al enfermo terminal; esperanza de ungüentos para la madre infértil o el matrimonio sin hijos, capaz de comer lagartijas hervidas en pos de una progenie grande o pequeña, para terminar en una clínica de fecundación  artificial. 

Esperanza de una luz de inteligencia para el idiota, como dice en su inmortal cuento, Joseph Conrad, quien antes de la corrección política, así llamaba a los deficientes mentales. 

Esperanza, en fin, de ser mejores cuando la pandemia acabe (si alguna vez acaba), de vernos robustos, fuertes, sabios, buenos y solidarios para siempre, cuando la curva se haya aplanado por debajo del horizonte y quienes debían morir lo hayan hecho en silencio y con  discreción absoluta.

Hace unos días el notable escritor español Javier Marías, publicó en “El país semanal”, un texto notable a contracorriente de la cursilona celebración del humanismo de texto de autoyuda, ese por el cual todos somos buenos y lindos y las desgracias nos hacen mejores. Mentira. 

Las solas cifras de la criminalidad persistente, los asaltos, los abusos, los robos y los asesinatos sin tregua, prueba la falsedad de esta “tradicional” conducta de los mexicanos ( y las mexicanas, dice la cursilería sin llegar al extremo de los “mexicanxs” o “mexican@s”) ante la desgracia. Pero en fin. Cada quien cree en su esperanza, sobre todo cuando esta es una paloma en el fondo del cofre de Pandora, casi siempre vestida de imposible plumaje.  

Quienes han modificado los estilos de sobresalir, aprovechar y defender sus posiciones políticas o culturales con el disfraz del comedimiento y la solidaridad; quienes han tomado por asalto las redes y los espacios de la propaganda (usted sabe quién),   construyen una farsa útil nada más para hacer conciertos a distancia, exhibiciones “culturales”, clases de todo tipo, lecciones a distancia o meditaciones yoguinas o mantener un control sobre la casi siempre ignorante “mayoría silenciosa”.  Lea usted esto:

“…En la desdicha sólo han visto una buena oportunidad para seguir cada cual con su objetivo o su obsesión, y afianzarlos. Menor en comparación con otras, sin duda; pero devorar como termitas en medio de una calamidad no deja de ser una forma de envilecimiento. Y si nada ha cambiado durante, no veo por qué habría de cambiar después…”

Pero ya hasta la red comienza a protestar. La saturación de señales, las proliferación de conversaciones múltiples, el uso indiscriminado de todo el sistema de interconexión hasta para fotografiar el plato con los chilaquiles, ha generado una declinación en la calidad de los servicios, desde hace tiempo. 

PERALTA

Como no es posible seguir esperando los prototipos de los pulmones artificiales  prometidos por la directora del Conacyt, la doctora Álvarez-Buylla, el Grupo Iusa (Carlos Peralta), donó 100 ventiladores respiratorios de la marca holandesa Phillips E30, fabricados en sus plantas en Estados Unidos.

Los industriales holandeses y estadunidenses, neoliberales ellos, inventaron esos artefactos y un empresario notable, los obsequia. ¿Nomás cien? Pues por ahora. Quien no este de acuerdo, puede donar 200. Dice IUSA:

“…Estos ventiladores fueron distribuidos en los estados de México, Puebla, Sinaloa y Ciudad de México donde se requiere reforzar el equipamiento de sus hospitales públicos para hacerle frente de mejor manera a la pandemia en que nos encontramos.

“…En el Estado de México, fueron distribuidos 54 equipos. Los hospitales beneficiados se encuentran en los municipios de Atlacomulco, Ixtlahuaca, San Felipe del Progreso, Toluca, Naucalpan, Atizapán, Cuautitlán, Ecatepec, Nezahualcóyolt, Chimalhuacán y Chalco… 

“…Al estado de Puebla, se canalizaron 20 ventiladores, los cuales benefician a los hospitales de los municipios de Puebla, Cholula, Izúcar de Matamoros y Tehuacán…

Esta pandemia del COVID, como en otras que hemos padecido, ha evidenciado una vez más la gran solidaridad y fraternidad que caracteriza a los mexicanos. 

“Como en ocasiones anteriores, la unidad de esfuerzos y la generosidad nos permitirán remontar esta nueva adversidad. Lo sabemos bien, pues Grupo IUSA ha estado presente antes y lo seguirá estando siempre… “

SEGUNDA OLA

“Así ha ocurrido a través de la donación de viviendas en los estados de Oaxaca, Guerrero y Puebla a la población que ha sido afectada por desastres naturales como huracanes, tormentas y sismos”.

CERTEZA

No yerra ni miente Hugo López Gatell. Esta epidemia no se va a terminar y nos debemos preparar ante la “segunda ola”. Lo demás, son mamilas. 

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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