El llamado de auxilio de Josefina Vásquez (o el segundo episodio del secuestro de su campaña y preludio quizá de algo peor) no se debe como algunos creen –según versiones internas– a los errores y fallas de la candidata, ni a la falta de estrategia, ni a la incertidumbre táctica, ni a la improvisación o a los problemas.
Todo se reduce a las “anécdotas mediáticas.”
Esta categoría política, útil para explicarlo todo, llevarlo al terreno del simplismo y por consecuencia disculpar los yerros de fondo, ha sido incorporada al recetario azul por el especialista en comunicación Juan Ignacio Zavala, ex promotor de la campaña de Ernesto Cordero y hoy convertido, no se sabe por instrucciones de quien o cuales artes, en subordinado de “La jefa”.
Zavala, recientemente incorporado a las filas del josefinismo, ofreció en el programa de Fernanda Tapia (MVS) del lunes pasado, una explicación harto peregrina para desestimar las pifias de la campaña: son consecuencia del proceso interno. Por estar en una lucha interna (al parecer no concluida), Josefina tuvo menos tiempo para prepararse. Los otros, Andrés y Enrique, comenzaron primero.
Pero aun si el factor tiempo fuera suficiente para explicar algo, bien valdría recordar algunos episodios derivados de esta impreparación causada por la premura, los cuales no rindieron el resultado debido. Bueno, ni siquiera se acercaron.
Recordemos el comunicado oficial panista del 28 de agosto:
“El Comité Ejecutivo Nacional del PAN y la candidata a la Presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota, acordaron un conjunto de nombramientos para fortalecer y ESTRECHAR LA COORDINACIÓN ENTRE EL PARTIDO Y LAS CAMPAÑAS FEDERALES Y LOCALES, con el fin de garantizar el triunfo electoral el próximo 1 de julio.
“Así lo dieron a conocer el presidente nacional del CEN del PAN, Gustavo Madero Muñoz; y el coordinador general de la campaña de Josefina Vázquez Mota, Roberto Gil Zuarth”.
Para esta finalidad fueron incorporados al equipo 9 personas de distintos rangos y trayectorias:
Juan Manuel Oliva, Francisco Ramírez Acuña, María Serrano Serrano, Julio Castellanos Ramírez, Mariela Pérez de Tejada, Gloria Luna Ruiz, Guillermo Anaya Llamas, Felipe González y Juan Marcos Gutiérrez.
Eso ocurrió al tenor de la siguiente definición:
“Estos nombramientos SON RESULTADO DEL ÁNIMO DE COLABORACIÓN QUE EXISTE ENTRE LA DIRIGENCIA DEL PARTIDO Y LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL. Tenemos toda la voluntad para alinear todos los recursos humanos y materiales para lograr este triunfo electoral”.
Pero por lo visto esos nombramientos sirvieron para untárselos al queso (o a la quesadilla).
Tanto como para doce días más tarde repetir el experimento pero ahora con una variable de alto contenido político y doctrinario: el camioncito de la señora Vásquez, llamado “Pinabús”, fue rebautizado como “La jefa”.
Ahora el congestionado “Dream Team” ya tiene tantos integrantes como una delegación olímpica (mexicana). El lunes fue anunciado en términos náuticos el nuevo rumbo: un golpe de timón. Henry James le habría dicho, otra vuelta de tuerca.
Pero si algo faltaba para burocratizar la campaña Josefina convoca (o la hacen convocar) a once personas más. Ya llevamos 20 señores y señoras en auxilio de las consecuencias del anecdotario mediático.
Sin embargo este simplismo no combina con el preocupante diagnóstico de la propia candidata:
«Los conflictos internos del partido han consumido energía política que debimos encauzar a arrancar con más fuerza. Perdimos tiempo, nos distrajimos en cuestiones francamente secundarias.
«Hoy inicia la ruta del triunfo. He decidido dar un golpe de timón. LE HE EXIGIDO AL PARTIDO QUE DEJEMOS ATRÁS LOS CONFLICTOS INTERNOS, Y QUE, DE UNA VEZ POR TODAS, NOS PONGAMOS A TRABAJAR juntos por la victoria».
¿Entonces los errores no fueron tales sino consecuencia de los conflictos internos? Y también se valdría preguntar: ¿cuáles fueron los asuntos secundarios en los cuales dispersaron su talento, dedicación y energía?
Por lo pronto la comalada de talentos es de por sí variopinta y cabe suponer en su composición la presencia de adversarios o leales a otra causa.
Estos son los nuevos rescatistas: Gustavo Madero, Ernesto Cordero, Max Cortázar, Germán Martínez, Juan Ignacio Zavala, Luis María Calderón, Juan Manuel Oliva (desde antes), Rogelio Gómez Hermosillo, Gloria Muñoz, Luz Gabriela Cadena, Irma Pía González Luna y Kenia López, además del imprescindible Herminio Rebollo.
E imbuida quizás por la nueva denominación de su rodante jefatura, la señora ha dado un manotazo en el escritorio y severa como una madre superiora (una jefa superiora) ha dicho:
–«Habrá consecuencias inmediatas para quien no asuma su responsabilidad de manera completa. Sólo tenemos tiempo para ganar».
En este sentido este humilde redactor se permite decir, las consecuencias ante la acción o la omisión, siempre ocurren. Cuando se cumple se producen de una manera; cuando no se satisface el deber, de otra.
Pero algo no termina de convencer a algunos. La actitud de la señora. Se le mira disfórica (lo contrario de eufórica) y contrariada; se le advierte un rictus preocupado detrás del ensayo de la sonrisa perpetua; se le marca el cuello; su voz se rasga y su garganta se tensa.
No proyecta una imagen de dichosa confianza. ¿O sí?