Como es su costumbre, Andrés López (sólo por economía de palabras, conste), quien hace apenas unos días anunciaba como un Júpiter tonante la cancelación futura de cualquier alianza u obra política en común con quien no declinara en favor de la maestra Delfina (del fin, ¡ah!), ahora tuerce los timones de su chalupa y con las frases del otro sermón de la Montaña, les da la bienvenida a los hombres y mujeres de buena voluntad (bienaventurados ellos) cuyo sano deseo sea participar con Morena.
Como el Papa Francisco cuando habló de los homosexuales, dijo ¿Quién soy yo para impedirles una u otra cosa? ¿Quién soy yo para juzgar al pueblo? “No somos nadie para estar impidiendo la participación de los ciudadanos; Morena está abierta a mujeres y hombres de buena voluntad,. Bienvenidos de todos los partidos”.
–¿De todos?
Y para arropar una decisión personal de quien hace poco perjuraba no ir con el PRD ni a la esquina –en la esquina de olvido y abandono viven los cambios de opinión–, se anuncia la enésima maniobra: la decisión de un Congreso Nacional tan manipulado y previsible como el anuncio hecho en Tamaulipas, bajo cuya responsabilidad colectiva recaiga la pomposamente llamada “política de alianzas”.
“Vamos a esperar –dijo democráticamente el Gran Timonel–, lo que se va a decidir en el Congreso; no nos adelantemos, porque es una propuesta que se va a hacer al Congreso, que se va a debatir y se va a aprobar o se modifica…”
Y si algunos gritaron ¡Sí, Jesusa!, por no decir, sí Doña Chucha o Doña Chuy, fue simplemente por desconocimiento o respeto extremo. No se mueve en Morena una hoja del árbol ni cae una naranja del árbol, ni se decide nada de nada si previamente no pasa por el cálculo, la imaginación o la autoridad de Andrés, cuyo talento y capacidad de manipulación nadie podría poner en duda hasta estos momentos.
“En el Congreso Nacional se va a poner a consideración el plan que se va a llevar a la práctica con miras a la elección del año, próximo.” Eso significa dos cosas: hay un plan (¿Quién lo ideó?) y cuya práctica, es ya un hecho previsible y alentado.
En fin. Los oídos son para escuchar; los ojos para ver y la mente para pensar. Cada quien su vida.
REALIDAD
La cercan, la acosan, la insultan.
En el centro de todo, con una natural mirada de estupor y nerviosismo, Margarita Calderón escucha los injustos gritos de asesina, asesina, proferidos por quienes le recuerdan el incendio de la guardería de sus parientes (especialmente Marcia Matilde Gómez del Campo, su prima) y entre otras cosas le muestran los duros colmillos de la realidad.
Ya le probaron en San Luis Potosí lo crudo de la lucha política y lo áspero de una campaña presidencial. Los guardias del Estado Mayor Presidencial (son parte de las prerrogativas de la familia ex habitante de Los Pinos), apenas contienen a quienes lanzan denuestos y si tuvieran más cosas a la mano las arrojarían también y le prueban cómo son distintas las percepciones de su equipo y las verdades de la calle.
Así lo cuenta la prensa local (“Regeneración”):
“Un grupo de ciudadanos arruinó el evento de la aspirante a la candidatura presidencial del Partido Acción Nacional (PAN), Margarita Zavala en San Luis Potosí.
“Margarita tenía previsto realizar su primer evento en el centro de las Artes, pero fue cancelado debido a la presencia de manifestantes. También en el Monumento a Salvador Nava, decenas de manifestantes del movimiento navista protestaron contra la esposa de Felipe Calderón.
“Los panistas que preparaban la llegada de la aspirante presidencial intentaron sin éxito desplegarse enfrente de los manifestantes, para que no se vieran las muestras de inconformidad, y así, acompañados por músicos ataviados con playeras patrocinadas por Gatorade, esperaron la llegada de Margarita Zavala, quien se bajó de su camión cuadras más atrás y caminó hasta el monumento.
“Hubo un momento de tensión cuando se acercó a dejar un arreglo floral pero los navistas no la dejaron y la esposa de Felipe Calderón se retiró molesta.
“A su paso, los navistas gritaban “¡ABC no se olvida!”
Pero quien no quiera calor, sálgase de la cocina y si le espantan los fantasmas, no vaya de noche al panteón. Esto apenas empieza y poca utilidad tiene asumir la mustia expresión de indignación sorprendida, entre las dentelladas de la lucha por el poder.