Las palabras papales de hace un par de días, en las cuales el venerable Francisco, pontífice de la cristiandad católica le metió dos zapes por minuto a la prensa de la desinformación, como releeremos más adelante, me hicieron recordar esta anécdota cierta o falsa pero al menos reveladora en los amplios terrenos del humor con una cierta base de realismo.
Un compañero de este oficio se había quedado, como suele suceder con mucha frecuencia, sin empleo. Fue a ver al director de un diario de pelo mediano, como abundan, y le dijo de su necesidad de empleo. El director de la publicación le ofreció una columna.
–¿Una columna?
–Si, yo te dicto los nombres y tu nomás les pones las calumnias.
“Pero si me he referido a las palabras papales justo es reproducirlas, pues ahora a Francisco, el jesuita (inventores estos, por cierto del concepto de “comunicación social»), nos dice lo siguiente:
“…los peores pecados de los medios de comunicación son la calumnia, la difamación, pero sobre todo, la desinformación.
“Francisco recibió hoy a los miembros de la Asociación de radios y televisiones de inspiración católica presentes en Italia y su discurso sirvió también para denunciar cómo a veces los medios tratan ciertos temas «sin el debido respeto por las personas y los valores».
“Sobre los principales y más graves pecados de los medios de comunicación, el Papa explicó que» la calumnia es pecado mortal, pero se puede llegar a conocer la verdad», al igual que con la difamación, se puede finalmente decir que fue «una injusticia» y «pedir perdón por ello».
“El Papa argentino aseguró que el peor de todos es la desinformación, «el decir las cosas a medias», lo que no permite a quien ve la televisión o oye la radio «hacerse un juicio de valor porque no tiene elementos, nadie se los ha dado».
“Jorge Bergoglio instó a las radios y a las televisiones a «transmitir a través del éter la voz que hable a los hombres y a las mujeres que busquen una palabra de esperanza para su vida».
Pero la calumnia punible ha dejado de existir al menos en México. No se si la Italia de Berlusconi también se haya disuelto en el amplio y sencillo terreno de la “falta administrativa” y no del delito. Pero allá, acá y en muchas partes, las mentiras de la prensa, son a veces hasta materia de premio.
La prensa estadunidense, por ejemplo, tan cercana a las devociones de los mexicanos admiradores del New York Times o el Washington Post, por ejemplo, incurre en falsedades como catedrales. NO es posible olvidar los casos ejemplares de Janet Cook (WP) y Jason Blair (NYT) quienes sencillamente inventaron grandes reportajes con los cuales el sobrevaluado premio Pulitzer fue a caer sobre sus cabezas antes de saberse las verdades y escucharse una estruendosa rechifla contra los galardonados y el comité de premiación.
Janet Cook inventó la historia de un niño drogadicto de ocho años o menos y Jason Blair sencillamente le metió literatura sistemáticamente a sus entregas, seguro de ser intocable pues una sanción en contra suya habría sido interpretada como un acoso étnico, pues como la señorita Cook, él es también un notable afroamericano bien educado.
Pero quizá el señalamiento papal no esté del todo completo. Quizá el peor pecado de los medios sea el “sicariato”.
Y eso consiste en algo muy sencillo: alguien “filtra” información perjudicial para otro y el periodista la convierte en “investigación periodística”. Un ejemplo de esto es la “Casa Blanca”. Parte venganza de Marcelo Ebrard contra Enrique Peña.
–¿Quién escribe las columnas antes de quien las firma? A veces no se sabe: otras se conoce de sobra. Años y años hubo personajes como Francisco Galindo Ochoa o Fernando Gutiérrez Barrios quienes desde el poder y su periferia alimentaban las hogueras. Hoy hay de todo.
Como en el poema de Borges, ¿cuál mano detrás del jugador mueve las piezas en este ajedrez de la política y el poder y los medios y las televisoras?, ¿quién consigue los videos, quién los edita, quién los difunde, quien acarrea las varas y los leños a la pira donde todos van a perecer, algún día como Savonarola o Juana de Arco.
Y al mejor relacionado y patrocinado con los pirómanos se le otorgan grandes distinciones profesionales y gremiales. Corre ve y dile, les llamaría una señora pía. Chismosos, les diría alguien más; sicarios de la nota, podría agregar cualquiera.
Y nadie les dirá nada. La cofradía inventó el ”secreto inviolable” de las fuentes de información.
En otras palabras, el círculo intocable se cierra.
Yo no digo quien me lo dijo y si me acosan por decirlo, denuncio el ataque a la libertad de expresión, a un tiempo garantía constitucional y Derecho Humano fundamental.
Absoluta libertad de ejecución frente a un pelotón de fusilamiento ubicuo y relativamente barato.